EL PAíS › UN AVIóN AIRBUS A330 DE AIR FRANCE DESAPARECIó CUANDO VOLABA DESDE RíO DE JANEIRO A PARíS CON 228 PERSONAS A BORDO

Caída y misterio sobre el Océano Atlántico

Debía llegar a las 11.15 de la mañana (6.15 de la Argentina) al aeropuerto Charles de Gaulle. Pero cinco horas antes se esfumó de los radares. El aparato reportó, en un mensaje automático, un fallo eléctrico. La empresa dijo que podría haber sido dañado por un rayo. Un argentino entre los pasajeros.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

La compañía aérea Air France sufrió el accidente más grave de su historia que podría costar la vida de 228 personas. Un Airbus A330 de esa aerolínea que cubría la distancia entre Río de Janeiro y París de-sapareció de los radares de control ayer por la mañana cuando volaba sobre el Atlántico. El vuelo AFR 447 se esfumó de las pantallas a las seis de la mañana GMT. Antes de ello, el aparato envió un mensaje automático en el que daba cuenta de un “desperfecto en el circuito eléctrico”. En lo concreto, los mensajes evocaban problemas de presión y fallos eléctricos internos. Cerca de medianoche, las autoridades francesas anunciaron que se había establecido una zona probable de localización del aparato sin que, por el momento, haya sido encontrado. Ya a la madrugada, el gobierno de Senegal aseguró que aparecieron restos metálicos en sus costas, aunque no se podía afirmar aún que pertenecieran a la aeronave. Un argentino, el hijo del publicista Gabriel Dreyfus, se encontraba entre el pasaje.

Varias fuentes aeroportuarias admitieron ayer que “no había más esperanzas” de encontrar pasajeros con vida. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, declaró en el aeropuerto Charles de Gaulle que “las perspectivas de encontrar sobrevivientes eran muy escasas”. A su vez, el jefe del Estado aclaró que no existía “ningún elemento preciso sobre lo que ocurrió”. El accidente es tanto más excepcional cuanto que el Airbus A330 es la aeronave por excelencia, dotada de una gama de instrumentos que hacen que el avión sea de una gran fiabilidad. El accidente de ayer es el único registrado hasta hoy con un avión de esta naturaleza.

Las versiones oficiales adelantadas ayer por la compañía Air France difieren de las interpretaciones que resumen los pilotos. Air France argumenta que es muy probable que el aparato haya sido alcanzado por un rayo, pero los pilotos y técnicos no creen que ese argumento explique la totalidad del accidente. Según el director general de Air France, Pierre-Henry Gourgeon, la catástrofe se produjo “a mitad de camino entre las costas brasileñas y las costas africanas”, concretamente entre Brasil y Senegal. Air France afirmaba ayer que “la hipótesis más verosímil” es que el avión hada sido “alcanzado por un rayo”. En este contexto, Pierre-Henry Gourgeon reveló la existencia de una “sucesión de una decena de mensajes técnicos” que informaban que “varios equipos eran objeto de desperfectos”, lo que condujo a una situación “totalmente inédita”. El director de Air France señaló que era muy probable que “poco después de esos mensajes se haya producido el impacto en el Atlántico”.

Los detalles técnicos expuestos por Pierre-Henry Gourgeon indican que, antes de esos mensajes, “el aparato atravesó turbulencias significativas”. Fuentes del aeropuerto francés señalaron a la agencia AFP que en “su último mensaje el comandante de a bordo anunciaba turbulencias y luego el contacto se perdió”. Los responsables de la compañía francesa así como los políticos hicieron hincapié en la relación entre las fuertes turbulencias, el rayo y el accidente. Así, el ministro francés de Transportes, Jean-Louis Borloo, declaró que “el avión entró en una zona tormentosa con fuertes perturbaciones y ello provocó desperfectos”. El titular de la cartera reconoció que “esos aparatos están habilitados a ese tipo de circunstancias, pero debe haber habido una acumulación de circunstancias”.

Los pilotos y expertos consultados ayer por los medios de prensa en Francia se mostraron muy prudentes y hasta reacios a hacer de la hipótesis según la cual un rayo alcanzó al Airbus el elemento desencadenante de la tragedia. Todos insistían en recalcar que era preciso permanecer prudentes y que, por lo general, los accidentes de avión no se deben a una sola causa sino a varias.

El presidente del sindicato de pilotos de Air France, Louis Jobart, puso de relieve el hecho de que era demasiado pronto para emitir una hipótesis definitiva, que esa ruta, si bien es peligrosa, nunca ha provocado accidentes de este tipo. Jobart contó que, diez minutos después de que el vuelo AFR 447 despegara de Río, un avión de Iberia tomó la misma ruta y el aparato llegó a Madrid sin problemas. Pierre Sparaco, especialista de la aeronáutica civil, explicó que “el rayo es la rutina del transporte aéreo” e insistió en decir que “un avión de línea está protegido”.

Las autoridades aeronáuticas brasileñas informaron que, en el momento de su último contacto, el Airbus se encontraba a 565 kilómetros del litoral brasileño, concretamente de la ciudad costera de Natal. El avión se esfumó entonces entre el fin de la zona de cobertura de los radares brasileños y antes de entrar en el espacio aéreo de Senegal. Barcos, aviones senegaleses, franceses, marroquíes y españoles acudieron a la zona para intentar localizar los restos del aparato al tiempo que Francia pidió al Pentágono su colaboración satelital. Según la lista difundida por Air France, de los 228 pasajeros, 61 eran de nacionalidad francesa, 58 brasileños (muchos de ellos de doble nacionalidad), 26 alemanes, 9 chinos, 9 italianos, 5 británicos, 6 suizos, 5 libaneses, 4 húngaros, 3 eslovacos, 3 noruegos, 3 irlandeses, 2 estadounidenses, 2 españoles, 2 marroquíes y 2 polacos. Había también pasajeros de Sudáfrica, Argentina, Austria, Bélgica, Canadá, Croacia, Dinamarca, Islandia, Estonia, Gambia, Holanda, Filipinas, Rumania, Rusia, Suecia y Turquía.

El aparato accidentado fue puesto en servicio en abril de 2005 y contaba con una historia de 18.870 horas de vuelo. Su último control técnico remonta al 16 de abril de 2009. El comandante de a bordo tenía una experiencia de 11.000 horas de vuelo, de las cuales 1100 fueron en un Airbus A330.

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