La Cámara Federal dispuso ayer que sea el juez Sebastián Casanello quien finalmente investigue las denuncias presentadas contra el empresario santacruceño Lázaro Báez. Mientras, el caso no para de sumar enredos. Luego de la desmentida de Leonardo Fariña sobre lo que aparecía diciendo en dos cámaras ocultas, ayer fue el turno de Francisco Elaskar –el ex titular de la financiera SGI–, quien salió a desdecirse de buena parte de las afirmaciones que dieron origen a la denuncia. Por ejemplo, dijo que no conoce a Báez y que su financiera “no sacó dinero del país”. Que en realidad mintió “por enojo” porque se sintió “traicionado” por quienes trabajaban con él. En tanto, Fabián Rossi –el marido de la vedette Iliana Calabró– se mostró “muy sorprendido” por “cómo medios serios le dan cabida a dos delirantes”.

La resolución en la que la Cámara Federal le pasó la investigación a Casanello menciona que la causa sería por presunto encubrimiento y asociación ilícita. Ya antes de conocer la decisión, el juez había dado vista de las denuncias al fiscal federal Ramiro González y a la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), una nueva instancia que funciona bajo la órbita de la procuradora Alejandra Gils Carbó, con el objeto de “no entorpecer el curso de la investigación”.

La cuestión es que los testimonios que provocaron que legisladores y abogados fueran el lunes a Tribunales a llevar sus denuncias se desdibujan con el paso de las horas. Primero fue Fariña –esposo de la modelo Karina Jelinek– quien apareció en un programa de chimentos para decir que su dichos ante una cámara oculta “fue ficción” y que en verdad él sabía que lo estaban filmando. Luego fue Rossi –empleado de la financiera SGI y quien supuestamente manejaba las operaciones en Panamá–, quien calificó a Fariña y a Elaskar como delirantes que “dicen cosas que son de cuento”. “Van a tener que demostrar lo que dijeron. Esto se va a ir cayendo solo, hay que mirarles las caras a Federico y a Leo”, consideró.

Ayer, el círculo se terminó de cerrar con Elaskar, quien le dio una entrevista al noticiero de América. “No lo conozco, no lavé plata para él ni para ningún funcionario. En mi vida atendí a un funcionario”, respondió el financista sobre su relación con Lázaro Báez. También dijo que mintió cuando denunció que lo habían amenazado de muerte para que vendiera su firma supuestamente a gente de Báez. “Pido perdón, nunca me amenazaron de muerte, mentí a cámara y armé un gran problema”, agregó.

Aseguró que mintió por enojo hacia Fariña, Rossi y otras personas que habían trabajado con él en SGI y que no lo acompañaron cuando vendió la financiera. “Me sentí traicionado”, buscó explicar. Que sabía que a Rossi lo señalaban como alguien que desviaba dinero hacia Panamá. “Me llegó información, la maximicé y la utilicé. La verdad es que nunca se lavó dinero”, insistió. También dijo que con la nota que dio buscó “realizar algo de palanca para negociar”, aunque no quedó en claro negociar qué.

La historia de la supuesta estafa de estos financistas jóvenes a Báez ya había sido difundida el año pasado por algunos portales de Internet a los que habitualmente se vincula con los servicios de inteligencia como Seprin y Tribuna de Periodistas. Allí también se mencionaba a un supuesto “cerebro” de la operación, amén de otras supuestas vinculaciones del caso.

Como para sumar otro elemento, el juez federal platense Adolfo Ziulu le dictó –el 10 de marzo pero se conoció ayer– a Leonardo Fariña una inhibición de bienes por valor de 314.686,52 pesos, al hacer lugar a un recurso de amparo que un año atrás había presentado la AFIP. Como muchos con esta historia, Karina Jelinek dijo estar confundida. “Tengo las mismas dudas que ustedes”, le respondió ayer a los periodistas.