Miércoles, 7 de enero de 2009 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
El desarrollo de las industrias culturales requiere atención minuciosa por parte de todos los actores de la sociedad. Porque se abren debates que implican la economía y el desarrollo, pero también sobre la autenticidad o no de ciertos productos culturales.
Por Mercedes Liska *
Si la cultura es el ámbito donde se desarrollan articulaciones entre las tecnologías socialmente disponibles y las disputas por lo simbólico, a menudo utilizamos los recursos técnicos para condensar sentido social a pesar de que el uso de estos medios sea una herramienta dentro del cambio social, quizá porque es el rasgo más visible o por ser la instancia donde se instituyen criterios de legitimidad. Lo cierto es que el empleo de recursos técnico-digitales generó un impacto en la noción de “autenticidad” del tango electrónico, reforzando la idea de que la técnica es el agente transformador de la tradición musical. Pero cabe preguntarse cuál es el proceso de transformación involucrado en la práctica cultural.
Combinando texturas electrónicas con elementos representativos del género musical, el tango electrónico constituye una apropiación específica de los nuevos procesos de creación sonora en el cruce de la dimensión artística y la técnica que opera en un modelo de producción. La polémica nace de la ruptura con el canon de la forma tradicional enfatizada en el uso de tecnologías de sampleo, crítica que se profundiza en los comentarios que han circulado por Internet donde se considera que es un producto sobrevalorado por el marketing, que posee escasas cualidades artísticas, que su uso funcional de escucha desinteresada y empleo en el baile se debe a su carácter superficial, mientras que los músicos cultores son acusados de utilizar el tango centralmente como actividad rentable. También, su cualidad musical híbrida construye nuevos espacios a modo de bisagras cuestionados como una “no identidad”, a la vez que otros públicos rescatan el recurso creativo por polemizar con el pensamiento de la existencia de identidades puras.
Más allá de las críticas que recaen en el objeto sonoro, el carácter inauténtico del tango electrónico reside en las modificaciones de la interacción entre músicos y público que se abre del segmento de recepción del tango a través de una circulación mediática. Si bien la mayoría de los discos “electrotangueros” pertenecen a sellos independientes, su divulgación responde a la lógica de la cultura masiva, prescindiendo del protocolo que media entre los sujetos y la música. Este pensar la práctica desde el estudio de grabación marca un cambio en la percepción del artefacto que destierra la noción de lo sonoro como proceso social.
Las condiciones de su creación se ciñen a la etapa de producción capitalista de bienes informacionales, de implicancia en cambios como la calificación profesional del músico en el proceso de composición musical, sustitución de instrumentos convencionales y capital requerido para la realización de una edición discográfica que modifica la dinámica de las presentaciones en vivo. La edición se ve facilitada por los recursos que posibilitan las nuevas tecnologías junto a la reducción de costos, y las dificultades se desplazan hacia el proceso de posproducción y circulación de la mercancía. Actualmente, el acceso a la difusión de los medios de comunicación adquiere una importancia inusitada.
El desarrollo tecnológico pone en juego de manera constante el debate en torno de la autenticidad o verdad de la música e implica que la tecnología termine siendo acusada de falsa, contaminante y perturbadora, idea propiciada por la lógica autónoma del sistema comunicativo que otorga la sensación de dominio y control por afuera de las relaciones sociales, generando que los avances tecnológicos se perciban como un sistema objetivado. Los principales efectos de las nuevas tecnologías recaen sobre los procesos más que en los productos, aunque como en este caso, el objeto-arte lleve en su constitución el sesgo de lo tecnológico.
La difusión concentrada en determinados productos culturales cristaliza en gran medida la desigualdad actual que propicia la industria cultural y que el sistema sólo nos habilita a discutir en términos de valores artísticos o de autenticidad que poco explican las relaciones de dominación.
* Etnomusicóloga. Becaria del Conicet. Doctoranda en Ciencias Sociales.
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