La espera sin otro fin que el de la confirmación de que el vuelo AFR 447 no llegaría nunca a destino. Las familias de los pasajeros que esperaban el arribo del avión en la Terminal 2D del aeropuerto Charles de Gaulle fueron tomadas a cargo por una célula de crisis especialmente preparada para estos casos. Las familias o las personas cercanas a las víctimas se cruzaron con los pasajeros que desembarcaron del vuelo siguiente, proveniente de Río. Muchos se habían enterado apenas llegaron, cuando encendieron sus teléfonos móviles. Escenas de reencuentro y abrazos enmudecidas por los rostros derrumbados y las lágrimas de quienes nunca más estrecharían a los suyos.

Dentro del aeropuerto, en el cartel cambiante donde figuran las llegadas de los vuelos, el vuelo AF 447 estaba anunciado sólo como “atrasado” mientras que, al mismo tiempo, los altoparlantes difundían un mensaje en portugués, inglés y francés pidiendo a las personas que esperaban a los pasajeros del vuelo AFR 447 que se presentaran en el mostrador de llegadas de la Terminal 2E. En esa zona, un equipo de Air France y otro de los Aeropuertos de París recibían a las personas y evitaban todo contacto con la prensa. Era difícil obtener un testimonio.

“No es el momento”, decía una joven asediada por los periodistas. Uno de los pocos en manifestar su estado fue Luis Carlos Machado, un turista proveniente de Italia y que, según contó, tenía una amiga brasileña que viajaba en el vuelo desaparecido. A medida que iban llegando a la zona de la Terminal 2, los familiares o amigos de los pasajeros eran llevados a una sala especial. Luego, por la noche, un gran número de personas fue conducido a uno de los hoteles cercanos al aeropuerto. Desde su creación, en 1993, Air France conoció unos quince accidentes de avión. La desaparición del Airbus es la catástrofe más importante en vidas humanas de la historia de la compañía.