EL PAíS › BRINZONI SE DESPIDIO DEL EJERCITO
Y DIJO QUE FUE VICTIMA DE LA “INTRIGA POLITICA”
Con la espada en el último discurso
El general Ricardo Brinzoni pasó a retiro advirtiendo que “la intriga política sobre los cuarteles parece regresar después de 20 años”. El ministro de Defensa, José “Pepe” Pampuro, se limitó a escuchar. El presidente Kirchner les pidió a los diputados oficialistas que repudiaran el discurso. Hoy hablará en el acto del Día del Ejército.
Por Nora Veiras
“La intriga cuartelera hacia la política fue erradicada de la vida argentina. La intriga política sobre los cuarteles es tan riesgosa como la anterior y parece regresar después de 20 años”, advirtió temerario en su último discurso como jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni. Delante del ministro de Defensa, José “Pepe” Pampuro, se había atrevido además a decir: “Duele esta despedida. No por lo personal sino por las circunstancias inexplicadas que la enmarcan”. “Las circunstancias inexplicadas” no son otras que la facultad del presidente Néstor Kirchner de remover a las cúpulas militares como lo autoriza la Constitución Nacional. El exabrupto de Brinzoni provocó el enojo de Kirchner quien se comunicó con el titular del bloque del PJ, José María Díaz Bancalari, para que salgan a repudiar las declaraciones del militar (ver aparte). Hasta anoche, el enojo presidencial no tenía más repercusión que en las palabras. Y lo único cierto era que el general Roberto Bendini asumió como sucesor de Brinzoni con un discurso que hizo caso omiso de “la intriga política” que lo habría catapultado a la cúpula de la fuerza según su antecesor. Hoy hablará Kirchner en el acto del Día del Ejército.
La decisión de Brinzoni de hacer pública su crítica a la purga impuesta por el nuevo gobierno a la conducción de las tres Fuerzas Armadas había sido anticipada por los hombres de Brinzoni. El domingo por la noche, los colaboradores del general le habían dicho a Página/12 que “cuando la política se mete en los cuarteles hay que admitir que los cuarteles se metan en la política”. Esa idea mutó en la “intriga política”. Y, con poca sutileza la copia que se distribuyó a la prensa destaca en letras negritas ese único párrafo. “Hicimos todo bien y nos responden así”, se lamentaban en el entorno de Brinzoni a sabiendas que su única resistencia también pasa por las palabras aunque éstas puedan implicar un castigo por indisciplina. Hasta anoche, el revuelo en el Ejército era tal que el único que había pasado a retiro era Brinzoni y no se sabía a cuántos generales arrastraría el recambio. Como contracara, la Armada difundió el nuevo organigrama de la fuerza aunque se descabezó a la mitad del almirantazgo.
El recambio se aceleró por las críticas que dejaron trascender los hombres del Ejército. Kirchner ordenó que Brinzoni pasara a retiro antes del acto de hoy en conmemoración del 193º aniversario de la creación de esa fuerza. En el Colegio Militar será el Presidente quien hablará por primera vez después de haber decidido la renovación de las cúpulas castrenses a contramano de la idea, inclusive, de Pampuro. El ministro de Defensa había bendecido el plan de los uniformados para esperar los ascensos de fin de año y evitar “traumas” al momento del recambio. Kirchner rechazó esa propuesta convencido de la necesidad de fijar su autoridad y sacar de circulación a militares que habían hecho lobby ante políticos y jueces para que la Corte fallara por la constitucionalidad de las leyes de impunidad.
La despedida de Brinzoni empezó ayer por la mañana. La Plaza de Armas del Regimiento I de Patricios estaba colmada y a pesar del sol y del cielo sin nubes, el frío entraba por los uniformes de las distintas divisiones. La cara de los generales que en fila cuidaban la espalda de su jefe por última vez, traslucía debajo de sus gorras una mezcla de bronca y tristeza. La frialdad natural de sus gestos no lograba, esta vez, enmascarar los sentimientos que generaban la repentina despedida. Más atrás, en el palco oficial repleto de hombres con tapados oscuros entre los que se encontraba el ex ministro Horacio Jaunarena, una de las hijas de Brinzoni intentaba cubrir sus lágrimas con lentes negros.
El teniente general abrió el acto recorriendo junto al ministro José Pampuro, la extensa formación del Regimiento. Después de los saludos formales, Brinzoni subió a una pequeña tarima de alfombra roja donde lo esperaban sus pares de las otras fuerzas, también a punto de despedirse. Durante la entonación del Himno Nacional el jefe del Ejército dio su primera muestra de tensión. A pesar de mantener su rostro inmutable, no pudo controlar que el guante negro que cubría su mano derecha temblara al hacer la venia.
Minutos después comenzaría su último discurso. Detrás de un estrado verde y junto a una copa de agua habló por más de veinte minutos en los que sostuvo la monotonía de su voz y la mirada fija ante la decenas de cámaras que registraban cada uno de sus movimientos. Sin embargo, el agradecimiento a su familia “por haber estado siempre con su amor” hizo que su voz perdiera su firmeza y temblara, tal como su mirada que ahora se dirigía a las baldosas del patio.
“Ahora me corresponde dar un paso al costado al igual que a un equipo de generales que hoy, lamentablemente para el Ejército que los capacitó y que había depositado fundadas esperanzas en sus cualidades, pasan a la honrosa situación de retiro”, dijo cruzando miradas con el resto de los uniformados que ya no revistarán en la fuerza. Después todo fueron abrazos, apretujones y palmadas. “No lo esperaba así, pero bueno...” le susurró al oído a uno de los tantos que se acercaron a despedirlo.
Con el eco del revuelo que provocó el discurso de Brinzoni, Pampuro le tomó juramento a Bendini por la tarde en las escalinatas del Edificio Libertador. El ministro optó por el silencio y ni siquiera quiso –o pudo- confirmar la cantidad de generales que pasarán finalmente a retiro. Bendini, el general elegido por Kirchner para renovar la fuerza dijo: “recibo del teniente general Ricardo Brinzoni un Ejército disciplinado, cohesionado, profesional, en pleno proceso de modernización y que ha alcanzado los objetivos propuestos a pesar de las difíciles situaciones y de la escasez de recursos”, agregó que “a usted mi general y a los señores generales que dejan su puesto de mando, les agradecemos los servicios prestados” y aclaró que “hago llegar mi saludo al personal en situación de retiro. Ustedes son parte viva del Ejército porque el Ejército es uno solo”. Entre los retirados es donde la autocrítica por el terrorismo de Estado que practicó el general Martín Balza sigue siendo interpretada como una claudicación inadmisible. En las escalinatas estaba el titular del Foro de Generales Retirados, el general Alemanzor, un defensor de los dinosaurios de la última dictadura.
Informe: Martina Noailles