La rueda bursátil de ayer en los mercados internacionales puso en evidencia a los inversores que la debilidad tiene su precio. Los endebles resultados del sector bancario, a pesar de mostrar una mejora contra trimestres anteriores, no fueron suficientes para despejar los temores sobre la fragilidad del sistema financiero estadounidense. El Bank of America publicó los beneficios operativos para los primeros tres meses del año, en los que obtuvo una ganancia neta de 4200 millones de dólares. Sin embargo, la atención continuó sobre el incremento de los créditos riesgosos y las necesidades de capital de la banca. Ni siquiera alcanzó para compensar la publicación de un sondeo nacional entre economistas de empresas que reveló una leve descongestión en la recesión de la actividad mundial. En Wall Street el principal índice Dow Jones retrocedió 3,6 por ciento, mientras que en la plaza local el panel de empresas líderes Merval se acopló con una baja de 5,2 por ciento y el dólar finalizó sin cambios.

Para los especialistas resulta una ardua tarea explicar el comportamiento del mercado en los últimos días. Sucede que los inversores están bajo extrema presión. Hacen previsiones pesimistas “por si las dudas”, pero tampoco se contentan cuando los resultados terminan siendo holgadamente superiores a sus oscuros pronósticos. Siempre es insuficiente. Lo que pasa por las cabezas de los operadores es que entienden que, dadas la magnitud de la crisis y la profundidad de la recesión económica, cualquier leve mejora sólo refuerza la idea de que llevará todavía más tiempo la recuperación.

El Bank of America, que debió ser socorrido por el Estado norteamericano durante su adquisición de Merril Lynch y el hipotecario Countrywide Financial con una inyección de 45.000 millones de dólares, informó un saldo positivo de 4200 millones. Hasta ahora es la mayor ganancia publicada por los principales bancos de Estados Unidos en lo que va de 2009. El JP Morgan alcanzó los 2100 millones de dólares; Goldman Sachs, 1800 millones; Citigroup, 1600 millones, y Wells Fargo anticipó una ganancia provisoria de 3000 millones que deberá ser confirmado mañana. El Bank of America había registrado un beneficio neto de 1200 millones en el primer trimestre de 2008 y una pérdida de 1700 millones en el cuarto.

Esos anuncios superaron las previsiones. El resultado del Bank of America por acción fue de 44 centavos, contra los cuatro centavos pronosticados por los analistas. De todos modos, la reacción del mercado fue negativa y el papel del banco llegó a perder hasta 17 por ciento de su valor. Es que más allá del beneficio, la entidad contabilizó en sus cuentas 13.380 millones de dólares en concepto de provisión por pérdidas, asociadas a los préstamos, frente a los 8535 millones del trimestre anterior.

Por su parte, la Asociación Nacional de Economistas de Empresas (NABE por sus siglas en inglés) difundió un documento en el que se advierte un “debilitamiento” de la recesión estadounidense. Si bien la mayoría continúa pensando que la demanda global sigue en franca retirada, ese porcentaje de economistas pasó del 47 al 41 por ciento. El 27 por ciento de los interrogados estima que esa demanda mejora, contra el 20 por ciento que mantenía esta opinión tres meses atrás.

Los mercados se inclinaron por los temores. En Wall Street el índice Dow Jones de firmas industriales retrocedió 3,6 por ciento abajo. Las Bolsas europeas tampoco pudieron mantenerse al margen del derrumbe global y tras haber alcanzado la semana pasada los niveles más altos de los últimos tres meses, la plaza de Londres retrocedió 2,5 por ciento; París, 4,0 por ciento; Francfort, 4,1 por ciento. En la región, San Pablo cerró con una caída de casi el 3,0 por ciento.

En la plaza porteña la caída absorbió más de la mitad de las ganancias que había obtenido en el mes. Las acciones retrocedieron 5,2 por ciento y el Merval finalizó en 1193 unidades. Para los inversores no fue un dato menor el escaso volumen negociado, por 33,2 millones de pesos, lo que refleja la cautela del mercado.