Jueves, 12 de abril de 2012 | Hoy
EL PAíS › DANIEL REPOSO, EL CANDIDATO DEL GOBIERNO PARA REEMPLAZAR A RIGHI
Por Nicolás Lantos
“La Presidenta me eligió por el trabajo que hice en la Sigen y también por mi nivel de compromiso”, aseguró el flamante candidato a procurador general de la Nación y actual síndico general, Daniel Reposo. De larga trayectoria en la gestión pública y en particular en organismos de control, esto no alcanzó para blindarlo de las críticas: su relación con Amado Boudou y Guillermo Moreno, su pública militancia política y su rol en el caso Papel Prensa han sido algunos de los argumentos esgrimidos por dirigentes de la oposición contra su designación. En diálogo con Página/12, Reposo descartó cada uno de estos peros y definió cuál será su tarea en este nuevo rol: “Que no haya un sector en la sociedad por encima de otro, que todos los sectores tengan el libre acceso a la Justicia”.
–Desde que se conoció la postulación, varios medios lo señalaron como “un hombre de Boudou”. ¿Cuál es su relación con el vicepresidente?
–Lo conozco a Amado producto de la gestión: entro a la Anses en el primer mandato de la Presidenta y quien me lleva es Claudio Moroni, en ese entonces el titular. Me conocía de mi trabajo en la Sindicatura. Cuando a Boudou le toca encabezar la Anses me pidió que me quede, pero siempre por mis condiciones profesionales. Son relaciones que suceden en todos los gobiernos y que no tienen nada malo en la medida en que uno pueda ser independiente. La misma relación puedo tener con cualquier otro ministro, porque además yo trabajo codo a codo con ellos, marcándoles los errores y cosas por corregir.
–Una crítica recurrente a su nombramiento es que su militancia política es incompatible con cargos de control...
–Todo ser humano tiene una ideología. Uno está consustanciado con este proyecto porque quiere que le vaya bien a la Argentina. En la medida en que le va bien a un gobierno, le va bien a la sociedad. La discusión que tiene que dar la oposición tiene que venir con una propuesta de construcción para poder mejorar y no siempre buscando destruir. Hablan de mi militancia y yo entré a la Sigen de la mano de Héctor Rodríguez, en épocas del radicalismo. Jamás perdí la independencia, uno es un profesional que hace su trabajo. Hice denuncias con Menem, con el radicalismo, jamas me callé.
–¿Qué lectura hace de su designación?
–La Presidenta, cuando me dijo que me iba a nominar para este cargo, dijo que tomó la decisión después de haberlo pensado mucho, en función del trabajo que hice en la Sigen y mi nivel de compromiso. Cuando asumí en la Sigen me había pedido que siempre cumpla con la ley y que ella nunca iba a permitir que nadie se apartara de la ley. Ayer volvió a decirme lo mismo. Muchas veces las urgencias superan cualquier cuestión vinculada al apego a la norma y uno estuvo ahí y siempre se cumplió con la normativa.
–Usted fue compañero de trabajo de Righi en la Facultad de Derecho de la UBA. ¿Cómo es su relación con el ex procurador?
–A mí me nombró subdirector del Departamento Posgrado de la Facultad de Derecho el decano, Andrés D’Alessio, a propuesta de mi maestro Juan Carlos Fernández Madrid: ahí lo conocí a Esteban, que dirigía el departamento. Me siento muy orgulloso del trabajo que hicimos en esa época y nuestra relación siempre fue de respeto y profesional.
–¿Habló con él desde que se conoció que usted podría sucederlo?
–Sería una imprudencia de mi parte. Yo sólo tengo una postulación que tiene que pasar por un proceso legal y el que decidirá será el Senado. Hasta entonces, no voy a hacer nada al respecto.
–Su pliego debe ser aprobado por dos tercios de los senadores, ¿qué perspectiva tiene?
–No me he dedicado a eso. Uno es respetuoso del trabajo que tiene que hacer el Senado. Yo estoy a disposición del cuerpo para contar todo lo que he hecho. Soy empleado público desde los 15 años. Lo único que tengo que demostrar es que he sido capaz todo este tiempo.
–La oposición dice que usted fue postulado para frenar o controlar la labor de los fiscales que investiguen casos de corrupción vinculados con el Gobierno.
–Los fiscales, lo marca la Constitución, tienen que tener la independencia necesaria. La actuación de la Justicia debe ser en defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad. La independencia de los fiscales es básica para que funcione la política. No pasa por valores ideológicos, sino por valores espirituales. Uno responde ante Dios por todas las cosas y debe hacer un trabajo que dignifique en última instancia al ser humano.
–Desde su nuevo rol, ¿piensa participar de la pelea entre el Gobierno y corporaciones con las que fue muy crítico, como Clarín en el caso Papel Prensa o ahora Boldt?
–Uno la pelea que tiene que dar siempre es para que no haya un sector en la sociedad por encima de otro, que todos los sectores tengan el libre acceso a la Justicia. En el caso de Papel Prensa, que no se beneficie a una empresa por sobre los intereses de la sociedad, pero no se trata de nombres propios, sino de romper con esquemas muy enraizados. Esto quizá molesta a algunos intereses, pero cada funcionario y dirigente debe tener la entereza de responder al pueblo y no a otros intereses.
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