Domingo, 28 de febrero de 2010 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA AL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, DANIEL SCIOLI
El bonaerense admite que si tuviera otro mandato podría profundizar su trabajo, aunque niega estar pensando ahora en su futuro electoral. “Se evaluará cuando llegue el momento”, dice y así evita también referirse a una posible candidatura a presidente.
Por Fernando Cibeira
Daniel Scioli siempre se preocupó en mostrarse más como un hombre de hechos que de palabras. Durante esta entrevista en su despacho en la gobernación bonaerense primero realizó un acto con veinte intendentes sobre reciclaje de residuos, luego hubo otro alto para que pusiera en funciones al nuevo defensor del Pueblo de la provincia que se prolongó en una charla íntima con su vice, Alberto Balestrini y, finalmente, participó de un encuentro con el sindicalista Roberto Baradel, quien le confirmó la aceptación del aumento a los docentes. Entre actividad y actividad, Scioli se preocupó en remarcar que las nuevas versiones de una candidatura presidencial para 2011 –supuesto plan B del kirchnerismo– no lo distraerán de su tarea como gobernador. No obstante, desde la tapa del último número de la revista bonaerense La Tecla –que podía verse la semana que pasó sobre varios escritorios en la gobernación– su mujer, Karina Rabollini, se entusiasmaba: “Me gustaría que Daniel fuera presidente”. ¿Ella dirá lo que él no puede?
Pese a que se mantuvieron en contacto durante la recuperación del ex presidente, Scioli asegura que no habla del tema con Néstor Kirchner. Más bien sus charlas iban por el lado de cuántos kilómetros había corrido cada uno en la cinta. Tal vez por la falta de pistas claras, en público Scioli parece más inclinado a hablar de su reelección en la provincia que de sus aspiraciones nacionales. El gobernador tampoco quiere hacer referencia al supuesto pase de su hermano, el ex funcionario José Scioli, a las filas de Francisco de Narváez. Sin embargo, en su entorno aseguran que Pepe sigue trabajando al lado del gobernador.
–Los docentes quedaron muy conformes con el aumento. ¿Cómo hará la provincia de Buenos Aires para sostener esa cifra?
–En la provincia encaramos un reordenamiento fiscal, económico y financiero que nos permitió, contra lo que auguraban algunos que íbamos a emitir patacones y bonos, tener un sistema más progresivo y más justo. Y más allá del debate pendiente por la coparticipación, también nos permitió que la provincia tenga más recursos genuinos. Así encaramos una recomposición del salario docente, acompañado con el esfuerzo del gobierno nacional, y una agenda de educación que también abarca una obra en escuelas cada tres días, reequipamientos, alfabetización informática, computadoras. Soy un convencido de que de la mano de la educación vienen las soluciones de fondo a los problemas que tenemos.
–¿Entonces el aumento se dará con recursos genuinos de la provincia?
–Se da con el presupuesto provincial, con una recaudación que sigue creciendo mes a mes. Y tenemos el plan de financiamiento ordenado con el gobierno nacional.
–¿Pero la provincia no tiene un déficit muy grande?
–La provincia tiene un déficit estructural fruto de aquella cesión de puntos de coparticipación y de que el Fondo del Conurbano quedó fijo en pesos. Pero estos cambios que impulsé en el sistema impositivo –ingresos brutos a determinados sectores productivos, la actualización de los valores mobiliarios y siempre dejando a salvo a los sectores más vulnerables– nos permitieron tener 4 mil millones genuinos por año de ingresos. Nuestra provincia es la que más invierte en educación de todo el país, llega al 37 por ciento. Cuando pienso en bajar la inseguridad o en bajar la mortalidad infantil pienso en la educación.
–¿Se equivocó el Gobierno con el DNU del Fondo del Bicentenario? Los legisladores opositores dicen que si sale por ley votarán que una parte de esas reservas vaya a las provincias.
–La implementación del Fondo del Bicentenario va a tener un efecto muy positivo en las provincias, en los municipios y también en el sector privado porque va a facilitar el financiamiento. Además, va a dar señales claras al mundo de que Argentina va a la plena normalización del sistema financiero y salir del default, que va a buscar tasas competitivas y salir al mercado de capitales. Es sano para una familia o para una empresa desendeudarse, mucho más para un país. Apenas lo anunció la Presidenta, yo salí –como el gobernador de la provincia que tiene el 40 por ciento del PBI del país– a decir que era muy bueno y muy sano. Es estratégico, es estar de nuevo un paso adelante.
–¿Le ve viabilidad todavía al decreto?
–Sí, yo tengo confianza de que se va a implementar. Y por el bien del país, de las provincias y de todos los argentinos cuanto antes sea, mejor. Yo digo, si la oposición tiene una propuesta superadora, ¿por qué no la plantea?
–¿No cree necesario que parte de este fondo lo manejen directamente las provincias?
