Los cuatrocientos cadetes de la Escuela Nacional de Náutica están esperando tener un lugar donde empezar a cursar. Desde febrero se posterga el inicio del ciclo lectivo de los alumnos que aspiran a convertirse en tripulantes de la Marina Mercante, pero cuya formación está bajo la órbita de la Armada. El Ministerio de Defensa informó a Página/12 que hoy comenzarán las clases en un edificio en San Telmo que pertenece a la Asociación de Capitanes de Ultramar. Sin embargo, la Marina citó a los alumnos en el Instituto de la Ribera, una institución privada que pertenece a un ex prefecto y funciona en Virrey Cevallos al 1400.

“Simulemos que empezamos”, le habría dicho el jefe de la Armada, Jorge Godoy, a uno de sus subordinados ante la difusión de los dimes y diretes de la Escuela de Naútica.

El domingo pasado este diario comentó las quejas de padres de los estudiantes porque sus hijos estaban siendo “empleados” para la mudanza de los petates de la escuela, cuya sede definitiva todavía no fue terminada. La historia de esa obra merece mención en el libro Guinness: el predio ubicado entre el Edificio Libertad –sede de la Armada– y la Dirección de Migraciones en Retiro está siendo reciclado en el marco del Plan 700 escuelas, a cargo del ministro de Planificación, Julio De Vido. Cuando la obra ya estaba casi terminada se enteraron que no había cloacas. Tuvieron que conseguir una partida extra para pasar los caños y todo se demoró. Después empezaron los problemas con la instalación de gas. “El Enargás está muy riguroso. En una semana se terminaría la conexión y se van a hacer gestiones para que se autorice en forma urgente el funcionamiento”, dijo un funcionario de Defensa.

Mientras el llamado “Edificio Azul” espera todos los permisos para ser inaugurado, la Armada se vio obligada a apurar los trámites para encontrar sedes sustitutas. “Se van a dictar clases para 1º, 2º y 3er año en un edificio de la Asociación de Capitanes de Ultramar. A los de 4º año se los va a embarcar en el ‘King’ y el ‘Murature’”, aseguraron en Defensa. Las huestes de la ministra Nilda Garré fueron informadas por la Armada de esos destinos, sin embargo, desde la página web de la Escuela Nacional de Naútica se convocó a los cadetes para hoy, a las 8, en el Instituto de la Ribera en Virrey Ceballos al 1400. Nadie les informó nada sobre la Asociación de Capitanes de Ultramar que funciona en Independencia y Perú. En ese lugar, en realidad, se dictan cursos de posgrado para egresados y no estarían en condiciones de absorber a 400 estudiantes a los que hay que darles de comer y facilitarles vestuarios.

Defensa informó también que la Escuela Fluvial, encargada de formar a las tripulaciones que navegan en ríos, está funcionando en forma provisoria en una sede de Vicente López. La Armada contaba con una partida extra de 1,5 millón de pesos para adecuar un sector del Astillero Domecq García con el fin de que allí pudieran estudiar los alumnos hasta que se adecuara la sede definitiva frente a la Ciudad Deportiva en la Boca. Tardaron nueve meses en adjudicar la licitación y finalmente se anuló ante la inminencia del término de la sede definitiva. “Después de las vacaciones de invierno podrán cursar en La Boca”, aseguraron en Defensa.

Las demoras y parches con que se intentan subsanar las irregularidades se enmarcan en las desprolijidades del proyecto global de las obras de traslado de la Escuela de Mecánica de la Armada. El inmenso predio de Núñez que se transformó en Museo de la Memoria fue desalojado, pero las escuelas militares y civiles siguen dando vueltas hasta encontrar su destino.