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El presidente Juan Manuel Santos buscará pasar a la historia como el líder que logró la paz con la guerrilla tras cinco décadas de conflicto armado, si se acuerdan los diálogos de paz que su gobierno inició con las FARC y que está por instalar con el ELN. Neoliberal en materia económica, Santos hizo la gran apuesta política de su carrera en la búsqueda de la paz, aunque un gran número de colombianos se manifiesta insatisfecho con su gestión en temas como salud, educación y seguridad. Estos temas empañaron una elección que creía ganada cuando anunció a mediados de 2012 las negociaciones con las FARC –Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–, que aspiraba a cerrarlas antes de estos comicios.

Santos llegó a la presidencia en 2010 con el respaldo vital de su antecesor, el ultraderechista Alvaro Uribe, de quien fue ministro de Defensa, pero apenas instalado en el Palacio Nariño dio un golpe de timón y pasó de halcón a componer relaciones con Venezuela y Ecuador y, en secreto, a buscar negociar con las dos guerrillas que actúan desde 1964. Como titular de Defensa impulsó duros golpes a las FARC hasta descabezar su dirección e hizo frente al escándalo de los “falsos positivos”, como se conocieron las ejecuciones extrajudiciales realizadas por el ejército, que mató a miles de civiles y los hizo pasar por guerrilleros para presentarlos como éxitos militares.

Santos, bogotano de 62 años, proviene de una familia de tradición política porque su abuelo, Eduardo Santos, fue presidente de 1938 a 1942 por el Partido Liberal y su acaudalada familia, antigua dueña del diario El Tiempo, siempre estuvo vinculada al poder. Estudió Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Kansas, Estados Unidos, y obtuvo un Máster en Administración Pública de la Universidad de Harvard, pero en su juventud el mandato familiar lo acercó al periodismo y ocupó el cargo de subdirector de El Tiempo.

Ya en la vida política, en 1991 fue designado por el liberal César Gaviria como ministro de Comercio Exterior e impulsó acuerdos comerciales con distintos países, y durante el gobierno del conservador Andrés Pastrana (1998-2002) encabezó el Ministerio de Hacienda, en plena crisis económica.

En 1994 creó la Fundación Buen Gobierno con el objetivo de abrir un espacio de debate para encontrar una línea intermedia en términos políticos y económicos entre el capitalismo y el socialismo. Así, Santos empezó a defender la tesis de la denominada tercera vía, y escribió con el ex premier británico Tony Blair La Tercera Vía: una alternativa para Colombia, en 1999. En 2004 se apartó del liberalismo para respaldar a Uribe y se sumó al Partido de la U, la fuerza que ganó las elecciones en 2006 y 2010, al que hoy sigue perteneciendo.

Asumió la Jefatura del Estado el 7 de agosto de 2010, cuando aseguró que tenía “la llave de la paz” y que la usaría cuando se dieran las condiciones. Dos años después, en 2012, hicieron públicos los diálogos secretos con las FARC para establecer un plan de negociaciones de paz, que sigue en marcha en La Habana. En octubre de 2012, informó a la población que se le había detectado un cáncer de próstata, del que fue operado con éxito.

A la par de la recomposición de relaciones con Venezuela y Ecuador, Santos congeló un convenio militar con Estados Unidos por el que se iba a poner a disposición de ese país siete bases militares. No obstante, cerró el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el gobierno de Barack Obama y lo celebró durante la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias. Entre sus iniciativas más destacadas está la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que rubricó en 2011 junto al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el Marco Jurídico para la Paz, base legal para estructurar el postconflicto, que será largo y complejo en un país con desigualdades históricas.