EL PAíS › REPORTAJE A ANIBAL IBARRA, A UN DIA DE OBTENER LA REELECCION
“Somos parte de un proceso que se abrió en la Argentina”
El jefe de Gobierno porteño, un día después de su victoria, habla del significado del triunfo, de su relación con Néstor Kirchner y la dimensión del apoyo a su candidatura, del futuro conviviendo con un vecino como Felipe Solá y de la construcción de un espacio transversal a los partidos políticos. La sucesión. La gestión.
Por Santiago Rodríguez
Ya pasaron más de 24 horas del ballottage en el que fue reelegido como jefe de Gobierno y Aníbal Ibarra sigue tan contento como en el momento en que vio que Mauricio Macri admitía su derrota; se le nota en los gestos, en su tono de voz y en el modo en que se expresa. “Claramente la gente volvió a votar en contra del pasado”, dice de su triunfo. De su relación con el presidente Néstor Kirchner sostiene que “no hay ningún cheque en blanco entre nosotros”, y afirma que el santacruceño “no está en la chiquita” para aventar los fantasmas de que tarde o temprano se cobrará el apoyo a todo o nada que le brindó en su disputa con el empresario. También plantea que se propone acompañar el proceso encabezado por Kirchner y ayudar a la articulación de un espacio transversal similar al que tejió en la ciudad para pelear su reelección.
–¿Los “mataron”, como dijo Kirchner al enterarse del resultado de las elecciones?
–Fue una victoria contundente. Claramente la gente volvió a votar en contra del pasado. Macri expresaba la filosofía y la visión política de los ‘90. El hecho de que la gente no fuera a votar en blanco, no impugnara el voto y que muchos que no votaron en la primera votaran en la segunda demuestra que se involucró en esta disputa política que reivindico. Prefiero el debate a la hipocresía y acá era blanco o negro; eran dos ciudades y dos países; eran quienes imaginaron una Argentina con Menem, Patti y Macri o quienes querían dejar atrás ese esquema y mirar hacia adelante. Fue casi la segunda parte de la elección nacional.
–¿A qué atribuye el hecho ser el único dirigente de centroizquierda que sigue al frente de una gestión de envergadura?
–Hermes Binner hizo una buena elección en Santa Fe y de no ser por la Ley de Lemas hubiera ganado; fue el más votado y no salió electo gobernador, Julio Arriaga hizo una excelente elección en Río Negro, Martín Sabbatella ganó en Morón. Estar al frente de la ciudad es muy importante y se trata de un espacio donde se puede seguir articulando a quienes aún sin espacios de gestión sean importantes dirigentes. Todos compartimos la misma visión de la Argentina, no apostamos al fracaso y queremos que este proceso que se abrió en el país triunfe. Es importante demostrar que uno viene de un espacio progresista y puede exhibir resultados en la gestión.
–¿Cómo se posiciona políticamente desde ese lugar?
–Ser jefe de Gobierno, y esto trasciende a Aníbal Ibarra, significa tener una dimensión nacional, porque se trata de gobernar la ciudad capital. Voy a trabajar desde esta ciudad para fortalecer un espacio transversal en distintos lugares. No es que vaya a tener una dimensión nacional, y que quede claro para que no se malinterprete, pero es necesario que toda esa fuerza de sectores muy valiosos no se pierda y desde la ciudad podemos hacer para convocarlos y vincularlos para tener más fuerzas en nuevas oportunidades electorales y para seguir trabajando en el mientras tanto. Binner sigue siendo un referente importantísimo dentro de este espacio y la Argentina necesita que siga involucrado.
–¿Cuál va ser su relación con Kirchner?
–Si tomo como medida la de estos tres meses, muy buena; pudimos resolver muchas cosas que estaban pendientes, hubo una excelente disposición en términos de relación institucional entre la ciudad y la Nación. No hay ningún cheque en blanco entre nosotros. Está claro que si giro 180 grados o hago mal las cosas él no va a seguir comprometido con este proceso y al revés lo mismo. Seguidismo no hice ni haré nunca, pero confío que vamos a trabajar con el mismo horizonte político, del mismo modo que con Elisa Carrió. Estoy orgulloso de que la ciudad haya sido un lugar de convocatoria transversal y en ningún otro lugar de la Argentina se logró reunir lo que se reunió acá.
–¿Cómo va a hacer para mantener unido ese espacio?
–Podría decir que mostrando lo que hicimos es perfectamente posible. En la ciudad el espacio transversal que armamos desde el primer díasobrevivió a debacle de la Alianza. Espero además que este espacio también se traduzca en el ámbito nacional, porque así lo necesita la Argentina.
–¿Cómo imagina que se puede traducir?
–Lo imagino a partir de la consolidación de un proceso que demostró que la legitimidad se consigue más con acciones de gobierno que en una elección. Kirchner salió segundo con 22 por ciento y hoy tiene una gran legitimidad. Estoy profundamente comprometido con que a la Argentina y al Gobierno les vaya bien y aspiro a que todos, desde las diferencias incluso, estemos comprometidos con los objetivos propuestos de redistribución de la riqueza, desarrollo de la economía y de un Estado que pueda plantarse con firmeza frente a los grupos de poder económico. Hoy los partidos políticos son en muchos casos cáscaras vacías y la solidez de un gobierno pasa por su vínculo con la sociedad. Al involucrarse en las elecciones, Kirchner busca eso: consolidar poder no a través de un sello partidario, sino a partir de su relación con la gente de los diferentes distritos.
–¿Hay futuro político fuera del paraguas del peronismo? Su caso es singular, ya que por un lado demostraría que sí, pero por otro usted logró su reelección con un fuerte respaldo de Kirchner.
