Jueves, 24 de febrero de 2011 | Hoy
El presidente estadounidense Barack Obama dijo ayer, en sus primeras declaraciones televisadas sobre la crisis libia, que la represión armada y el baño de sangre allí eran “escandalosos”. “El sufrimiento y el baño de sangre es escandaloso e inaceptable”, dijo Obama desde la Casa Blanca. Y siguió: “Y también lo son las amenazas y órdenes de disparar a manifestantes pacíficos y seguir castigando al pueblo de Libia. Esos actos violan las normas internacionales y todos los estándares de la decencia común”. El mandatario lanzó un llamamiento para que cese la represión. “Esta violencia debe terminar. En una situación volátil como ésta, es imperativo que las naciones y la población del mundo hablen en una sola voz y éste es nuestro punto de vista. Como todos los gobiernos, el gobierno libio tiene la responsabilidad de frenar la violencia, permitir que los equipos humanitarios lleguen a los que necesitan ayuda y respetar los derechos de su pueblo. Debe ser responsabilizado por no asumir estas responsabilidades y enfrentar las consecuencias de las continuas violaciones a los derechos humanos”, afirmó. Aunque Obama lanzara ese exhorto para que se respeten las vidas humanas, no pidió directamente la marcha de Khadafi. En su lugar, puso el énfasis en que tendrán que ser los libios quienes decidan su futuro. Con ello, la Casa Blanca quiere evitar posibles acusaciones de injerencia en la región. Durante su intervención, el mandatario estadounidense no mencionó en ningún momento el nombre del líder libio Muammar Khadafi, así como tampoco hizo referencia a las medidas que puede adoptar en contra del país norafricano.
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