EL PAíS
“A mí no me gusta Bussi, yo no lo hubiera votado” dijo el Presidente
En Tucumán, Kirchner no desperdició la oportunidad de cuestionar al represor Bussi. Y se abrazó con el ex candidato Vargas Aignasse.
Por M.P.
Desde San Miguel de Tucumán
“A mí no me gusta Bussi. Yo no lo hubiese votado”, contestó Néstor Kirchner mientras se retiraba de la Casa Histórica, como llaman los tucumanos al histórico edificio en que los congresales de 1816 declararon la independencia. Desde su llegada a la provincia, a las once de la mañana, los movileros lo habían consultado sobre Antonio Domingo Bussi, jefe del Operativo Independencia, interventor militar de la dictadura y ganador de las elecciones municipales por apenas 17 votos. La insistencia de los cronistas dio resultado, porque en apenas cuatro horas Kirchner se cansó de mostrar su desprecio por el represor.
Era un escenario simbólico para Kirchner, por el pasado y por el resultado de las últimas elecciones, en las que Bussi le ganó al hijo de desaparecido Gerónimo Vargas Aignasse, candidato del PJ.
La primera señal se produjo apenas aterrizó en Tango O1, donde viajaba Kirchner y la comitiva oficial integrada por los ministros Alberto Fernández (jefe de Gabinete), Julio De Vido (Planificación), Aníbal Fernández (Interior), Ginés González García (Salud) y Carlos Zanini (Legal y Técnica), más el secretario de Cultura Torcuato Di Tella. También estaban los diputados Ricardo Falú, Malvina Seguí y José Vitar, todos tucumanos. En la pista los esperaba el gobernador electo, José Alperovich. A su lado estaba Vargas Aignasse. Cuando le tocó saludar al Presidente recibió a cambio un abrazo contenido y las palabras “fuerza, adelante”.
Otro gesto apareció unos minutos más tarde, cuando uno de los ministros más cercanos a Kirchner se topó con un cronista.
–¿Bussi puede ser extraditado? –preguntó el movilero.
–No, no, para eso tenemos a Garzón –respondió el ministro con ironía, porque a esa hora no se escuchaban muchos elogios para el juez español (ver asimismo página 3).
Como en otros viajes por las provincias, Kirchner recibió en Tucumán mucho calor popular. Pero a diferencia de Chubut y Rosario, esta vez se vieron muchas familias humildes, agolpadas sobre las vallas de la calle Congreso. También se vieron banderas de la JP Tucumán, la Uocra y Barrios de Pie. La efervescencia desapareció en el Tedéum que encabezó el arzobispo local, monseñor Villalba (ver nota aparte). En el templo se lo veía a Alperovich, de ascendencia judía, a quien Villalba cuestionó hace tiempo porque no juraría por “Dios, la Patria y los Santos Evangelios”.