Domingo, 12 de abril de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA LUPA
Por J. M. Pasquini Durán
Después de casi seis años de administración kirchnerista, la derecha vuelve a sentir que existe la posibilidad de regresar al gobierno en plenitud, con sus propios hombres y sin necesidad de militares. La nueva esperanza nació durante los 120 días de conflicto con las cuatro patas del campo y del paisaje electoral como se presenta en la actualidad. Voceros y lobbistas de las distintas vertientes de la “vocación destituyente” están lanzados a una campaña mediática y académica tendiente a demostrar que los próximos comicios del 28 de junio serán adversos al kirchnerismo, le quitarán las mayorías legislativas y obtendrán votaciones hostiles en los principales distritos, con excepción de Buenos Aires (poniendo a Néstor y Daniel), por lo que el Gobierno quedará tan débil que no tendrá fuerzas para gobernar dos años y medio más en medio de la Gran Crisis. Será el momento de buscar su relevo de manera pacífica y por los medios legales, ya que no hay tropas a la mano, como antes.
Resuena como una ilusión de patio de carpas en alguna playa de moda, si no fuera porque ya se escucha por la televisión, en diversos formatos. El Gobierno lo sabe mejor que nadie, pero en lugar de exponer el ensueño de derecha para que juzgue el pueblo, apela a las chicanas de las “listas testimoniales”, convirtiendo a la elección en una riña de candidatos en lugar de plebiscitar el modelo.
Es cierto que el oficialismo tiene viento en contra en Capital, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Tucumán. Según los destituyentes en la provincia de Buenos Aires, el electorado se dividirá en tres tercios, con una ventaja ligera a favor de Kirchner y/o Scioli. El Gobierno reconoce las dificultades pero en lugar de afrontarlas luce estadísticas donde aparece ganando en miles de cuartos oscuros. Puede ser tan ridículo como cuando Menem celebraba su triunfo en Perico, Jujuy. Primero la tranversalidad y luego la promoción classic del PJ no sirven para ganar confianza. No era ésa la promesa, sino la refundación de la política en lugar de esta versión restituyente.
En el esquema de la derecha, si obtienen consenso suficiente en el Congreso, después de la votación que pronostican, y que asuman los nuevos legisladores, sería el momento de iniciar juicio político a la Presidenta, por uno o varios cargos, ya que ahí está el bueno de Cobos, ahora perdonado por la benevolencia radical bajo el influjo generoso del recuerdo de RA, con el sillón y la bandera que usa para las fotos, como si ya fuera.
Una vez más, los ciudadanos no elegirán lo mejor según el juicio de cada uno porque la lógica de las polarizaciones sólo deja la opción menos mala.
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