EL MUNDO
La reforma de espionaje en el cajón
Por David Usborne *
Desde Nueva York
El impulso para reformar el aparato de inteligencia norteamericano fue abruptamente detenido el fin de semana, luego de que los republicanos más conservadores en el Congreso retiraron su respaldo, dando una bofetada en la cara al presidente George W. Bush, que había abogado fuertemente por los cambios.
La rebelión habría cajoneado una moción para implementar las recomendaciones de la comisión investigadora de los atentados del 11 de septiembre de 2001, para crear un zar de la inteligencia, con status de gabinete, que vigilaría todas las agencias de inteligencia. Hacia el viernes, el presidente Bush exhortaba a los republicanos que se oponían al proyecto de ley para que lo apoyasen. Cuando quedó claro que no lo harían, el líder de la Casa Blanca, Dennis Hastert, dijo que ningún voto sería tomado en cuenta.
El fracaso resulta crítico, porque la temporada parlamentaria ha llegado a su fin tras las elecciones. Hastert quizá llame a los congresales a intentarlo nuevamente en diciembre. En caso contrario, en la próxima temporada parlamentaria se comenzará nuevamente todo el proceso.
Varios conservadores prominentes argumentaron que el nuevo director de inteligencia habría truncado la habilidad del Pentágono de controlar el flujo de información de inteligencia desde y hacia el campo de batalla, y que había caído la magnitud de la provisión de fondos para contener la inmigración ilegal. El comité directivo de Familias de Víctimas del 11 de septiembre, que representa a los familiares de los que murieron en los atentados, dijo que los republicanos estaban “llevando a cabo una agenda contraria a los deseos expresos del presidente Bush y el vicepresidente Dick Cheney”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.