La visita que el consejo directivo de la CGT hizo ayer a Néstor Kirchner tuvo una inmediata lectura política. A menos de quince días del congreso de la central que renovará autoridades y elegirá al nuevo secretario general, el encuentro en la sede del PJ dejó una conclusión sencilla: Hugo Moyano había recibido un gesto de apoyo para mantenerse al frente de la central sindical. “Si alguno lo intenta, me saca un peso de encima”, dijo Moyano ante las cámaras. Le habían preguntado por su continuidad en la conducción de la CGT y el tono de la respuesta era una señal de confianza. “El movimiento obrero, a través de quien habla, ha sido consecuente con este gobierno porque nos ha dado la discusión paritaria que nos ha permitido paulatinamente ir recuperando el poder adquisitivo”, aseguró Moyano para devolver gentilezas. Además, tras varias semanas de mantener un discurso cauto, el camionero volvió a dar una definición fuerte en el conflicto con las entidades agropecuarias. “A pesar de los cien días del lockout patronal, el sector agrario se ha beneficiado vendiendo mercadería al exterior”, subrayó.

La llegada de casi toda la cúpula sindical a la sede del PJ se había resuelto el lunes a última hora. Kirchner los recibió en el anfiteatro del segundo piso acompañado por los diputados Carlos Kunkel, Juan Carlos Dante Gullo y José María Díaz Bancalari. También lo acompañaba el gobernador Daniel Scioli, vicepresidente del partido. La reunión comenzó pasadas las 19, una vez que los dirigentes sindicales se acomodaron en sus sillas. En el palco principal se ubicaron Moyano, Antonio Caló (UOM) y Julio Piumato (Judiciales). Los tres se sentaron al lado de Kirchner. “Esa imagen fue un mensaje para el próximo congreso de la CGT”, aseguró a PáginaI12 uno de los gremialistas que participó de la reunión. En las últimas semanas, el metalúrgico Caló había sonado como el probable competidor de Moyano con vistas al congreso de la CGT, previsto para el 8 de julio en el Luna Park. Que Moyano se haya sentado al lado de Kirchner fue entendido como una señal de bendición. “Queda mal que lo diga yo, pero tengo el respaldo de la gente”, enmendó el líder cegetista cuando le preguntaron si había recibido el apoyo del santacruceño. Además de Moyano, Caló y Piumato, la delegación sindical estaba compuesta por Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento), Omar Plaini (canillitas), Omar Viviani (taxistas), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Omar Suárez (marítimos), Jorge Lobais (textiles), Amadeo Genta (municipales) y Eduardo Berrozpe (bancarios), entre otros. No fueron de la partida Gerónimo Venegas (trabajadores rurales), a quien el kirchnerismo le reprocha su decisión de no confrontar con las entidades que impulsaron el lockout, ni tampoco Armando Cavalieri (comercio) y Carlos West Ocampo (sanidad).

Cavalieri y West Ocampo son considerados los “cerebros” de los Gordos. Tampoco estuvo Luis Barrionuevo (gastronómicos), hoy cercano a Eduardo Duhalde. “Los que vinimos acá estamos encuadrados dentro del apoyo a la política nacional. Los que vinimos acá vinimos a apoyar la política del Gobierno”, repitió Moyano para subrayar la divisoria de aguas. Sin decirlo en forma explícita, sugirió que las ausencias eran sinónimo de disconformidad con Kirchner. Tras una intervención de Moyano y otra corta de Scioli, llegó el discurso del santacruceño. Kirchner insistió con su diagnóstico de que el país está atravesando conflictos por la redistribución de la riqueza y volvió a criticar a las entidades rurales. “No fue un paro, fue un lockout contra el pueblo”, aseguró.