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Era la primera vez que lo nombraba. Hasta ese momento no había dicho nada de su adversario, ese que ocupa la Casa Rosada, controla la otra mitad del PJ y quiere nombrar una nueva junta electoral. Pero, de pronto, cuando llegó el momento de hablar de la interna, Carlos Menem envió su primer mensaje directo a Eduardo Duhalde. Desde el palco del pabellón 4 de Costa Salguero, ante unos mil menemistas de la provincia de Buenos Aires, el riojano le reclamó a Duhalde que “no se equivoque como Galtieri”, que quiso “guardar las urnas”. “Lo que nos interesa, señor Presidente, es tener fechas precisas del proceso electoral. No podemos estar cambiando permanentemente. Yo espero que pronto empecemos a votar.”
El acto estaba previsto como una “señal de unidad” entre los dos operadores favoritos de Menem: Alberto Pierri y Alberto Kohan, que se encontraban distanciados y competían por los espacios del menemismo en el distrito bonaerense. Pero ante la escalada en el conflicto con Duhalde, Menem ordenó hacer las paces. Y ayer a la tarde, la tregua se puso en escena cuando Pierri y Kohan aparecieron juntos, acompañando a Menem y a su esposa Cecilia Bolocco, de impactante vestido rojo.
En el pabellón de Costa Salguero, esperaban unas mil personas, que habían llegado de los 134 municipios bonaerenses. Esta vez, a diferencia del último acto de Menem, no hubo una gran movilización desde el Conurbano. En los alrededores no se veían colectivos, y en el auditorio no estaban las hinchadas del Ascenso que habían generado disturbios hace un mes. Los asistentes matizaron la espera escuchando un cuartetazo cuyo estribillo repetía: “Que vuelva Carlos, que vuelva Menem...”.
Después de que hablaran Pierri –camisa blanca, barba y un estudiado look intelectual– y Kohan –muy atento con la “compañera Cecilia”, como llamó a Bolocco–, Menem subió a la tarima y comenzó su discurso en medio de una ovación. El riojano arremetió contra Adolfo Rodríguez Saá, hasta ahora su único competidor en la interna. “Algunos que llevan bajo el brazo un libro de Perón, quieren, a partir de algunas expresiones, hacernos retrotraer muchos años atrás”, dijo. Menem destilaba euforia, seguramente potenciada por la noticia de que la jueza Servini de Cubría había anulado la convocatoria a una sesión extraordinaria del congreso del PJ.
“Nos hicimos fuertes cada vez que nos pegaron. Como dice Nietzsche, ‘si no me mata, me agranda’”, desafió Menem, y su gente festejó con aplausos y gritos. Había llegado el turno de la interna del PJ, y el riojano quería transmitir entusiasmo a sus simpatizantes, como si los estuviera arengando para la batalla. Una metáfora que había usado Pierri unos minutos antes, luego de asegurar que “ningún aparato (por el PJ bonaerense) es invencible”. “No se achiquen, en 1988 ganamos unas internas cuando teníamos en contra a todos los gobernadores”, motivó Menem a su tropa.
Entre el público se los veía a Alberto Lestelle, Claudia Bello, Fernando Galmarini y Robby Fernández, que se codeaban con Látigo Coggi, José Sanfilippo y Tristán. Frente a ellos, Menem comparó a Duhalde con Galtieri (“yo les pido a las actuales autoridades que no se equivoquen como Galtieri”) y recordó que éste había dicho en 1982 que las urnas estarían “guardadas por bastante tiempo”. El mensaje final expresó el objetivo del acto: “Tenemos que ganar en la provincia de Buenos Aires para ganar en la Argentina”.