–Al Gobierno le pueden criticar algunas cosas unos, otros le criticarán otras. Pero creo que se viene manejando con una gran responsabilidad en todo lo que es el cuidado del superávit comercial, la situación fiscal, haber reconstruido la capacidad del Estado para que no sea un contrapeso burocrático para el sector privado. El Gobierno invierte directo en los municipios, asiste a las provincias. El de la coparticipación es un debate pendiente que cuando haya consenso entre todas las provincias se hará, pero mientras tanto no es que no se puede hacer nada. Nosotros lo hicimos en la provincia, salimos en busca de recursos genuinos propios.
–Después de las elecciones del 28 de junio muchos analistas dijeron que se había terminado la época de Kirchner y de Scioli. Pero en las últimas semanas se viene hablando de un repunte suyo en las encuestas, en las que aparentemente vuelve a estar entre los políticos de mejor imagen. Con eso, hay quienes especulan con la posibilidad de que usted sea finalmente el candidato presidencial del oficialismo si Kirchner no quiere o siente que no puede serlo. ¿Cómo lo toma?
–Todas mis fuerzas están puestas en cuidar la provincia y en la agenda de trabajo que tenemos. En mi carrera política siempre me fui concentrando en hacer bien el trabajo que me habían confiado. Si uno hace bien ese trabajo, después, bueno, el tiempo dirá... Nuestra agenda es la gestión, no es la agenda electoral. Somos un equipo de trabajo, con una pertenencia a un partido político, en el marco de una nueva ley de ordenamiento de los partidos que establece las elecciones internas abiertas. Ahí, en su momento, será el gran ordenador de las candidaturas. Eso será en agosto del año que viene, hasta tanto yo me concentro en esta gran responsabilidad que tengo. ¿Cuál es el gran cambio que se hizo en la provincia de Buenos Aires? Haber articulado una gestión integrada entre Nación, provincia y municipio que se puso a prueba el año pasado en lo peor de la crisis internacional y las provincias no sufrieron las consecuencias.
–¿Cómo encontró a Kirchner en su vuelta en el acto en La Plata?
–Bien, en plenitud. Con la fuerza de voluntad que todos le reconocemos, su vocación militante y sus ganas de defender el proyecto.
–¿En algún momento él le comentó este tema de las encuestas, de esta mejoría de su imagen de la que se viene hablando?
–El sabe, es una persona muy informada. Una encuesta es una referencia de trabajo, es un poco la percepción de la gente. Las encuestas hoy dicen que estamos haciendo lo que la gente está pidiendo. Mi mensaje en la apertura legislativa, el lunes, será ése: todos los cambios que llevamos adelante gracias a las leyes que la Legislatura me aprobó y planteando la agenda legislativa para el futuro.
–¿Y qué es lo que se ve exactamente en las encuestas, una mejor imagen de la gestión o una mejor imagen suya como dirigente?
–Hay de todo, son encuestas que sirven de referencia: se evalúan la gestión, la imagen, los distintos temas. A mí me interesa mucho eso, la percepción sobre el programa de seguridad, la lucha contra la droga, la ley de nocturnidad.
–Dice que falta mucho para 2011 y más de un año para las internas abiertas, pero seguramente debe trazar un plan a futuro. ¿En qué piensa: en quedarse cuatro años más en la provincia o en buscar un destino nacional?
–Yo quiero ser el mejor gobernador. La Constitución posibilita que los gobernadores puedan ser electos un período más. Obviamente, cuatro años no es poco para hacer muchas cosas y en más tiempo se pueden hacer más cosas, pero eso se evaluará cuando llegue el momento. Vuelvo a repetir, formo parte de un partido y de un proyecto, comenzamos un trabajo en el año 2003 de un cambio profundo en la Argentina con resultados que se pueden percibir. Ahora, analicemos mi carrera para atrás: yo era secretario de Turismo y no estaba diciendo “el año que viene quiero ser vicepresidente”. Ni cuando era vicepresidente me imaginaba en la candidatura que se venía. Luego se acercaron las elecciones y se barajaron distintas alternativas. Yo me concentro en hacer bien el trabajo que la gente me encomendó y no quiero cometer el error que cometieron otros gobernadores que llegaban acá y estaban pensando en candidaturas nacionales. Si como consecuencia de mi trabajo tengo la posibilidad de la reelección, bueno. Pero no estamos pensando en eso.
–¿Cuál es el clima entre la dirigencia bonaerense? Porque vienen surgiendo rumores sobre legisladores e intendentes descontentos con la conducción de Kirchner.
–Estuvieron todos el miércoles pasado en el acto en La Plata. Ya se aclaró. Muchas veces puede haber un comentario que en este momento tan sensible es distorsionado o potenciado. Aparte, siempre hay algunos que trabajan con un egoísmo y una mezquindad política que piensa que cuanto peor, mejor para ellos. Son ráfagas de individualismo. Cuando las cosas van mejorando la gente siente alivio, satisfacción, mejores expectativas. Pero a algunos dirigentes les genera el efecto contrario, hay mucha energía puesta en eso.
