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El secretario general del sindicato de controladores aéreos (Atepsa), Omar Torres, criticó la decisión del Ejecutivo de traspasar a la Fuerza Aérea el control del cielo argentino. Sin embargo, responsabilizó a Ricardo Cirielli, titular del gremio de los técnicos (APTA), de estar detrás del conflicto. “El señor Cirielli no tenía nada que hacer en nuestro medio”, advirtió Torres.

La Presidenta realizará hoy un acto en aeroparque y se espera que continúe con su línea discursiva para intentar aplacar los reclamos sindicales. Mientras tanto, los vuelos de Aerolíneas Argentinas se van normalizando.

En el país existen aproximadamente 900 controladores aéreos, de los cuales 500 eran de extracción militar. Tras la creación de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC), todos quedaron enrolados en el gremio que lidera Torres. Pero el conflicto que se inició en este sector tuvo como protagonista a un grupo de controladores que, en vez de estar afiliados a Atepsa, respondían al gremio de Cirielli. Eran 20 controladores que ocupan un puesto en Ezeiza, uno de los principales centro del control. Todos cumplían funciones en un mismo turno laboral, de ahí su poder de acción gremial.

Una vez publicado el decreto, la Fuerza Aérea prohibió el ingreso de los 20 trabajadores que responden a Cirielli. “La autoridad aeronáutica va a tomar alguna medida con estos señores. Es probable que sean desplazados de los puestos de control”, manifestó Torres.

Por otro lado, el secretario general adjunto de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), Rafael Mella, aseguró que no se siente “condicionado” por la crítica del Gobierno contra algunos gremios del sector. “Hay que cuidarla y tratar de que se administre bien (por Aerolíneas Argentinas). Queremos que se permita el desarrollo de una empresa aérea para todos los argentinos”, concluyó Mella.