Según lo informó la agencia católica AICA, los integrantes de la Comisión Ejecutiva del Episcopado argentino encabezados por su presidente, el cardenal Jorge Bergoglio, se reunieron ayer en el Vaticano, donde están de visita, con el también argentino cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación (ministerio) para las Iglesias Orientales. Según la información oficial, el cardenal Sandri reiteró su “total sintonía” con el Episcopado argentino “en la defensa y promoción de la vida desde su concepción hasta su término natural y de la familia como bien social humano, tal como lo enseña la Iglesia Católica”.

Sandri, uno de los ministros del papa Benedicto XVI y hombre de firmes posiciones conservadoras, ha sido un crítico frecuente de los obispos argentinos, precisamente en temas de moral familiar y sexual, y ha hecho conocer sus observaciones a través de los canales reservados de la Iglesia por considerar que la jerarquía católica local no es suficientemente firme en sus posiciones en la materia. En este punto, Sandri coincide con los sectores más conservadores de la jerarquía católica nacional, cuya principal figura visible es el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer.

Resulta significativo que la información oficial subraye la “total sintonía” entre Sandri y Bergoglio precisamente en este tema, sin mencionar otras cuestiones que hayan surgido en la agenda. A pesar de no tener responsabilidades directas sobre la Argentina, Sandri sigue muy de cerca la política nacional y también la realidad eclesiástica, sobre la que ejerce influencia permanente utilizando su privilegiada ubicación en el gobierno de la Iglesia Católica universal.

La información oficial señala también que “durante el encuentro, el purpurado (por Sandri) agradeció al cardenal Bergoglio y a los demás miembros de la presidencia del Episcopado el apoyo que los obispos argentinos brindan a los obispos, sacerdotes y fieles de las iglesias presentes en el país”, aludiendo a una cuestión que por más que esté en las competencias específicas de Sandri es marginal para la agenda eclesiástica local.

Bergoglio, junto con Luis Villalba, arzobispo de Tucumán y vicepresidente primero; José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe y vicepresidente segundo, y el secretario general, Enrique Eguía Seguí (obispo auxiliar de Buenos Aires) se encuentra desde el sábado recorriendo los dicasterios (ministerios) vaticanos, dando cumplimiento a una resolución del plenario episcopal reunido en noviembre pasado. La finalidad del viaje –según fuentes eclesiásticas no oficiales– es la de aclarar “malos entendidos” e informar de “manera directa” a la curia romana sobre la realidad política, institucional y de la Iglesia en la Argentina.

Durante la presidencia de Bergoglio en la Conferencia Episcopal estos viajes se programaron cuando la cúpula entendió que la información que llega a Roma por otros canales informales o por parte de algunos obispos que disienten con la conducción perjudica la relación con la Santa Sede o interfiere en ella. La última vez que la Comisión Ejecutiva en pleno llegó al Vaticano fue en el 2007, poco antes de la visita ad limina, el viaje que todos los obispos deben realizar a Roma cada cinco años para rendir cuentas ante el gobierno central de la Iglesia. En aquella ocasión, Bergoglio y su equipo se adelantaron para “preparar” la visita ad limina del 2008 y dar su propia versión sobre temas cruciales.

Este viaje se produce al comienzo de un año coyunturalmente importante, tanto por las elecciones presidenciales a nivel nacional como por los comicios que habrán de celebrarse en noviembre en el Episcopado y que determinarán el fin del mandato de Bergoglio, dado que el estatuto no le permite una nueva reelección en la presidencia. En el marco de la visita a la Santa Sede, los obispos argentinos tendrán en los próximos días un audiencia con el papa Benedicto XVI.