La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró que no se modificará una política reivindicada por el Frente para la Victoria en sus ocho años de gobierno: “Nunca vamos a criminalizar la protesta social”, dijo ayer. Pero agregó que quienes lleven adelante medidas de fuerza y reclamos deben tener en cuenta cuánto afectan a otros ciudadanos y mantener cierta proporcionalidad entre los motivos de la demanda y el daño que producen, tal como ya había pedido a principios de año, durante la apertura de las sesiones legislativas. Fue en referencia al corte de la autopista Riccheri por parte de peones rurales de la Uatre, el gremio que responde al dirigente duhaldista Gerónimo “Momo” Venegas, un corte que la Presidenta calificó como “un cocoliche” y como “mamarrachesco”. “Eran cincuenta y tuvimos que desplazar cien efectivos para despejar la autopista sin violencia, como lo ha hecho siempre este Gobierno”, relató la mandataria, que luego narró cómo, apenas llegó la Gendarmería, los manifestantes “enrollaron sus pancartas, se subieron a los autos y se fueron a comer a una parrilla” por la zona. “Nunca vi nada igual”, remató.

Los argentinos “merecemos otro tipo de prácticas para las protestas. No se priven de hacerlo, pero háganlo en una plaza, está la Plaza de Mayo”, pidió Cristina Fernández, durante la puesta en marcha, por videoconferencia, de un tomógrafo para el Hospital Policial Churruca. “Me pregunté por qué se aprovechan de esa forma de este Gobierno. Miles y miles de manifestantes no son lo mismo que 50 y, sin embargo, cortaron uno de los principales accesos a la Capital. La protesta tienen derecho a hacerla todos, pero los argentinos merecen otro tipo de prácticas en lo social y lo gremial. De lo contrario, se equivocará el rumbo”, volvió sobre el tema la mandataria, a quien preocupa el equilibrio entre no reprimir la protesta social, una definición que el kirchnerismo ha proclamado desde los inicios de sus gobiernos, y evitar que eso signifique carta blanca a grupos minoritarios con medidas desproporcionadas respecto de sus demandas o con segundas intenciones políticas.

La Presidenta habló desde la Casa Rosada, donde estuvo acompañada por el ministro de Economía y vicepresidente electo, Amado Boudou; la ministra de Seguridad, Nilda Garré; el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. En el Hospital Churruca, junto a autoridades policiales, estaba el titular de la cartera de Salud y vicegobernador electo de Tucumán, Juan Manzur, cuya predisposición al trabajo fue elogiada por Cristina Fernández: “Cuando lo designé estábamos en plena gripe A y Manzur me dijo que lo íbamos a solucionar. Entró sonriendo y se fue sonriendo y desde ese momento siempre le agradezco mucho al ministro, que no dudó en ponerse al frente de las cosas para solucionarlas”.

CFK también destacó las obras que se llevaron a cabo en el Hospital Churruca, un complejo médico policial en el que “se invirtieron casi 15 millones de pesos” en una primera etapa de puesta a punto, que incluyó la compra de un tomógrafo computado. El jefe de la Policía Federal, Enrique Capdevila, que formó parte de la videoconferencia, le agradeció: “Presidenta, estamos en un momento de muchísima alegría porque acabamos de inaugurar el servicio de diagnóstico por imágenes con el tomógrafo que su gestión nos ha entregado”.

Cristina Fernández también destacó que el aparato era “muy demandado por los 180 mil agentes federales y sus familiares”, ya que “detecta con precisión la ubicación de la bala”, y detalló que “el Ministerio de Salud aportó una cifra superior a los 8 millones de pesos en ambulancias y otras necesidades del hospital”, y agregó que “ese aporte también estará destinado a la seguridad dentro del establecimiento”.