Andrés Manuel López Obrador desconoció anoche a Felipe Calderón como presidente electo de México y llamó a construir un gobierno “que cuente con la legitimidad necesaria para refundar la república y restablecer el orden constitucional”. Minutos después, Felipe Calderón se vanaglorió de “nuestro triunfo, ganado a pulso”, aunque dijo entender que “la pluralidad es el mandato de las urnas”, y ofreció su disposición al diálogo con sus adversarios. “Podemos pensar diferente, pero no somos enemigos”, dijo el dirigente.

López Obrador pasó todo el día reunido con dirigentes y legisladores de su partido y de la coalición, y no fue sino hasta la noche que se dirigió a decenas de miles de seguidores que se reunieron en el Zócalo capitalino para escucharlo bajo una tenaz lluvia. Ahí, el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos calificó a Calderón como “presidente ilegítimo, espurio y pelele”, y sin medias tintas dijo: “Expreso mi decisión de rechazar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y desconozco a quien pretende ostentarse como titular del Poder Ejecutivo federal sin tener una representación legítima ni democrática”.

López Obrador acusó a los jueces de no estar a la altura para actuar como hombres libres a la hora de emitir su fallo. “Los magistrados del Tribunal Electoral se sometieron. No tuvieron el arrojo, la dignidad, el orgullo de actuar como hombres libres y actuaron por convalidar el fraude electoral”, aseguró ante sus indignados seguidores.

También cerró las puertas del diálogo, al advertir que “no va a ser fácil que busquen la cooptación ni la compra de los dirigentes disfrazada de negociación”. En esto coincidió el vocero del PRD, Gerardo Fernández Noroña, quien reiteró que el único pacto posible con el oficialismo es “la renuncia de Calderón a un cargo que le han regalado”.

López Obrador y sus seguidores ratificaron que tampoco van a mover el plantón sobre el Paseo de la Reforma, las principales calles del centro de la capital del país y el Zócalo de la Ciudad de México, por lo menos no hasta la tarde del 16 de septiembre, cuando habrán de realizar la convocada Convención Nacional Democrática. Ese mismo día, por la mañana, el ejército deberá realizar el desfile anual militar por las mismas calles hoy bloqueadas.

Coincidentemente –y ya con el aval recabado a lo largo del día de los presidentes de Guatemala, Costa Rica y El Salvador, de los primeros ministros de Japón y de Bélgica y de los presidentes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, así como del secretario general de la Organización de Estados Americanos y de una felicitación del Departamento de Estado de la administración Bush–, Calderón hizo un reconocimiento a las fuerzas armadas mexicanas, a las que llamó “garantes de las instituciones” y les ofreció fortalecerlas.

Minutos después del discurso de López Obrador, el presidente electo Felipe Calderón ofreció “una mano tendida y una puerta abierta al diálogo” para pasar “de la polémica a la construcción democrática y al proyecto común”.

En un largo discurso –que por momentos pareció toma de posesión y en otros pareció que era mítin de campaña–, Calderón advirtió que “cerrar la puerta al diálogo es cerrarle la puerta a México”.

Con respecto a su programa de gobierno, Calderón adelantó que sus prioridades serán el combate a la pobreza, la seguridad pública y la generación de empleo.

Finalmente, el presidente Vicente Fox emitió un mensaje en el que alabó al Tribunal Electoral y recordó que su resolución “es obligatoria, es definitiva e inatacable, y debe ser acatada por todos”.

A tono de la imprudencia que caracterizó los seis años de su gobierno, Fox no dejó pasar la oportunidad para rebatir al Tribunal, que por la mañana lo había acusado de haber puesto en riesgo la validez de la elección, al intervenir a favor del candidato del partido oficialista.

“La Presidencia ha actuado en todo momento apegada a la ley”, replicó Fox.