EL MUNDO › ESTADOS UNIDOS PUEDE HABER GANADO LA PARTIDA POR ANTICIPADO

La matemática del Consejo de Seguridad

 Por Eduardo Febbro

Página/12
en Francia
Desde París

En 1991, Jean Pierre Chevènement, ministro de Defensa del gobierno del presidente socialista François Mitterrand, renunció a su cargo por estar en desacuerdo con la Guerra del Golfo y, sobre todo, con la participación de los militares franceses en ese conflicto. Doce años después y en vísperas de una nueva guerra contra Irak impulsada por Estados Unidos y Gran Bretaña, el presidente conservador Jacques Chirac es, junto a Gerhard Schroeder de Alemania y Vladimir Putin de Rusia, uno de los más fervientes partidarios de una solución pacífica del conflicto. La paradoja que hace que un presidente de derecha esté más a la izquierda que un socialista se agrega a una extensa lista de “irregularidades” que llevan a preguntarse de qué pretexto se servirá Washington para desencadenar su “guerra preventiva”. ¿Acaso será el informe que Hans Blix, el jefe de los inspectores encargados de supervisar el desarme iraquí, presenta hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU? ¿O acaso será una mera cuestión “semántica”? Es decir, la estrecha diferencia entre la “colaboración” a secas de Bagdad con el trabajo de los inspectores y la tan reclamada “colaboración activa” que todo el mundo le exige a Saddam Hussein.
Que la guerra se base en una palabra, “activa”, o en la única voluntad de Londres y Washington, nada permite conjeturar hoy que dos de los cinco actores claves del Consejo de Seguridad de la ONU, Francia y Rusia, acepten la aventura de un conflicto. El canciller francés Dominique de Villepin, cuyo país preside hasta finales de mes el Consejo de Seguridad, reiteró la semana pasada en Nueva York que “hoy nada justifica una intervención armada”. Villepin ahondó la posición de París insistiendo en que una guerra contra Irak sería una “aventura de la que no controlamos ni el desenlace ni las consecuencias”. Esta posición no hace sino continuar la línea de Chirac, quien no cesa de repetir su oposición a una guerra preventiva y de denunciar “la tentación unilateral” de Estados Unidos. Desde el punto de vista de la estricta legalidad, la administración Bush tampoco puede contar con Alemania. Berlín, que es miembro no permanente del Consejo, presidirá esta instancia durante todo febrero y ya adelantó que se opondría por todos los medios a que la ONU avale la guerra contra Irak. En el curso de la más que simbólica conmemoración de los 40 años de tratado del Elíseo por medio del cual Francia y Alemania pactaron la paz, los dos países adoptaron una posición común que apunta a “hacer todo lo posible para evitar la guerra”. A este rechazo frontal y declarado cabe agregarle la amenaza esgrimida por Francia de utilizar su derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
Estos desacuerdos no presumen un vuelco espectacular en el Consejo de Seguridad si el informe Blix revela falencias graves aún no divulgadas. Pero dado la manera en que transcurrieron las inspecciones, nadie piensa que el informe pueda, al menos en lo diplomático, revertir una situación tan marcada. En privado, Francia evoca la posibilidad de utilizar su derecho de veto en el Consejo de Seguridad pero “a condición que no seamos los únicos”. Matemáticamente, la jugada le deja un escaso margen de maniobra a París. Si hay un voto a favor de la guerra, Londres y Washington votarán a favor, China se ha mostrado siempre reacia a utilizar su derecho de veto y Moscú, por encima de las declaraciones de sus dirigentes hostiles a la guerra, tiene prioridades económicas antes que diplomáticas y bajo ninguna condición enturbiaría sus relaciones con la administración Bush. Así, si hay un voto a favor del conflicto, es difícil pensar que París use su derecho de veto y que luego no participe en laguerra. De una u otra forma, el esquema actual tiende a probar que Estados Unidos ha ganado por anticipado. Si el Consejo no vota, Powell ya adelantó que Estados Unidos está dispuesto a asumir solo la guerra. Si el Consejo vota, por razones obvias, todos sus miembros serán protagonistas del conflicto.

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