Jueves, 30 de octubre de 2008 | Hoy
EL PAíS › EL JUICIO EN MIAMI VA CAMINO A LA INDEFINICIóN Y PODRíA SER ANULADO
El jurado que debe fallar en el caso de la valija en Miami no consigue unanimidad, en lo que constituye un revés para la fiscalía y el FBI que armaron el caso. La jueza les pidió que vuelvan a reunirse. Podría empezar todo de nuevo.
Por Irina Hauser y Raúl Kollman
Después de cuatro largos días de deliberaciones, el jurado del juicio de la valija que transcurre en Miami informó que no pudo llegar a una decisión unánime ni para condenar ni para absolver al empresario venezolano Franklin Durán, el único acusado. Ante este planteo, la jueza del caso, Joan Lenard, les pidió a los miembros del tribunal que hagan un último intento y sigan discutiendo. Si no logran un acuerdo, todo indica que el juicio sería anulado y empezaría de nuevo. Más allá del resultado final, lo ocurrido hasta ahora es un golpe para el FBI y para la propia jueza Lenard. Ambos pusieron una enorme presión sobre los jurados para que condenaran a Durán.
“He recibido una nota del jurado diciendo que no ha podido llegar a la unanimidad en ninguna de las dos acusaciones”, anunció la jueza en una breve audiencia que se hizo ayer a la tarde. Los dos cargos que se le imputan a Durán son: haber actuado como un agente no registrado del gobierno venezolano en Estados Unidos y, en esas circunstancias, haber participado de una conspiración para silenciar a Guido Alejandro Antonini Wilson sobre el origen y destino de los 800 mil dólares que le incautaron al llegar a Argentina el 4 de agosto del año pasado. Si lo condenaran por ambas cosas podría recibir una pena de hasta 15 años de prisión.
Para llegar a un veredicto el jurado debe lograr unanimidad entre sus doce miembros para condenar o absolver al acusado en cada uno de los cargos por separado. También puede concluir que alguien es culpable de una cosa y no culpable de otra. Lo importante, al menos en este tipo de juicios federales, es que todos coincidan. Si no lo consiguen, se tienen que declarar definitivamente divididos. Cuando se llega a este punto, se considera que hubo un “juicio fallido” y se hace otro juicio con otro jurado. Esa fue la situación que se presentó ayer, que la fiscalía de Tom Mulvihill se negó a aceptar pasivamente. Por eso le pidió a la jueza que instara al jurado a prolongar el debate a ver si pueden limar sus diferencias. Su Señoría finalmente dispuso esa medida a última hora con el acuerdo del abogado defensor, Edward Shohat.
Es evidente que si después de deliberar durante cuatro días los jurados no pudieron concordar, es porque varios de ellos dudan de la acusación de la fiscalía. Esto implica, en buena medida, un revés para el FBI, que plasmó la investigación con la colaboración del valijero Antonini, quien encontró en ese papel la estrategia ideal para evitar su extradición a Argentina. También es un golpe para la jueza Lenard que fue categórica dos veces afirmando que “un jurado razonable ya tiene suficientes elementos para declarar culpable a Durán”.
Si el nuevo intento de veredicto fracasa, la fiscalía probablemente pida que se prolongue el juicio para que las partes presenten nuevas evidencias. El abogado de Durán apuesta a una anulación del proceso y hasta podría pedir que liberen a su cliente. Es dudoso que accedan. Lo habitual es que se declare nulo lo hecho y el juicio empiece de cero. Mientras tanto, Durán seguiría detenido. En principio, el único camino que le permitiría recuperar la libertad sería que una sentencia lo absuelva. Incluso podría bastar con que lo declaren “no culpable” de uno de los cargos para que la jueza analice liberarlo bajo fianza.
El jurado tiene motivos para dudar. Las ocho semanas de audiencias mostraron una fuerte pulseada entre la fiscalía y la defensa por desacreditar mutuamente sus pruebas y argumentos.
El defensor apostó a cuestionar al FBI y debilitar la credibilidad de Antonini, devenido testigo clave cuando regresó a Miami después del episodio de la valija. El abogado Shohat sostuvo que la causa es un armado político digitado por el gobierno norteamericano para involucrar, en especial, al gobierno de Hugo Chávez. Y que las conversaciones grabadas por el FBI y Antonini sólo muestran que su defendido quería proteger sus negocios y su reputación, además de ayudar a su entonces amigo Antonini ante el escándalo desatado en Argentina, donde se abrió una causa por contrabando y lavado. Para el letrado no se mostró en el juicio ni una prueba de que Durán fuera agente secreto.
La fiscalía sostuvo que Durán era un hombre de confianza del gobierno venezolano y que actuó respondiendo instrucciones de la Dirección de Inteligencia de ese país. En su alegato, el fiscal John Shipley reiteró que hubo una conspiración que se tradujo en varias reuniones y diálogos de Durán y el resto de los acusados con Antonini y con funcionarios venezolanos. Respondía, argumentó, a un acuerdo de los gobiernos de Argentina y Venezuela para tapar el escándalo de la valija. Una idea que ya había planteado su colega Mulvihill en varias audiencias.
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