EL MUNDO › LA BATALLA POR LA OPINIóN PúBLICA LOCAL E INTERNACIONAL

Ambos bandos buscan desgastar al enemigo

“No tengo miedo a morir”, dice el palestino Rashid al Haddad, de 45 años, en su cama en el hospital de Shifa, en Gaza. "Pero todos mis sentidos están puestos en cómo puedo proteger a mis hijos de estos imprevisibles ataques aéreos", añade. "En estos momentos en Gaza no puedes estar seguro en ninguna parte." Al Haddad resultó herido de gravedad en la noche del sábado al domingo, cuando volvía de la mezquita situada en el barrio de Al Tuffa y cayó una bomba israelí en la cercana vivienda privada del jefe de la policía, Taisir al Bach. Al menos diecisiete personas, la mayoría familiares de Al Bach, murieron, entre ellas tres mujeres y cinco hijos. El jefe de la policía de Gaza sobrevivió, pero resultó gravemente herido.

Los jefes militares de Hamas, los objetivos que más querría alcanzar Israel, pasaron a la clandestinidad tardíamente, cuando brotó la última ola de violencia, hace ocho días. Se cree que están escondidos en bunkers de comando situados bajo tierra y por el momento no parecen al alcance de Israel. Pero tras el fracaso de un alto el fuego anunciado unilateralmente por Israel el martes, las fuerzas aéreas comenzaron a bombardear durante la noche viviendas privadas, como la del funcionario de Hamas Mahmud Sahar, considerado un incitador; el ministro del Interior de Gaza, Fathi Hammad; la diputada Yamila al Shanti o el asesor político Bassem Naim, que trabaja para el líder de Hamas, Ismail Haniya.

Los políticos afectados no estaban en casa en el momento de los ataques y al parecer tampoco sus familiares, sin que esté claro si habían sido avisados con anterioridad para evitar un baño de sangre como el que se produjo durante el ataque a la vivienda del comandante de la policía, Al Bach.

Tras ocho días de conflicto, Hamas no parece aún dispuesto a un alto el fuego. La breve tregua del martes se basaba en una propuesta de Egipto que no consideraba los objetivos de los islamistas, entre ellos la apertura permanente del paso fronterizo de Rafah, entre la Franja y Egipto. Hamas tiene aún mucho tiempo, escribe el analista israelí Avi Issasharoff, en el diaro online timesofisrael. "Cree que la opinión pública internacional se volverá contra Israel cuantos más muertos civiles haya en Gaza." También espera desgastar a la opinión pública israelí, sometida al sonido constante de las alarmas por cohetes, y en el caso de una eventual operación terrestre en Gaza que deje muertos en el ejército israelí, sostiene el analista. El gobierno israelí quizás espera, por su parte, que la destrucción de viviendas desgaste a la cúpula de Hamas, que mientras tanto continúa respondiendo de forma arrogante. Los ataques muestran "el estado de confusión del gobierno israelí y del ejército al no lograr doblegar la resistencia armadas palestina", señala la organización en un comunicado.

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Un familiar de los niños muertos llora en la morgue.
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