–¿A usted no le llegan quejas por las formas de la conducción política en el PJ o por la falta de diálogo interno?
–No, acá hay que ver el conjunto de las cosas. Todo lo que se ha avanzado, lo que se hizo, aunque también reconocemos las otras cuestiones. A veces cuando se habla de autoritarismo es ejercicio de la autoridad. Si la Presidenta no hubiese actuado con coraje, de manera inteligente, tomando decisiones a tiempo, no hubiésemos preservado a la provincia de la crisis internacional. Viendo en el tiempo la recuperación de la administración de los fondos de la Anses, la Asignación Universal por hijo, la cancelación con el Fondo... Uno cuando gobierna tiene que tomar decisiones. No se puede quedar bien con todo el mundo, hay que hacerse cargo de esas decisiones. Esto es lo que caracteriza nuestro espacio. Ahora que escucho tantas críticas al Fondo del Bicentenario, ¿cuál es la propuesta opositora? La Presidenta lo anunció en diciembre, ya estamos en marzo y todavía no apareció una propuesta superadora. Nosotros mostramos iniciativa y capacidad para resolver problemas.
–Históricamente los gobernadores de Buenos Aires tuvieron muchas dificultades para buscar luego un cargo nacional. ¿No cree que si reelige en la provincia puede que todavía se le complique más en el futuro?
–¿Y por qué cree que sucede eso con los gobernadores?
–Supongo que porque la provincia de Buenos Aires es muy grande, viven muchas personas con muchos problemas y se hace casi imposible de gobernar.
–Es apasionante de gobernar, yo opino exactamente lo contrario. Es la provincia llena de oportunidades, con una energía formidable. Todo lo que me hablaban de la provincia, la Bonaerense, la pobreza y demás, bueno, lo fuimos ordenando. Hicimos un trabajo articulado entre la Nación, provincia y municipios como nunca se había hecho.
–¿Cómo ve a quienes hablan de la necesidad de una “renovación” dentro del PJ como el intendente de Tigre, Sergio Massa, y el de La Plata, Pablo Bruera?
–No comparto cuando algunos tratan de trazar esa línea divisoria sobre lo viejo y lo nuevo. Soy muy respetuoso de los dirigentes con experiencia, creo que todos tenemos cosas para complementarnos y para sumar. El gran ordenador de todas estas cuestiones va a ser los procesos internos de los partidos políticos.
–¿No cree entonces en la división entre lo “viejo” y lo “nuevo”?
–No sé con qué parámetro se mide. Depende de la capacidad de los dirigentes de ir actualizándose con sus ideas y con sus propuestas.
–En una entrevista con este diario, Alberto Fernández lo incluyó en este espacio de renovación si “se decidía”.
–Yo me decido todos los días. A enfrentar la inseguridad, a luchar contra los municipios, a eso me decido. No sé a qué se refiere él.
–Suena que a tomar distancia del Gobierno. Son muchos los que le dicen que le convendría distanciarse del gobierno nacional.
–Cuando tomo una decisión soy constante, más cuando en el camino voy viendo los resultados. Hoy los resultados para la provincia y para el país están a la vista. Lamentablemente uno puede ver lo que está sucediendo en países como España o Grecia. Aparte, también hay un compromiso personal. Cuando a mí me depositan la confianza y uno atraviesa distintas alternativas, yo no ando pensando qué me conviene en una coyuntura, algún golpe de efecto o de oportunismo político. Si ahora me conviene acercarme o alejarme, eso no lo hago. Lo que hago también me tiene que hacer sentir bien como persona, priorizo la parte humana. Nunca van a escuchar de parte mía ninguna palabra agraviante con ninguna de las personas con las que he trabajado.
–Kirchner suele decir en sus discursos que tuvo suerte al tenerlo de vicepresidente contraponiendo con la situación de la Presidenta. ¿Qué cree que debería hacer Cobos?
–Hace a la naturaleza del rol institucional acompañar al presidente. Y cuando más dificultades hay en el camino, más apoyo tiene que haber más allá de que uno pueda tener un punto de vista distinto. Hay que apoyar a la gobernabilidad. Si eso no se cumple puede haber un riesgo institucional.
–¿Cree que debería renunciar entonces?
–No, eso no sé. Yo sólo indico los riesgos institucionales que hay.
–Para el 2011 falta, pero hay muchos peronistas que están lanzados: Duhalde anunció su candidatura, parece que Reutemann también lo piensa, De Narváez amenaza.
–Sí, pero no voy a opinar. Que cada uno haga lo que le parezca, insisto en que serán las internas abiertas las que van a actuar como ordenadoras.
–¿Cree que De Narváez puede ser candidato?
–No opino. No anduve leyendo el artículo de la Constitución para ver si puede o no puede. Será la Corte Suprema seguramente la que decida el tema.
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