Martes, 2 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › CóMO ES LA DIFíCIL TAREA DEL RASTREO DEL AVIóN EN EL OCéANO ATLáNTICO
La zona donde se presume que podría haber caído el Airbus A330 está a 800 kilómetros de cualquier punto de tierra firme. Y es un área limítrofe de la cobertura de radares. Los medios tecnológicos más sofisticados y los más simples.
Varias son las dificultades para localizar el avión de Air France desaparecido ayer a la madrugada con 228 personas abordo. Como es impreciso el lugar donde se produjo el accidente, las operaciones de búsqueda abarcan una zona de 2000 kilómetros de distancia en el Océano Atlántico, entre el nordeste de Brasil y Cabo Verde. Dado que el aeropuerto más cercano (en el archipiélago brasileño Fernando de Noronha) se encuentra a 800 kilómetros del posible impacto aéreo, no existe una base terrestre de apoyo para el abastecimiento de los equipos de rescate, lo que limita el tiempo en que cada avión puede sobrevolar la zona. A la complicada situación de rastreo se le suma que al momento de la desaparición “las balizas de socorro de la aeronave no emitieron señal alguna” y el hecho se produjo sobre una zona de control aéreo limítrofe sin cobertura de radares.
Los medios tecnológicos más sofisticados, como radares, sonares o sensores, y otros tan simples como los prismáticos son utilizados por aviones y sus tripulaciones en la búsqueda del A330 de Air France desaparecido ayer en medio del Atlántico. Los países involucrados en la búsqueda son varios. Un avión de la Guardia Civil española se unió ayer a la tarde a las tareas de rescate y localización. El avión, dotado de instrumentos de localización en el mar, salió de Dakar, donde participa en el dispositivo europeo Frontex de prevención de la inmigración irregular, en barco desde la costa africana, indicó un vocero del Ministerio de Interior español.
El Estado Mayor del ejército francés indicó que enviará dos aviones más, mientras un barco de la marina nacional francesa situado en el golfo de Guinea, frente al oeste de Africa, fue derivado a la zona. También, ocho aviones, siete helicópteros y tres barcos brasileños desde ayer rastrean el Atlántico ecuatorial, a 1100 km de la costa del país carioca. Además, al cierre de esta edición, la Fuerza Aérea brasileña evaluaba la posibilidad de enviar a la zona aviones de búsqueda nocturna. Según explicó un vocero militar a la prensa local, “por la noche no hay búsqueda visual, puede haber búsqueda electrónica (mediante aviones especiales) y por radar”.
Por el momento, las tareas de localización del Airbus 330 se desarrollan en pleno océano y en una zona sin cobertura de radares. Según informó la Fuerza Aérea brasileña, la tripulación del vuelo AF 447 había hecho su último contacto radial con el Centro de Control del Area Atlántica tres cuartos de hora antes de su desaparición, cuando estaba a 565 kilómetros al nordeste de Natal (Brasil) y todo era normal. Casi una hora después (cerca de las 3.30 hora Argentina), el Airbus debía volver a contactarse para informar su ingreso al espacio aéreo bajo control de Senegal, comunicación que jamás se concretó. Por lo tanto, la desaparición se produjo entre dos juridicciones de control de tráfico aéreo (Brasil y Senegal), lo que dificulta enormemente las tareas de rescate.
Pese a que los especialistas de la marina de Brasil han determinado la zona probable en la que desapareció el aparato comercial, a partir del plan de vuelo del Airbus y de los últimos ecos del radar comunicados por los controladores aéreos, la localización de la aeronave enfrenta problemas debido a la distancia a tierra. A 800 kilómetros de distancia se encuentra el aeropuerto más cercano, en el archipiélago brasileño Fernando de Noronha, lo que limita el tiempo en que cada avión puede sobrevolar la zona. Además, las operaciones de búsqueda se efectúan al interior de una inmensa zona en el Océano Atlántico, entre Natal y el archipiélago de Cabo Verde, distantes unos 2000 kilómetros.
De hecho, la mayor dificultad para la búsqueda es la falta de una base de apoyo para abastecimiento de las aeronaves, que por ahora tiene que hacerse en el archipiélago de Fernando de Noronha o en tierra firme. En tal sentido, el aparato más apropiado para este trabajo es el avión de patrulla marítima Breguet Atlantique, uno de los cuales con base en Dakar, despegó ayer al mediodía de la capital senegalesa para participar en las operaciones de búsqueda. El Breguet Atlantique tiene una autonomía de vuelo de unos 8000 kilómetros en una decena de horas, puede recorrer la zona de día como de noche mediante sus radares y sonares para tratar de detectar eventuales restos metálicos. A bordo del avión, sus tripulantes escrutarán el mar con sus prismáticos para tratar de ver algún resto como asientos, chalecos salvavidas u otros objetos flotando.
Al momento de la desaparición del avión, “ninguna emisión de las tres balizas que equipan los A330 de Air France fue captada por los satélites ni reenviada hacia uno de los 24 centros de control en el mundo que constituyen el sistema de alerta aérea y marítima”, declaró Philippe Hazane, subdirector adjunto del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES). Según estimó el especialista francés, “si no se captó ninguna emisión, esto probaría que las balizas fueron destruidas antes de poder emitir, es decir que la catástrofe ha sido muy rápida”. El responsable del CNES agregó que cada baliza tenía su propio sistema de alimentación eléctrica y autónomo con respecto al del avión y que pueden ser accionadas manualmente.
De todas maneras y pese a las complicaciones en la búsqueda, el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, garantizó que “todas las providencias técnicas de búsqueda han sido iniciadas” y determinó que “las autoridades brasileñas actúen en la más estrecha coordinación con las francesas”. También presentó su “solidaridad a los familiares de los pasajeros y tripulantes”.
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