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Al fondo, un tanque M1 Abrams norteamericano destruido y abandonado en la autopista 8 en el suburbio Daura de Bagdad. Los que escapan son civiles iraquíes y corresponsales extranjeros invitados a ver por el gobierno iraquí cómo se dañó a las fuerzas norteamericanas. ¿Y de qué escapan? De un avión caza norteamericano que pasó fugaz y a muy baja altura sin lanzar ataque alguno. “¿Qué pasó acá?”, se preguntó Robert Fisk, corresponsal del diario británico The Independent que contó el incidente. “¿Al piloto no le gustó que la prensa merodeara cerca de su tanque maltrecho?” Por el tipo de daños del Abrams, Fisk razonó que el tanque fue atacado por un misil norteamericano ante la posibilidad de que fuera reacondicionado y usado por los iraquíes. “Hay dos lecciones que podemos aprender de todo esto”, dijo. En primer lugar, la misión estadounidense fue un fracaso. Su columna de tanques no “entró” a la ciudad como el comando central norteamericano había dicho al principio. La segunda lección fue para los iraquíes: nunca deberían haber llevado sus camiones y vehículos blindados tan cerca del frente, ya que aunque resistieron, “sus pérdidas fueron cinco a uno respecto de las de los norteamericanos”. Y concluyó Fisk: “A pesar de la fanfarria estadounidense por el ‘éxito’ de la misión abortada, los iraquíes hasta ahora han defendido su territorio en la batalla de Bagdad”.