Martes, 21 de abril de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA RECIBIó A LA CúPULA DE LA CGT, ENCABEZADA POR HUGO MOYANO
Desde el Gobierno explicaron que la CGT dio su apoyo “al modelo de consumo, producción y empleo”. Los gremialistas pidieron por el aumento de las asignaciones familiares y del seguro de desempleo. Las paritarias como parte de negociaciones sectoriales.
Por Daniel Miguez
Eran tantos que no entraban en el despacho presidencial. Por eso Cristina Fernández de Kirchner recibió anoche a 44 sindicalistas de la CGT, con su secretario general Hugo Moyano a la cabeza, en el Salón de las Mujeres, ámbito propicio para que abundaran en la charla elogiosas referencias a Evita. Allí, durante dos horas y cuarto, la Presidenta escuchó a los gremialistas plantear su preocupación por la crisis, pedir un aumento de las asignaciones familiares y del subsidio de desempleo, la creación de un fondo con aportes patronales y una rebaja en el IVA. Y, también, respaldar las medidas que está tomando el Gobierno para mantener la productividad y el mantenimiento de los puestos de trabajo.
Contrariamente a los que señalaban algunas especulaciones sobre los temas que llevaría a la mesa la CGT, no se habló de las obras sociales ni de supuestos reclamos de algunas medidas que los sindicalistas esperan del Ministerio de Salud que comanda Graciela Ocaña.
“Fue una reunión muy buena, necesitábamos hablar de todos los que temas se pusieron sobre la mesa”, le dijo a Página/12 al salir de la reunión el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien con el jefe de Gabinete, Sergio Massa, se sentó al lado de la Presidenta. Por su parte, el dirigente Julio Piumato sostuvo que hubo “plena coincidencia”.
La reunión, que había sido postergada el miércoles pasado porque la Presidenta estaba afectada por anginas, comenzó a las 20.30 y terminó a las 22.45. Y arrancó con Moyano agradeciendo la audiencia y planteando que frente al escenario de crisis internacional el Gobierno había tomado un camino con el que la CGT acuerda, pero que de todos modos, aunque no haya despidos masivos, estaban preocupados por la pérdida de puestos de trabajo.
Acto seguido, Moyano señaló que la CGT le pedía que considerara la posibilidad de aumentar las asignaciones familiares y eliminar las escalas que rigen actualmente. Hoy los trabajadores que ganan hasta 2400 pesos mensuales cobran por hijo entre 135 y 291 pesos, según la zona del país donde vivan. Y a medida que los sueldos son más altos, el monto las asignaciones familiares disminuye. La CGT pidió que se aumente el monto máximo y que sea el mismo para todos los trabajadores. Otro reclamo que hizo Moyano fue el de aumentar el subsidio de desempleo, que actualmente es de 400 pesos.
Antes de responder la Presidenta les dio su visión de la crisis internacional, les contó los diálogos y las posturas que percibió en la cumbre del G-20 de comienzos de mes en Londres y en la Cumbre de las Américas, el fin de semana pasado en Trinidad y Tobago. Luego desarrolló un panorama de la bajada local de la crisis y sostuvo que al mermar la inversión privada necesariamente tiene que crecer la inversión pública para mantener la productividad, el consumo, y, en consecuencia, los puestos de trabajo. Y que, por lo tanto, era muy difícil mantener esos niveles de inversión y paralelamente hacer grandes desembolsos para ayuda social.
Todo parecía el prólogo a una negativa, pero la Presidenta les dijo que iba a estudiar ambos pedidos. Según pudo saber Página/12, los sindicalistas es muy probable que tengan más suerte con su reclamo de aumento de las asignaciones familiares, que con la suba del subsidio de desempleo. Quienes están cerca de la Presidenta más de una vez la escucharon decir que el subsidio de desempleo suele operar más que como una solución, como un incentivo a los despidos.
Hubo otros dos reclamos de la CGT que la Presidenta tomó nota y prometió analizar, pero como admitieron fuentes sindicales a Página/12, pareció más una cortesía que una respuesta positiva. Uno de los pedidos es una rebaja en el IVA, impuesto que grava el consumo en un 21 por ciento. El otro que las empresas que tengan ganancias extraordinarias aporten a un fondo de desempleo.
Respecto al IVA, dijeron fuentes del Gobierno a este diario, es una de las vías de recaudación más efectiva, y existe el temor fundado de que una baja en el impuesto no se note en los bolsillos de la gente y por ende en el consumo, porque podría ser disfrazado por los comerciantes. Es decir que terminaría con una baja del impuesto, pero no con una baja de los precios.
En cuanto al aporte extra para un fondo de desempleo o de ayuda a empresas en crisis –otro de los formatos en que fue planteado el pedido–, los dirigentes de la CGT durante el encuentro no abundaron en precisiones. Pero lo cierto es que tienen redactado un proyecto para que su asesor letrado y diputado nacional, Héctor Recalde lo presente en el Congreso, que consiste en que las empresas que tengan una rentabilidad superior al 20 por ciento aporten un 2 o 3 por ciento a ese fondo.
A lo largo de la reunión, buena parte de los gremialistas tomaron la palabra. En varias ocasiones para refrendar el plan anticrisis del Gobierno o para apoyar los planteos de Moyano con situaciones particulares en sus gremios. También para agradecer, como Gerardo Martínez respecto a nueva ley que permite bajar la edad de jubilación para los trabajadores de la construcción, o para un pedido puntual, como la dirigente de las modelos, Noé Ruiz, quien sostuvo la necesidad de que extienda el sistema de guarderías infantiles en todos los lugares de trabajo.
También se habló de política, por supuesto, y de las perspectivas para las próximas elecciones. Los sindicalistas coincidieron en que el 28 de junio se pone en juego dos modelos de país, el de la producción y la justicia social y el neoliberal, que implicaría un retorno a los ’90. Obviamente no hablaron de candidaturas sindicales. Ese reclamo de la CGT de tener representantes en todas las listas del oficialismo ya le fue planteado al presidente del PJ, Néstor Kirchner.
Para otra ocasión quizás quedó algún planteo sobre decisiones del Ministerio de Salud. En principio, todo parecía indicar que la CGT plantearía que los afiliados a sus obras sociales estén obligados a permanecer al menos tres meses en ellas antes de tener la opción de cambiarse a otra. Sin embargo del tema no se habló. Es que así como hay muchos sindicalistas que no aprueban la gestión de Ocaña, otros le reconocen que “cumplió y nos dio lo que Kirchner nos había prometido en 2007”.
La única mención al Ministerio de Salud fue de Moyano y la hizo al ofrecerle a la Presidenta que Ocaña podía contar con todas las obras sociales sindicales para la lucha contra el dengue.
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