Jueves, 26 de abril de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL TESTAMENTO NO REVELO NADA
Por Christian Palma
Durante los 17 años que duró la dictadura chilena, no era extraño que cada vez que a Pinochet le diera por hablar llamara a cadena nacional de radio y televisión. El genocida murió hace cinco años y esas ceremonias se pierden en imágenes en blanco y negro. Sin embargo, ayer el fallecido militar volvería a hablar. Lo haría a través de su testamento escrito antes de su muerte en diciembre de 2006 y, como en los viejos tiempos, mucha prensa llegó al Tercer Juzgado Civil de Santiago, lugar donde se abrió el documento con el detalle de la herencia patrimonial del clan.
Pero, también como en los viejos tiempos, Pinochet se encargó de contar el chiste malo de la jornada. Sólo media página anexa tenía el testamento que Pinochet redactó en el 2005 y que modificó el original redactado cinco años antes. La sorpresa fue mayor, pues el documento abierto a petición del Consejo de Defensa del Estado (CDE) sólo contenía el cambio del albacea de su patrimonio, es decir, registraba la modificación de traspasar la administración de sus bienes de Oscar Aitken a la abogada Julia Hormazábal, a quien le encomendó ser su representante.Tras la sorpresa inicial, el abogado del CDE, Alvaro Quintanilla, declaró que el próximo martes el organismo analizará esta situación. Lo más probable sostuvo es que se solicite al tribunal una nueva audiencia para que esta vez se dé curso a la apertura del testamento que Pinochet escribió el año 2000. “Se hizo la apertura del documento ante el notario, luego la magistrada dispuso la apertura del testamento cuyo contenido es el cambio ejecutor testamental o albacea. El Consejo de Defensa del Estado probablemente va a decidir repetir la misma gestión de apertura, en relación con el documento del año 2000, donde están contenidos los herederos”, Quintanilla.
El pasado martes, el ministro en visita Manuel Valderrama, quien investiga el origen de la fortuna del fallecido militar, señaló que tras un peritaje realizado en el marco del caso Riggs (que investiga el enriquecimiento ilícito de Pinochet), se estableció que la fortuna de Pinochet está valuada en 26 millones de dólares. En este documento se suponía que estaría el detalle de la repartición de bienes del dictador, que incluyen numerosas propiedades inmobiliarias y vehículos de lujo.
Sólo el notario Eduardo Avello y dos testigos del documento firmado por Pinochet –en vida en su casa del acomodado sector de la Dehesa en la capital --acudieron a tribunales. Ni familiares ni abogados de la familia llegaron al trámite. “Suponemos que el contenido de ese testamento es dispositivo de bienes, indican los herederos, que es lo que interesa al Consejo”, agregó el abogado del CDE. Según explicó Quintanilla, “las obligaciones en lo civil continúan con los herederos del deudor y aquí hay muchos créditos del fisco de carácter tributario y otros créditos asociados a ilícitos, que generan obligaciones indemnizatorias y restitutorias de bienes al patrimonio fiscal, y ése es el imperativo institucional del servicio: proteger el interés patrimonial del Estado”.
Según ha trascendido, las propiedades de Pinochet son una casa en el exclusivo barrio de Lo Barnechea, un campo en la ciudad costera de Quintero, la casa de El Melocotón (cerca de donde sufrió un atentado en 1986) y departamentos en Reñaca, Iquique, Valparaíso y Vitacura. Todos los inmuebles están embargados en el marco del caso Riggs, que le costó a Pinochet ser desaforado por malversación de caudales públicos provenientes del uso de gastos reservados.
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