EL PAíS › LOS AGENTES DE LA SIDE EN EL CASO DE LA AMIA

Los espías, sin paraguas

 Por Raúl Kollmann

Los funcionarios de la SIDE que investigaron el caso AMIA no tendrán prácticamente ninguna protección cuando tengan que declarar en el juicio oral en el que se investiga el atentado. Hasta ahora, podían negarse a contestar preguntas que tuvieran alguna vinculación con extranjeros, lo que de hecho les permitía no contestar nada, ya que en el caso AMIA buena parte de los investigados eran iraníes, brasileños y sirio-libaneses o argentinos que tenían relación con ellos. Pero ayer, y tras una fuerte presión, el presidente Eduardo Duhalde ordenó –decreto mediante– al titular de la SIDE, Miguel Angel Toma, que releve del secreto a los cuadros de la central de espías. De esta manera, podría avanzarse en la teoría que manejan algunos defensores y querellantes: que la SIDE sabía de antemano que el atentado se iba a producir, que seguía a alguna de las células dormidas de iraníes y que sin embargo el grupo terrorista se les escabulló y produjo la masacre delante de sus narices. Después, para tapar el gravísimo papelón, inventaron pistas falsas.
La insistencia para que se releve del secreto a los agentes de la SIDE vino de los familiares agrupados en Memoria Activa, de Alejandro Rúa, titular de la unidad de investigación AMIA del Ministerio de Justicia, y de José Manuel Ubeira, abogado del ex comisario Juan José Ribelli. El objetivo era que se esclareciera de una vez por todas el papel de la SIDE antes del atentado y después. El pedido de relevamiento del secreto fue acogido por el Tribunal Oral 3, que se lo trasladó con determinación al presidente de la Nación, Eduardo Duhalde.
Después de muchas idas y vueltas, ayer Duhalde firmó el decreto por el cual el secretario de Inteligencia, Miguel Angel Toma, relevará de la obligación de guardar secreto a los directores y jefes de operaciones que se abocaron a la investigación del atentado. Fernando de la Rúa ya había firmado un decreto, pero que le permitía a los espías negarse a contestar preguntas cuando tuvieran que ver con algún extranjero.
Existen indicios de que la SIDE sabía del atentado a raíz de una causa iniciada en Lomas de Zamora en la que se investigaba a un iraní, Khalil Gathea, quien trató de salir del país con documento falso. Ello motivó, según parece, una serie de seguimientos y sobre todo intervenciones de teléfonos. Curiosamente, los mismos teléfonos intervenidos en la causa de Lomas fueron intervenidos de inmediato después del atentado.
Hay un dato todavía más llamativo: la pieza en la que figuraba el número del motor de la Trafic que estalló frente a la AMIA fue supuestamente detectada entre los escombros a las 19 del 25 de julio de 1994, siete días después del atentado. Sin embargo, existen órdenes firmadas y selladas por el juez Galeano a las 10 de la mañana de ese día ordenándole a la SIDE intervenir los teléfonos de Carlos Telleldín, de miembros de su familia y de un sirio-libanés llamado Alberto Kanoore Edul. No se entiende cómo intervinieron el teléfono del dueño de la Trafic antes de haber encontrado el número del motor que los iba a guiar hacia él. Defensores y querellantes sugieren que la explicación es que la SIDE sabía todo desde antes del atentado.

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