–En la ciudad formamos un espacio transversal en el que hay participación del peronismo, del radicalismo progresista, de independientes, de socialistas. Hay otros lugares donde la expresión popular se da a través del peronismo. No se puede mirar a todos con los mismos anteojos. Vale de ejemplo lo que pasó en Santa Fe, yo estaba comprometido con el triunfo de Binner y el Gobierno con el de Obeid. Hoy no se puede intentar ser una opción de mayorías levantando barreras partidarias. Acá hicimos un espacio transversal pero no nos juntamos con cualquiera y eso mismo es lo que está haciendo Kirchner: la estructura del PJ, Miguel Angel Toma, estaba con Macri, y él no corrió detrás de eso.
–Mucho se habló de que Kirchner se jugaba en las elecciones su armado político. ¿Se siente parte del armado político del Presidente?
–Me siento parte de un proceso que se abrió en la Argentina. Kirchner arriesgó capital político en la elección, pero la vida también implica asumir riesgos y quien no lo hace no cambia mucho las cosas.
–Es posible que en algún momento le pase la factura.
–Kirchner no está en la chiquita.
–Es política...
–Sí, pero más grande. Se trata de acompañar un proceso, compartir objetivos, pelear juntos por alcanzarlos. Es bueno que Carrió, que el socialismo y Víctor De Gennaro se hayan involucrado a pelear por los mismos objetivos. No hay que tener la soberbia de pensar que uno solo puede hacer las cosas.
–¿El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, es su sucesor, como ya se especula en algunos corrillos políticos?
–No empezamos el segundo mandato y ya están hablando de sucesores..., no, no, un poco de seriedad (se ríe). Por suerte, tengo cuatro años más y después no me van a tener que aguantar más.
–¿Y después?
–Qué será del después..., no lo sé y honestamente ni lo pienso.
–¿Cómo va a ser su relación con Felipe Solá en vistas de lo que fue la campaña? El mismo Solá admitió el domingo a la noche que no lo había ayudado para que ganara.
–Fue sincero, pero hay una agenda impostergable pendiente y ahora que fuimos reelegidos la tenemos que asumir. Está el tema de la cuenca Matanza-Riachuelo, el de la salud, el de la basura..., tiene que haber una fuerte coordinación metropolitana y en eso estamos en deuda.
–No tiene rencor por cómo jugó en la campaña.
–No, él tuvo una foto al principio nomás con Macri, pero además no soy susceptible ni rencoroso.
–¿Tiene previsto hacer cambios en su gobierno?
–Cambios va a haber; el momento, como siempre, lo voy a decidir sin que la prensa se entere con anterioridad. Uno siempre tiene que expresar la coalición que mostró a la sociedad. También he demostrado que rompo los límites y busco ampliarla; lo hice antes y tal vez lo haga ahora.
–¿Qué va a hacer con los radicales que lo respaldaron pero estuvieron formalmente dentro de Fuerza Porteña?
–Habrá participación siempre con el criterio de que sean buenos para la gestión. En esto no soy dogmático: hay gente valiosa que está en la función y va a seguir estando y hay otros que no. Lo que está claro es que no voy a sacrificar eficiencia por acuerdos políticos.
–Ahora que terminó la campaña, ¿qué evaluación hace de su gestión y qué es lo que se autocritica?
–La reivindico, fue mejor de lo que percibe mucha gente. Cuando hago el repaso, fue fenomenal lo que hicimos para la época que nos tocó vivir.
–¿No hay ninguna autocrítica?
–Tal vez no previmos que la debacle iba a ser de la magnitud que fue. No pudimos sacar la reforma política. No rompimos la historia de desigualdad entre norte y sur.
–¿Cómo piensa gobernar en función de que el 47 por ciento de los porteños votó en contra suyo?
–Los gobiernos son una gran oportunidad para ampliar los consensos. Fue fuerte la legitimidad que recibimos pero espero ampliarla con el ejercicio del gobierno, con la estrategia y los objetivos que expusimos.
–¿Qué le disgustó de la campaña?
–No estoy conforme con que se haya ensuciado la ciudad. En cuanto a la dureza, reivindico la vehemencia antes que la hipocresía.
–¿No le parece que con la discusión en torno a los comedores comunitarios se cayó demasiado bajo?
–No soy susceptible, pero si me quedo callado la boca cuando me dicen que manipulo entrega de comida por favores políticos es más o menos lo mismo que admitir que soy corrupto. Tendré muchos errores, pero corrupto no soy porque no entra dentro de mi filosofía de vida. No fui yo quien introdujo ese tema y de esa manera en la campaña electoral.
–¿Macri está terminado políticamente?
–No lo sé. Recibió una respuesta dura. Para sostenerse y sostener la oposición requiere un trabajo muchas veces silencioso, duro, con idas y vueltas en que hay que arremangarse.
–Macri dijo que no lo llamó para felicitarlo porque consideró que hubiera sido un gesto hipócrita. ¿Cecilia Felgueras lo llamó?
–Me mandó un radio y habló con mi secretaria. A Macri yo lo hubiera llamado, saludarlo no implica cambiar la opinión que tengo de él. Tendré que creer que fue hipócrita con su saludo en el debate.
–A propósito de la experiencia con Felgueras, ¿qué relación piensa establecer con Jorge Telerman?
–Con Jorge tenemos una probada relación de tres años y pasamos juntos por momentos muy difíciles. Tenemos también un vínculo personal.
–¿Va a seguir a cargo del área de Cultura?
–No lo sé, forma parte de las cosas que hay que resolver hacia adelante.