“Bueno, aquí está el Estado.” Con esas palabras, tal vez sin proponérselo, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, resumió el informe de Análisis y Evaluación de los aspectos educativos de la Asignación Universal por Hijo, en el que el retorno al colegio de alumnos que se habían alejado, el aumento en el presentismo general y la mayor vinculación de los papás de los alumnos con la escuela fueron los aspectos más destacados. “Diego Bossio (el titular de la Anses) representa una parte del Estado. Nosotros pretendemos ser una representación de la parte del Estado que educa. Las universidades aquí presentes, con su autarquía, su autonomía, son instituciones del Estado. Y son nuestras mejores consultoras”, agregó. El ministro remarcó que con el mejoramiento en la alimentación de los chicos en edad escolar se reorganizaron las prioridades de la escuela que, durante los ‘90, se había convertido en un lugar al que se iba a comer. Además, explicó que cerca de 140.000 chicos ingresaron al sistema escolar gracias a la AUH.

“Se empieza a ver que los chicos eligen en el comedor. Que empiezan a tener ñañas como las tienen los chicos no pobres. Que el día que hay milanesas es una celebración, pero que el día que hay guiso quieren menos. Pueden elegir estos pibes en el comedor lo que antes no podían elegir y éste un rasgo profundo de dignidad. El corazón de la escuela vuelve a ser el aula, como debe ser.” La diversificación en la dieta, el incremento de consumos culturales y recreativos, las zapatillas nuevas y las mochilas llenas fueron algunos de los aspectos que el ministro consideró más relevantes del informe de evaluación.

Allí se relevó el impacto de la AUH en los alumnos de las escuelas primarias y medias públicas de ocho provincias. Se realizaron más de 1200 entrevistas en profundidad a los propios beneficiarios, a sus papás, a sus maestros, preceptores y directores, y a funcionarios educativos. En una conferencia en el Palacio Pizzurno, acompañaron a Sileoni las autoridades de las universidades que formaron parte de la investigación –en nombre de las cuales habló el rector de la de Misiones, Javier Gortar– y Bossio.

Los investigadores que trabajaron en el informe consideraron que uno de los desafíos pendientes es la disputa por el sentido de la AUH, que actualmente es percibida como una herramienta que requiere de controles de cumplimiento, para que se convierta en un derecho ciudadano. En ese sentido, destacaron que docentes, directivos y, en menor medida, también las familias, reclaman mayor poder de control y sanción para quienes no cumplen con la asistencia escolar. Sileoni abrió el juego: “Hay una mamá que dice ‘El monto de la asignación es sagrado. Todo va a útiles escolares’. Pero también hay otra mamá que dice ‘Una parte lo voy a destinar a poner chapas nuevas, porque en invierno hace mucho frío’. Ambos destinos son destinos educativos: los lápices y las chapas”.

Acerca de las críticas a la AUH que hicieron en su momento el radical Ernesto Sanz y el cómico macrista Miguel Del Sel por los supuestos usos ilegítimos que le darían los padres de los beneficiarios, Sileoni dijo que son “dolorosas e infelices reflexiones”. “La AUH no se va por la canaleta de la droga ni el alcohol, no alienta los embarazos tempranos”, dijo, y explicó los motivos de esas críticas: “Todavía hay un desdén de aquellos que no han tenido dificultades o que ven la pobreza con una distancia dolorosa. Nadie se embaraza por cobrar una retribución del Estado y la AUH no se asigna a nada que no sean consumos virtuosos”.

Por último, el ministro destacó el carácter “largoplacista” de la universalización de la asignación familiar. “Es una medida que viene a quedarse para siempre”, dijo. “Lo que campea y sobrevuela en todas estas expresiones es algo tan sencillo como la recuperación de la dignidad. Las personas tienen derechos, tienen que pensar que esos derechos se los merecen, y lo que están aprendiendo nuestros alumnos en las escuelas es justamente, eso: a ejercer un derecho.”

Informe: Sol Prieto.