Miércoles, 9 de noviembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › INSPECCIóN JUDICIAL EN LA CASA MARIANI-TERUGGI
El tribunal de La Plata que juzga al primer grupo de 26 represores del circuito Camps inspeccionó ayer la casa Mariani-Teruggi, de la que secuestraron en noviembre de 1976 a Clara Anahí Mariani, de tres meses de edad, después de asesinar a su madre y a otros cuatro militantes. La abuela de la beba, María Isabel Chorobick de Mariani, apoyada en su bastón blanco, recibió a los jueces, querellantes y defensores en el umbral de la vivienda de calle 30 entre 55 y 56, que fue declarada “Sitio de memoria del terrorismo de Estado” y apuntalada por especialistas en técnicas de restauración, una tarea concluida el año pasado.
Chicha Mariani volvió a relatar los hechos del 24 de noviembre de 1976, cuando una patota de doscientos militares y policías atacó durante horas la casa de su hijo Daniel Mariani, donde funcionaba una imprenta de la revista Evita Montonera. “Durante cuatro horas escuché los tiros y lo que pensaba era que seguro Diana (Teruggi, su nuera) no podría llegar a mi casa. Mi sufrimiento era ése, jamás imaginé que Diana estaba acá adentro luchando por su vida”, relató Mariani, fundadora y primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. La casa fue atacada con ametralladoras, morteros y explosivos, y aún exhibe cientos de impactos de bala y un enorme boquete provocado por un proyectil de tanqueta que atravesó también una pared interior.
Con voz suave pero firme, Chicha Mariani recorrió las distintas habitaciones repasando los hechos, describió dónde se apostaron los represores y desde dónde se defendieron los militantes. “Porfirio resistió en este dormitorio (...). Bozzio estaba en el tanque de agua, en el techo”, explicó. Durante el asalto a la casa, que incluyó tanques y helicópteros, fueron asesinados Diana Teruggi, Juan Carlos Peiris, Daniel Mendiburu Elicabe, Roberto Porfirio y Alberto Bossio. Daniel Mariani no estaba en el momento del ataque, y fue asesinado en agosto de 1977.
“La inspección me pareció muy exhaustiva, con muchas preguntas”, dijo Mariani después del procedimiento, sin ocultar el dolor que le produce “revivir el horror” del ataque, tarea que “antes soportaba mejor”, admitió. “La inspección sirvió para demostrar que Clara Anahí fue protegida en la bañadera y salió viva de la casa. Etchecolatz miente, como mintió cuando habló de casamatas con troneras por las que asomaban caños de fusiles y como mintió (el represor Ramón) Camps”, agregó. El condenado Etchecolatz condicionó su participación en la inspección a la presencia de un perito en balística, pero el tribunal desestimó repetir el peritaje.
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