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El centroizquierda sueña y hace planes
Elisa Carrió recorre el país, los socialistas piensan que se abrieron un espacio más duro, el intendente Hermes Binner se prepara para ser gobernador de Santa Fe, Víctor De Gennaro preserva a la CTA de las presidenciales y se apresta para la vida después de abril, Luis Zamora defiende su bajada de perfil y se alista para dar pelea en la Ciudad, donde Aníbal Ibarra ya trabaja para buscar la reelección. Un panorama del atomizado espectro de centroizquierda.
Por José Natanson
La candidata del ARI, Elisa Carrió, recorre el sur, reza en las largas horas de ruta y piensa en el nombre de su compañero de fórmula. Alfredo Bravo prepara una gira de campaña y habla de Carrió como de una hija muerta. Hermes Binner se apresta a pelear la gobernación de Santa Fe. Víctor De Gennaro se toma las cosas con calma y aguarda los comicios presidenciales antes de lanzar a la CTA a la política electoral. Luis Zamora analiza la posibilidad de disputar la Capital, donde Aníbal Ibarra aspira a nuclear al progresismo. A continuación, un repaso por los planes y proyectos de los referentes del centroizquierda atomizado.
Lilita
Luego de algunos meses de confusión, Elisa Carrió se dedica de lleno a fortalecer su partido y su candidatura, para lo cual emprendió la primera gran gira electoral de su vida política, con siete personas y dos autos como toda infraestructura.
Mientras se traslada de pueblo en pueblo, con los paisajes patagónicos de fondo, la chaqueña hace básicamente dos cosas: reza (le gusta hacerlo en la ruta) y piensa en el nombre de su compañero de fórmula. Cuando vuelva, Carrió deberá darle las puntadas finales al plan de gobierno, que Rubén Lo Vuolo y Marcela Rodríguez tendrán listo a fines de febrero, y deberá decidir su candidato a vicepresidente.
No se trata sólo de elegir un nombre: la definición, que deberá tomar antes de fines de marzo, impactará en la orientación política del ARI. Hay mil especulaciones –un empresario honesto, un sindicalista, un político centrista–, pero hasta ahora la diputada tiene sólo dos certezas: será varón y tendrá opiniones moderadas.
En cuanto a la ruptura con el PS y la atomización del centroizquierda, Carrió insiste con su fórmula: “Un partido abierto a la sociedad, pero homogéneo”. Trata de no pensar en el porcentaje que podría disputarle la fórmula socialista. Y está convencida de que las fuerzas se aglutinarán naturalmente en la segunda vuelta.
Igual, Carrió espera que Bravo, su viejo amigo y actual candidato, la invite a tomar un café como punto de partida para recomponer la relación. La esperanza tiene un tinte personal, pero también es política: en el ARI creen que tarde o temprano las encuestas demostrarán que los socialistas se encaminan a un papelón electoral, y que estarán obligados a negociar un acuerdo incluso antes del 27 de abril.
Bravo
Entusiasmados con la decisión de presentar fórmula propia por primera vez en 14 años, los socialistas creen que el giro en la estrategia de Carrió –que abandonó sus metáforas apocalípticas para ensayar un discurso más programático y moderado– abre un espacio político. “Lilita se está corriendo al centro; nosotros tenemos que ser la fórmula del centroizquierda”, explican cerca de Bravo, que fue proclamado candidato presidencial junto a Rubén Giustiniani. “No se va a repetir la polarización de las elecciones presidenciales anteriores, básicamente por la fragmentación del peronismo. Es probable que, al menos en la primera vuelta, la gente vote al candidato que mejor lo representa y no a la opción menos mala”, añaden.
A pesar de las especulaciones, tres encuestadores consultados por Página/12 coincidieron en que las chances del socialismo son mínimas. “El mejor candidato era (Hermes) Binner, que podía exhibir experiencia de gestión, uno de los déficit del centroizquierda”, explica el consultor Rosendo Fraga.
Por el momento, los dirigentes del PS no tienen ninguna intención de rearmar la alianza con Carrió. Y Bravo tampoco: está entusiasmado con sucandidatura, a la que ve como el cierre de su larga trayectoria política. “Perdí una hija”, dice cuando lo consultan por Carrió.
