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“Sólo una adivina”puede saber cuándo dictará sentencia la Corte

Tal la científica afirmación del juez Belluscio acerca de la decisión sobre pesificación. Las razones políticas del acertijo.

 Por Irina Hauser

La Corte Suprema sigue haciendo tiempo y prolonga el suspenso sobre un posible fallo contra la pesificación. Habrá que consultar “a una adivina” para saber el desenlace, ironizó ayer el ministro Augusto Belluscio al entrar a Tribunales. En su reunión plenaria los supremos no resolvieron nada, pero llamarían a dos conjueces porque no se termina de conformar una mayoría que permita definir el tema, que ellos mismos pusieron sobre el tapete para presionar por la definición del juicio político en su contra. La realidad es que, además, quieren ver qué pasa con los anuncios de apertura del corralito que viene haciendo el Ministerio de Economía para –entre otras cosas– descomprimir la relación con ellos.
La decisión de los ministros sigue siendo esperar. Tienen varias excusas para eso. Su enjuiciamiento sigue trabado en el Congreso, tampoco existen los cinco votos necesarios para fallar contra la pesificación y, tanto el presidente del tribunal Julio Nazareno como el juez Antonio Boggiano coincidieron en el acuerdo de ayer en que les parece necesario aguardar a ver cómo queda el nuevo corralito y si, tal como se rumorea, el Gobierno seguirá flexibilizándolo. Si eso ocurre, especulaban ayer, podrían caer muchos planteos judiciales contra el corralito y la pesificación. De todos modos, como todavía no ven que haya reglas del juego claras prefieren seguir dando vueltas.
La Corte tiene en su poder un expediente presentado por el ahorrista Miguel Acerbo, quien reclama que la devolución en moneda original de un depósito de 1 millón de dólares que tiene en el Banco de Chubut. Los ministros Nazareno, Eduardo Moliné O’Connor, Adolfo Vázquez y Guillermo López están a favor de concederle al hombre una medida cautelar para que por lo menos el banco mantenga el dinero en dólares hasta que termine el juicio y haya una resolución sobre el fondo de la cuestión. Por lo pronto están en contra Augusto Belluscio y Carlos Fayt. Boggiano argumenta que no es imperioso resolver el asunto y que incluso podría llegar a tornarse abstracto (al reducirse las restricciones bancarias), mientras que Enrique Petracchi y Gustavo Bossert no votan en estos temas por ser víctimas del corralito.
Como no alcanzan los votos para resolver el caso, Vázquez ayer insistió en pedir que se convoque a dos conjueces para que desempaten. A la tarde, en algunas vocalías ya estaban encargándose de armar un listado de los candidatos, que son los presidentes de las cámaras federales de todo el país. Entre esos nombres se haría un sorteo. El grupo de cuatro supremos que mantienen la postura “redolarizadora” se inclina por pensar que la intervención de otros pares no les quitará control sobre el expediente. Incluso, dijeron allegados, “la mayoría del Poder Judicial ya está tomando un camino que cuestiona al corralito y todo hace pensar que se seguirá ese rumbo, son pocos los magistrados que han opinado diferente”.
Con todo, en la Corte las cosas siempre pueden cambiar sorpresivamente, sobre todo según los vaivenes políticos y las negociaciones en danza. Belluscio dijo ayer: “Yo no tengo la bola de cristal”. Y aclaró que por lo único que él se siente presionado es por “el derecho, el orden jurídico y mi conciencia”. Moliné O’Connor señaló públicamente, al ser consultado por periodistas, que la cuestión de la pesificación se volverá a debatir la semana que viene.

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Augusto Belluscio dio rienda suelta a su ingenio por la mañana.
 
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