Martes, 19 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › SEGUN EXPERTOS DEL VATICANO
Por Peter Popham *
Desde Roma
Mientras continuaban ayer las protestas contra el Papa alrededor del mundo, los católicos comenzaron a preguntarse si este hombre tan inteligente pudo haber sido realmente tan burdo como para encender las pasiones de millones de musulmanes sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Si la versión alternativa es más creíble –que sabía exactamente lo que estaba haciendo–, entonces surge la pregunta: ¿por qué? La sombría conclusión de algunos expertos del Vaticano es que no hubo ninguna inconsistencia en la elección de palabras del Papa “inhumano y malvado” – citadas del emperador bizantino Manuel II Paleologus– para caracterizar el Islam. Dicen que una opinión tan negativa es consistente con todas sus palabras y acciones con respecto al Islam.
Sus afirmaciones conforman un trágico contraste con los años dedicados por Juan Pablo II al desafío de unir el Islam, el judaísmo y el cristianismo después de muchos siglos de odio y derramamiento de sangre. Ahora, todo el trabajo, el remar contra la corriente de la historia, parece estar en riesgo. Marco Politi, un experto del Vaticano del diario La Repubblica, escribió: “La debacle en la que la Santa Sede ha caído después del discurso del Papa en la Universidad de Regensburg es mucho más que un accidente de comunicación. La desafortunada cita anti-Mahoma, seguida por la violenta reacción del mundo islámico y la amarga indignación de los musulmanes moderados de Europa, opuso violentamente bajo la luz la ruptura completada por el Papa, con la estrategia que durante más de dos décadas condujo con éxito Juan Pablo II”.
Politi dijo que Juan Pablo II se desvivía para encontrar puntos en común entre las tres religiones: “Desde Casablanca hasta El Cairo, desde Sudán hasta Siria, en cualquier rincón del mundo en el que hubiera una significante población de musulmanes, Juan Pablo II predicaba la fe común en el Dios de los hijos de Abraham, sus oraciones comunes y el deber común de judíos, cristianos y musulmanes en favor de la paz y la justicia”, escribió.
“En su primera misa como papa, Benedicto XVI recortó cualquier referencia a una relación fraternal” con el Islam. El Papa también está, según Politi, “atormentado por la preocupación nacida de los mensajes de violencia entretejidos en el Corán y dudoso de la habilidad de los líderes religiosos islámicos para controlar los problemas seculares”. Pero si el discurso de Regensburg era su forma de manifestar esas dudas, su efecto fue el de multiplicarlas. “Ahora –concluye Politi–, el Vaticano debe tratar de reconstruir su estrategia hacia el Islam desde cero.” Escribiendo para La Stampa, el científico político Gian Enrico Rusconi dijo que la apología del Papa del domingo “fue un acto tal como no se ha registrado en la historia moderna del papado. Es un gesto sin precedentes. Pero al mismo tiempo el discurso de Regensburg y sus consecuencias indican una ruptura irreversible, no sólo en las relaciones entre el Islam y la Iglesia Católica, sino también en la imagen pública del Papa en Occidente”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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