Las pintadas aparecieron de golpe, en todo el Conurbano y varios puntos de Capital, en un alarde de logística y recursos. La consigna se repetía en paredes seleccionadas: “Néstor 2009-2011. Para profundizar el cambio y consolidar el modelo”. Algunas pintadas llevaban firma y otras no. Las que estaban rubricadas tenían el inconfundible sello de “Los Gurkas”, un grupo que suele trabajar para el intendente peronista de José C. Paz, Mario Ishii, pero que surgió de las filas del radicalismo bonaerense.

Las primeras acciones de Los Gurkas tuvieron como escenario el municipio de Moreno, su patria chica: sus miembros crecieron en el barrio Las Catonas, un complejo de monoblocks que está en la ruta hacia San Miguel. En los últimos días, tras el descanso que supuso el fin de año, las pintadas con la leyenda “Néstor 2009-2011” fueron comentario obligado en el peronismo. Su aparición en unos cuantos murallones del Conurbano coincidió con el comentario del senador santafesino Carlos Reutemann sobre una probable candidatura presidencial en 2011. ¿Casualidad?

Aunque Los Gurkas suelen trabajar para el Japonés Ishii, esta vez no fue el intendente quien les pagó por sus servicios como profesionales de las pintadas políticas. En el PJ bonaerense se sabe que Ishii asumió como tarea propia decorar todos los muros de la primera sección electoral (norte y oeste del conurbano) con leyendas a favor del matrimonio Kirchner. Además, el intendente del poncho rojo y los rasgos orientales ostenta el record personal de haber sido el primer jefe comunal que se jugó por la candidatura de Cristina Fernández a senadora en 2005, cuando competía con Chiche Duhalde. Sin embargo, a pesar de estos antecedentes y de la aceitada relación que mantienen Los Gurkas y el peronismo de José C. Paz, el impulsor de esta campaña de pintadas no fue precisamente Ishii. Sus ideólogos son dos dirigentes que provienen de la Federación de Tierra y Vivienda, Jorge Alagastino y Jorge Ramírez.

La cruzada para llenar de pintadas buena parte del Conurbano y varios puntos estratégicos de la ciudad –se las puede ver en la Panamericana, la Autopista del Oeste, las bajadas de la autopista 25 de Mayo sobre ingeniero Huergo y la 9 de Julio– no fue consultada previamente con la Casa Rosada. Tampoco con la quinta de Olivos. Claro que al día siguiente de que aparecieran las pintadas, Los Gurkas recibieron unos cuantos llamados telefónicos. El jefe del grupo, cuyo nombre de pila es Esteban, tuvo que responder las consultas que le llegaban de varias intendencias del norte y oeste del Gran Buenos Aires. Colaboradores de intendentes le preguntaron quién había ordenado hacer las pintadas.

Alagastino vive en Moreno y Ramírez en Vicente López. La esposa de Alagastino es la diputada provincial Adriana Tolosa, quien llegó a la Legislatura gracias al fundador de la FTV, Luis D’Elía. Ramírez ocupa una dirección del Ministerio de Obras Públicas bonaerense, hoy a cargo de la sobrina nieta de Evita, Cristina Alvarez Rodríguez. Más allá de que la cruzada de las pintadas no haya sido consultada con Olivos, el dato que más interesó a los conocedores de la política bonaerense es que ningún intendente del conurbano haya salido a tapar esas pintadas. Habitualmente, cuando un dirigente de segunda o tercera línea hace una pintada por la suya los jefes comunales salen a taparla bien rápido para demostrar quién es el “dueño” de los tapiales del municipio. Esta vez no fue así. La respuesta está en el nombre que figuraba en la consigna: “Néstor”.