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La crisis política creada en Santiago del Estero a partir de la renuncia del gobernador Carlos Díaz no está resuelta. El veterano caudillo Carlos Juárez no confirmó si su esposa, Mercedes Marina “Nina” Aragonés, de 74 años, asumirá el cargo de vicegobernadora, con lo que quedaría al mando de la provincia. “Vamos a ver qué resuelve ella, que actualmente se encuentra en Buenos Aires”, esquivó Juárez. Así que, por ahora, la solución será provisoria: hoy, la Legislatura provincial le aceptará la renuncia a Díaz y en su lugar asumirá el presidente del cuerpo, Darío Moreno, quien se cree que gobernará más o menos un mes.
Por la mañana, Juárez mantuvo una reunión con funcionarios y legisladores nacionales y provinciales para discutir la crisis. A la salida, improvisó una conferencia de prensa para anunciar que recién hoy, en sesión ordinaria, la Legislatura santiagueña trataría la renuncia que el gobernador presentó ayer a las 9.30 y que, en tanto, asumiría Moreno. Sobre la situación de su esposa –vicegobernadora electa–, reveló que había presentado un nuevo certificado médico que extenderá su prórroga para ocupar el cargo hasta fines del mes que viene. En caso de que Nina no asuma, el gobernador interino deberá convocar a elecciones.
Juárez, de 85 años, fue cinco veces gobernador de Santiago, pero actualmente sólo mantiene el cargo de presidente del PJ y asesor legislativo. Sin embargo, nadie duda de que es quien sigue mandando en la provincia. Si no, que lo diga Díaz, quien debió renunciar a los 23 días de asumir sólo porque el viejo caudillo le quitó su respaldo y amenazó con iniciarle juicio político.
Los motivos reales del enfrentamiento no terminan de quedar claros. Hay quienes sostienen que Juárez se enteró de una movida de Díaz, quien pretendía armar un bloque de legisladores propio con el que buscaría independizarse de la hegemonía del juarismo. Lo cierto es que desde que asumió fue evidente que Díaz había perdido la confianza del matrimonio Juárez, que en voz baja lo acusaba de traidor. Nina pidió licencia por salud y ni siquiera participó de la jura. Juárez ordenó a sus diputados que crearan el cargo de jefe de Gabinete, con facultad para dictar decretos, de manera de socavar el poder de Díaz.
El conflicto salió a la luz hace una semana cuando el cuñado del gobernador, Fernando Sibilat, dueño del local nocturno La Noche, fue detenido acusado de matar a una adolescente de un balazo. El PJ, a través de una solicitada, le pidió entonces a Nina Juárez que reconsidere su decisión de no asumir como vicegobernadora “a causa de una inconducta moral de la superioridad que la agravian y la ofenden”. Ayer, Juárez justificó la renuncia de Díaz en este único episodio. “Surgió de una imputación bastante delicada, fuera de las reglas de la ética política”, aseguró el hombre fuerte de una provincia con una ética política bastante particular.
En el texto de renuncia que presentó ayer, Díaz señaló: “Como hombre leal a la causa del juarismo, que no es otra que la causa del pueblo, no estoy dispuesto a soportar una humillación más sobre mi integridad personal, puesto que se ha pretendido mancillar mi buen nombre y honor con infundios sin sustento en la realidad”. Juárez dijo que la renuncia no lo había sorprendido y que hoy será aceptada “de común acuerdo”.
Quienes no tomaron nada bien este desenlace fueron los representantes de la oposición, verdaderos convidados de piedra en el episodio. “La renuncia de Díaz demuestra un grado de irresponsabilidad democrática e institucional que agravia al pueblo de Santiago del Estero”, sostuvo la diputada radical Ana Alzogaray. En tanto, la titular del bloque Memoria y Participación, Imelda Ramos, expresó su preocupación “por la gobernabilidad de la provincia y el fraude a la gente, que hoy se pregunta para qué la hicieron votar hace dos meses”.