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Enfrentar adecuadamente una emergencia implica la puesta en marcha de tres momentos: la “prevención”, la “atención de la emergencia” y posteriormente la “recuperación” de las zonas afectadas.

Para atender esta situación la Ciudad cuenta con áreas específicas y personal capacitado, el cual obviamente debe ser conducido por los funcionarios políticos. La conducción política tiene la obligación de guiar cada una de las etapas y de fijar las distintas prioridades.

En ese sentido, en los momentos en que estuve al frente del área de Emergencia de la Ciudad coordinamos las acciones que se fijaban como necesarias. La Ciudad me encontró varias noches sin dormir recorriendo puntos vulnerables. Transitando esquinas anegables para asistir a las víctimas en las grandes tormentas, dirigiendo la evacuación de hospitales o siendo la logística de los bomberos en los incendios. Siempre nos encontró ahí. Coordinando y asistiendo a los más vulnerables. Esta actitud no se debió a la búsqueda de un sacrificio innecesario, sino a la necesidad de responder a mi obligación como autoridad en la materia.

Más allá de lo ideológico y como contrapunto, en la gestión de Macri, una vez más se evidenció la falta de compromiso con la función pública. La demostración más ilustrativa es que Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete, estaba en Miami, y Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social, se encontraba en Punta del Este, bastante tiempo después de desatada la crisis.

Paralelamente, como evidenciaron las organizaciones sociales que trabajan en las villas y en los barrios con carencias, el Estado tampoco estuvo ahí. Una vez más los más necesitados, los más vulnerables fueron los menos asistidos. Esto sí es una definición política e ideológica de la gestión del PRO.

Por otro lado, desde el punto de vista técnico las emergencias son inevitables, pero se pueden desarrollar planes de contingencias para cada una de las hipótesis de riesgos de la Ciudad. Un Gobierno de la Ciudad activo debería actualizar estos planes, que desarrollamos oportunamente, e implementar ejercicios y simulacros en forma periódica. Luego, frente a la crisis, los funcionarios políticos deberían estar acompañando y liderando el accionar. Lamentablemente nada de esto ocurrió.

A una semana de la tormenta, estando en la fase de recuperación, seguimos teniendo escuelas sin clases, calles intransitables, árboles y mamposterías caídas.

* Ex subsecretaria de Emergencia; ex ministra de Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.