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La concesión del Premio Nobel de la Paz 2012 a la Unión Europea (UE) cosechó ayer reacciones de apoyo y críticas. Mientras el propio arco político europeo agradeció el galardón, referentes, representantes y activistas manifestaron su descontento.

Las primeras manifestaciones de disconformidad surgieron de Noruega, país al que pertenece el presidente del Comité del Nobel, Thorbjoern Jagland, que anunció ayer la decisión en Oslo. Noruega se ha resistido a ingresar al organismo de 27 países y a adoptar el euro –la moneda común que circula en 17 Estados– por considerar que se trata de una amenaza a su soberanía. “Me parece absurdo”, dijo Heming Olaussen, líder de la organización que se opone a que este país forme parte de la UE. “En América latina y otras partes del mundo van a ver esto de manera muy diferente de la que tienen en Bruselas. La Unión Europea es un bloque comercial que contribuye a mantener a muchos países en la pobreza”, destacó. En tanto, el presidente checo, Vaclav Klaus, fue el único jefe de Estado del bloque que lo cuestionó y calificó la concesión del premio como “una broma pesada”.

El presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, dijo ayer que algunas situaciones de pobreza en la Unión Europea no eran dignas del Premio Nobel de la Paz y pidió a los líderes europeos promover la integración del bloque. Con un tono crítico hacia las acciones militares del bloque, Ludmila Alexeyeva, activista soviética y rusa que también aspiraba al premio, recordó que algunos países miembro de la Unión Europea combatieron en Irak y en Afganistán.

En cambio, la canciller alemana, Angela Merkel, la más comprometida con sostener las radicales medidas de ajuste en los países en crisis como España, Grecia, Italia y Portugal, consideró al galardón como una decisión maravillosa que respalda su convencimiento de que el euro es más que una moneda. “Es un incentivo y a la vez una obligación de lograr una mayor integración en Europa, también para mí en lo personal”, expresó la líder alemana en un comunicado.

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, consideró que el galardón sirve de estímulo para avanzar en la unión política, económica y monetaria europea. Para el presidente francés, François Hollande, se trata de un inmenso honor que obliga a los líderes europeos a perseguir una Europa más unida, justa, fuerte y que proteja la paz.

En sintonía, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, consideró al galardón como un gran honor y destacó que con este premio la comunidad internacional pide a los europeos que mantengan el proyecto, pese a las tensiones provocadas por la crisis. “El Comité del Premio Nobel de la Paz, y de hecho la comunidad internacional, están enviando un mensaje muy importante a Europa: que la UE es algo muy valioso que debemos conservar por el bien de los europeos y también por el bien de todo el mundo”, subrayó. Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, justificó el premio. “Es el reconocimiento más fuerte posible de los profundos motivos políticos que están detrás de nuestra Unión”, informó. Fue Estados Unidos el que destacó los “excepcionales logros” de la alianza en relación con la paz desde la Segunda Guerra Mundial. “Si se mira atrás y se ve lo que ocurrió en Europa en los últimos 60 años, es un logro excepcional”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, a la prensa.

Sin embargo...