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El resultado electoral del domingo pasado en Tierra del Fuego lanzó a los dos candidatos que deberán competir en segunda vuelta a la búsqueda de acuerdos que les permita triunfar el próximo domingo. El justicialismo, con el vicegobernador y kirchnerista Daniel Gallo a la cabeza, ya concretó una alianza con sectores mayoritarios del Movimiento Popular Fueguino (MPF) y peronistas disidentes. En este entramado, el gobernador que va por su reelección, Carlos Manfredotti, quedó en un marcado segundo plano que da cuenta de su debilidad en el PJ fueguino. Mientras tanto, el radical Jorge Colazo hace lo mismo. El actual senador está enfrascado en una duranegociación con el ARI, hoy virtual tercera fuerza, y con el resto de los partidos que rechazan la continuidad del justicialismo en la conducción de la isla.
Las negociacionesse realizan contrareloj. Es poco el tiempo que les deja el ballottage que se realizará el domingo 29 a los partidos que participarán para tejer alianzas. Si bien la situación del PJ no es fácil a la hora de cerrar acuerdos, la responsabilidad de su realización la tiene Gallo por su condición de kirchnerista y sobre todo porque, por los avatares de la política local, el gobernador es menemista confeso y lo limita en su capacidad de armado, máxime cuando no logra que el presidente Kirchner siquiera lo atienda por teléfono.
Así, el entramado que pergeñó Gallo para conseguir el apoyo para la segunda vuelta pretende ir más allá de lo estrictamente institucional. Y esto obedece a que el PJ necesita del MPF para ser reelecto. Hasta el domingo era una complicación porque durante la campaña el candidato de la fuerza provincial, Jorge Garramuño, la realizó en base a una dura crítica al acuerdo que el MPF había alcanzado en 1999 con la actual fórmula gobernante para facilitarles el triunfo también en una segunda vuelta. Esto no fue suficiente y el intendente de Ushuaia sufrió una dura derrota, sobre todo cuando se miran los escaños obtenidos para legisladores donde su gente apenas consiguió una banca y las tres restantes –la Legislatura unicameral de la isla tiene quince representantes– responden a la familia Löffler de Río Grande. Justamente éstos son los que mejor se llevan con Gallo, a quien no sólo le mostraron su decisión de conformar un frente provincial que supere la instancia del ballottage. Ayer anunciaron un acuerdo programático que se pondrá en práctica durante la gestión que comienza el 10 de diciembre.
Esta alianza supone además –y no es un dato menor para las pretensiones de Gallo de convertirse en el hombre fuerte de la isla– sumar al MPF al proyecto que encabeza Kirchner. Esta alianza tiene un correlato en el Concejo Deliberante de Río Grande, donde gracias al acuerdo alcanzado con los Löffler al vicegobernador le permitirá predominar en dicho espacio, con el que puede condicionar la gestión del radical Jorge Martín, que fue reelecto. Con este esquema, que se repite a nivel provincial, Gallo tiene en sus manos las cuerdas con las que manejará la vida legislativa y, sobre todo, el devenir de la administración de Manfredotti que, si bien retiene una parte de la conducción del PJ, deberá mantener una estrecha relación con su vice para poder gobernar. Este entramado ha generado una especulación que hoy puede sonar descabellada pero que habla de un posible renunciamiento del menemista Manfredotti a favor de Gallo. Así, este último quedaría al mando de la provincia y le permitiría sumar puntos al armado nacional de Kirchner para controlar la Patagonia.
En la vereda de enfrente, Colazo no las tiene todas consigo. Necesita de los otros partidos para tener esperanzas de desplazar a Manfredotti. Comenzó a conversar con Fabiana Ríos, la referente del ARI en la isla. La actual legisladora le anticipó que antes de votar aManfredotti se corta una mano, pero para acompañarlo a él antes deben firmar una acuerdo con puntos que son indispensables para el ARI (ver nota aparte). Ante este escenario, todo indica que el PJ cuenta con más chances de triunfar frente a un radicalismo desmantelado que cuenta por ahora sólo con el apoyo de un sector que responde a Adolfo Rodríguez que está encarnado en la figura del candidato a vicegobernador Hugo Cóccaro.