Jueves, 14 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › ELISA CARRIó VOLVIó Y DIJO QUE AVALó LA DESIGNACIóN DE SERGIO MASSA
La líder de la Coalición Cívica criticó “el autoritarismo” del Gobierno, cuestionó el “industrialismo” de los Kirchner, arremetió contra el Indec, pero evitó pedir, esta vez, la renuncia de Guillermo Moreno. Sobre Cobos se mostró cauta.
Por Werner Pertot
“El Politburó mandó a plantar naranjos en el lago Balatón y los ingenieros agrónomos le dijeron que se iban a quemar con la primera helada. Pero el comité del PC, siguiendo el dogma, los mandó a plantar igual. Los naranjos se quemaron. Conclusión: fusilaron a los ingenieros agrónomos por traición.” ¿Qué tiene que ver esta historia con la Argentina? La encargada de explicarlo fue Elisa Carrió, con una alusión a Néstor Kirchner incluida: “Lo que está haciendo el que está detrás del Gobierno –que está cada vez más fantasmagórico, pero que está– es decir: condenamos por traición al que piensa distinto. Fusilamos a los ingenieros agrónomos”. Así es, Lilita está de vuelta.
Carrió retornó radiante de sus vacaciones en México. De buen humor, habló de los problemas que ve en el futuro de la economía argentina y cuestionó los índices del Indec (los ingenieros agrónomos soviéticos del relato), pero no pidió la renuncia de Guillermo Moreno, quizá como una cábala para ver si esta vez lo echan. También repartió críticas al “industrialismo” del Gobierno, al renunciante Alberto Fernández, a Eduardo Duhalde y a Roberto Lavagna.
Todo esto y mucho más ocurrió en un desayuno del Instituto Ha-nnah Arendt que compartió con el diputado Fernando Iglesias –autor del libro Por qué no soy kirchnerista– en el señorial edificio del Círculo Italiano. Bajo un cielo de arañas de cristal, la líder de la Coalición Cívica advirtió que las estadísticas que provee el Indec son “la base de la mentira sobre la que el Gobierno intenta construir una salida económica inviable”.
“La Presidenta debe tomar medidas de fondo, si no es como construir un castillo sobre la arena: se le va a derrumbar”, advirtió. “En la medida en que no se resuelvan el Indec, la inflación y los subsidios, la situación económica se va a agravar. Los problemas son tan graves que estamos en final de fiesta y en la Argentina el final de fiesta se paga muy caro”, vaticinó. “Estamos viviendo el resultado de la renegociación de la deuda. La mayor inconsistencia fue atar la deuda a la inflación con una política inflacionaria. Esto es responsabilidad de Lavagna y de Kirchner”, lanzó.
Sobre la reestatización de Aerolíneas Argentinas pidió asegurar que “la gente viaje como la gente” y también los puestos de trabajo. Pero indicó que “los argentinos no deben pagar el vaciamiento que se hizo con complicidad de Jaime. Eso es distribución del ingreso al servicio de la corrupción”.
En un jardín bucólico del Círculo Italiano, Carrió conversó unos minutos con los periodistas e hizo un balance del final del conflicto rural. “No usé la victoria (del campo). Me retiré de la escena pública y avalé la designación de Massa para que se avance sobre temas jubilatorios”, reversionó la líder de la CC.
–¿Cobos emerge como una nueva figura opositora? –preguntó PáginaI12.
–No nos preocupa. Hay que dejar que el tiempo separe la paja del trigo.
–¿Cómo ve los realineamientos en el radicalismo?
–Lo de siempre...
Más tarde, en el desayuno le dedicó una frase a quien había denunciado como parte de un pacto con Cobos. “La Argentina es necrofílica. Y Duhalde reaparece del pasado para explotar la necrofilia”, dijo. También ironizó sobre la salida de Alberto Fernández: “Ahora es la reencarnación de Lisandro de la Torre, según Clarín”, disparó. Luego se sumó a las críticas al “industrialismo del Gobierno” que hizo el diputado Iglesias. “El modelo de los Kirchner es un pueblo embrutecido y fisiculturista. A Máximo lo deben tener haciendo pesas para trabajar en la fábrica, ¿no? No, a la fábrica van los hijos de los demás. Eso es ser de izquierda y progresista en este país: pensar que tenemos que pasar de un modelo agrario a uno industrial. Eso atrasa 50 años”, sostuvo Iglesias, que abogó por las “sociedades de la información” y los beneficios de la globalización. “El obrero real no existe más. Es un trabajador de la información”, reveló.
“En los setenta, todos éramos intelectuales marxistas y agnósticos (si eras creyente, ¡un horror!). Todos alabábamos a la clase obrera, pero no le pedíamos que dejaran de ser obreros”, se sumó Carrió, al tiempo que citaba a Marx y a Catón, traía a la charla a Eros y Tánatos, al mito del eterno retorno. “La fábrica es una forma de esclavitud. Una sociedad postindustrial es no alienante, es liberadora”, planteó. “Los sistemas de pensamiento esclavizan más que las condiciones materiales. Muchos temen cambiar lo que piensan. Es lo que me dicen a mí: que se corrió a la derecha, que está más gorda, más flaca”, señaló Lilita, quien indicó que “ya está la revolución: las clases medias y rurales destrabaron el modo de pensar. Ellos quieren libertad y prosperidad. Y esto no queda bien que lo diga un progre”.
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