Domingo, 27 de mayo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › RADIOGRAFIA DE UN EXODO SIN FIN
Por Gerardo Albarrán de Alba
Para México, la migración es un tema tanto o más importante que para Estados Unidos por lo que significa en derrame económico. Este país encabeza la lista de naciones en recepción de remesas en el mundo, luego de superar a India. Según datos del Banco de México, las remesas pasaron de 9814 millones de dólares en 2002 a 23.054 millones de dólares el año pasado. Tan sólo entre enero y marzo de este año, las remesas sumaron 5360 millones de dólares, producto de 15,4 millones de operaciones. El ingreso de divisas al país por este concepto fue equivalente a 82 por ciento de la inversión extranjera directa o a 74 por ciento de las exportaciones de petróleo crudo, en el mismo período.
El repunte en las remesas está asociado sobre todo a un aumento de la migración. Un reporte del Banco Mundial, fechado en abril pasado, ubicó a México como el principal país expulsor de trabajadores migratorios en el mundo, con dos millones de personas que dejaron el país entre 2000 y 2005.
Parte importante del fenómeno migratorio se explica por causas económicas internas. Tan sólo en el mes pasado, 1.589.342 personas estaban desempleadas en México, el equivalente a 3,6 por ciento de la Población Económicamente Activa, 28 puntos porcentuales más que en el mismo período del año anterior. El incremento, anualizado, implicaría a unas 114 mil personas más sin ocupación, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Pero según la Universidad Obrera de México, el desempleo aumentó en 298.641 personas en el primer trimestre del año, de las cuales un número significativo podría haber optado por la migración.
Pero ni siquiera la posibilidad de obtener un empleo es consuelo en México: seis de cada diez plazas son temporales y pagan una miseria. Hasta el Banco Mundial reconoció hace un par de semanas que en México “existen dos mundos”, el de la minoría que tiene acceso al desarrollo económico y social, y el otro, en el que están la mayoría de los ciudadanos, que no tiene acceso al progreso. México ocupa la tercera posición internacional, por el peso específico de sus multimillonarios. Diez mexicanos concentran una fortuna de 74.100 millones de dólares al cierre de 2006, un 46 por ciento más respecto de 2005. Un solo empresario, Carlos Slim, es dueño del 66 por ciento de ese total. Mientras, 50 millones de mexicanos –la mitad de los pobres extremos de Latinoamérica– viven con un dólar al día.
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