Binner
El intendente de Rosario resistió la presión de la cúpula socialista para que se convirtiera en el candidato a presidente y ahora se prepara para disputar por primera vez la gobernación de la provincia. Tiene una ventaja importante, ya que el candidato peronista será Jorge Obeid y no Carlos Reutemann, que no puede pelear su reelección porque la Constitución provincial se lo prohíbe.
Binner se opuso con énfasis a la ruptura con la chaqueña. No sólo porque sospechaba que lo presionarían sino porque teme que Carrió presente candidatos propios en Santa Fe, donde el ARI ha avanzado en la construcción política gracias a los esfuerzos de una íntima amiga de Carrió, la ex intendente de Chañar Ladeado Susana García.
Preocupado, Binner inició contactos con el ARI para comprobar sus sospechas, pero se tranquilizo cuando Carrió le hizo llegar una definición. “Yo no le voy a hacer a Binner lo que los socialistas me están haciendo a mí. No voy a hacer nada para dividir el voto en Santa Fe”.
De Gennaro
En el congreso de Mar del Plata, la CTA anunció el lanzamiento de un “movimiento político y social” que, sin embargo, aún no se ha traducido en una propuesta electoral. Mientras eso no suceda, la central seguirá siendo un espacio sindical y no una herramienta de intervención política concreta.
Astuto y paciente, Víctor De Gennaro dejará pasar las presidenciales para, después de abril, comenzar a analizar la posibilidad de dar pelea en algunos distritos, aquellos donde cuenta con más chances: el primero sería la Capital, donde la CTA podría candidatear al economista Claudio Lozano.
Recién después, De Gennaro estaría dispuesto a jugar su candidatura. En la CTA, muchos piensan que la paciente construcción política podría desembocar en la postulación de De Gennaro para el 2007, como cabeza de un frente donde –ahí sí– confluyan todos los sectores progresistas.
Zamora
El líder de Autodeterminación y Libertad tuvo un crecimiento notable al calor de cacerolazos y piquetes, aunque su imagen se fue debilitando desde que anunció que no se presentaría a las elecciones presidenciales. “Yo no creo que se haya desdibujado, pero de todos modos eso no es lo importante. Nuestro objetivo no es fortalecer imágenes sino empujar otro tipo de procesos políticos. Nosotros podríamos habernos presentado y ahora tendríamos más espacio en los medios. Pero pensamos que no sería coherente porque denunciamos las elecciones por fraudulentas”, explica a Página/12.
En cambio, sí podría candidatearse a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad. “No lo hemos hablado, pero no lo descartamos, así como no descartamos presentar candidatos en los comicios legislativos o en intendencias y provincias”, asegura el diputado, que no ve una contradicción entre la decisión de abstenerse en abril y la alternativa de presentarse a otras elecciones. “Lo vamos hacer si consideramos que podemos ayudar a generar procesos autogestivos, a fortalecer el espíritu asambleario”, agrega.
Ibarra
“El que se apura pierde”, les dijo Aníbal Ibarra a sus íntimos, algunos de los cuales lo presionaban para que anunciara su apoyo a Néstor Kirchner. El jefe de Gobierno de la Ciudad tiene una buena relación con el gobernador, pero también cuenta con el aval de un sector del ARI, de la bancada socialista en la Legislatura y del radicalismo antidelarruista: anunciar su apoyo formal a una fórmula presidencial en particular implicaría perder alguno de sus respaldos. Ayer, Ibarra se limitó a decir: “hoy votaría a Kirchner o a Carrió”.
Además, el ex fiscal aspira a nuclear al resto de los postulantes del centroizquierda: el socialista Norberto La Porta, el arista Eduardo Jozami, el peronista disidente Rafael Bielsa, el terragnista Cristian Caram y Claudio Lozano, de la CTA.
La semana pasada, el jefe de Gobierno transfirió a una funcionaria de confianza, Verónica Torrás, de la Secretaría de Comunicación Social al flamante comité de campaña. Decidido a pelear su reelección, el jefe de Gobierno quiere que las elecciones porteñas encuentren al progresismo de la Ciudad unificado detrás de su postulación. Tiene, como argumento insoslayable, la candidatura en ascenso de Mauricio Macri.