[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

“¿Y?, ¿se sabe algo?” La cara de Rosa muestra preocupación y no se relaja con el “nada nuevo” que le dedica uno de los muchos movileros que recicla, una y otra vez, la misma noticia frente a la fachada principal de la Fundación Favaloro, donde esta mañana operan a Cristina Fernández de Kirchner. “Va a salir todo bien... ¡ay!, en manos de quién vamos a quedar”, se autoconsuela y se vuelve a preocupar una abuela cristinista y vecina del barrio, que fue y vino “un montón de veces” hasta la puerta de la clínica en donde está internada la Presidenta.

Militantes y seguidores de Fernández de Kirchner ocuparon ayer, junto con periodistas, camarógrafos y fotógrafos, las veredas de la entrada principal y trasera de la fundación ubicada en Belgrano al 1700. Hasta pasadas las 19, los últimos fueron bastante más que los primeros, pero a partir de esa hora comenzaron a llegar los hombres y mujeres de la filial porteña de la organización Túpac Amaru. Sus carteles con mensajes de aliento –”Vamos que todo se puede”, “En las buenas y en las malas con vos”, “Ni un solo paso atrás”, “Fuerza Cristina, sos la fuerza del pueblo”–, se mezclaron con hojas garabateadas que, desde más temprano, sostenían buenos deseos, junto a un poster gigante de los glaciares santacruceños con la frase “El pueblo está con vos ahora más que nunca”.

“Nos quedamos acá, de a grupos, veremos cómo nos organizamos luego, pero acá estaremos”, aseguró Angélica, de la Túpac, mientras organizaba entre sus compañeras la mateada sobre la vereda de Venezuela al 1700 (ingreso y egreso trasero de la fundación) y repartía algunas banderas. Elena tomó una y la expandió a la brisa, que con la huida del sol obligaba a cerrar camperas. “Vamos a rezar, a hacer cadenas de oraciones toda la noche y a seguirla mañana, para pedir por su recuperación, porque la necesitamos, necesitamos que siga con nosotros”, se esperanzó.

La presencia de la agrupación con epicentro en Jujuy fue llamativamente silenciosa –“hay enfermos acá, no hay que faltar el respeto”, justificó Juan–, medida incluso en el impulso de querer “contener” a la madre de la Presidenta que llegó a la clínica entrada la tarde. Los “fuerza Cristina” dedicados a Ofelia fueron breves susurros.

Patricia, Olga, Norma y Rudy, militantes de la Corriente Nacional y Popular 25 de Mayo, se acercaron por última vez a la noche a la puerta del sanatorio. “Pasamos todo el día en la confitería de enfrente, viniendo hasta acá a ver si pasaba algo”, contó Norma, y allí mismo decidieron reunirse nuevamente esta mañana “tempranito, tipo ocho, porque dicen que la van a operar a primera hora”, sumó Patricia, quien aseguró que si fuera por ella estaría “al lado mismo del médico que la va a operar, para cuidar que haga todo bien”. Olga asintió en coincidencia y advirtió que se acercaron a la Fundación Favaloro “por voluntad propia”: “Yo quería estar acá porque no me aguanto ver todo lo que pasa por la tele”. Los cuatro se mostraban compungidos, algo desconfiados: “Todo el eje latinoamericano está afectado por algo. Todos los presidentes sufrieron dolencias, y encima lo que dijo (el presidente de Ecuador, Rafael) Correa la otra vez, que teníamos que cuidarnos todos... yo no sé”, sospechó Patricia. El resto, sólo gestos de labios apretados.