Sábado, 16 de mayo de 2015 | Hoy
EL PAíS › ANGELICI, DE LOS DOS LADOS DEL MOSTRADOR
Por Irina Hauser
“Si no cumplís, después nadie te toma en serio”, es una de las muletillas con que suele presentar sus promesas Daniel Angelici en una de sus facetas menos conocidas: la de operador radical-macrista en el Poder Judicial. El Tano Angelici, que es abogado, tiene fuerte ascendencia en el Consejo de la Magistratura porteño y alguna en el de la Nación, un rasgo que le ha permitido incidir en designaciones de jueces y fiscales. Uno de los ejemplos más elocuentes, ya conocido en el mundillo judicial pero quizá más ampliamente comprensible desde ayer, es su amistad y cercanía con el fiscal general del Ministerio Público porteño, Martín Ocampo, jefe de los fiscales de la ciudad de Buenos Aires, quien también le debe en buena medida su cargo. El presidente de Boca es, además, padrino de su hijo y viajaron juntos a Miami. La investigación de los hechos en la Bombonera está, precisamente, bajo su órbita.
El desfile de invitados del cumpleaños de 50 de Angelici, celebrado en mayo del año pasado en el Hotel Hilton, también dio cuenta de sus lazos con el ámbito judicial. Entre los asistentes estuvieron –además, lógicamente, de Ocampo– la jueza federal María Servini de Cubría, el abogado Darío Richarte –número dos de la ex SIDE en tiempos de la Alianza, miembro conspicuo del clan Stiuso, además de ex vicerrector de la UBA–, el Consejo de la Magistratura porteño casi completo y hasta el ex presidente del Colegio de Abogados, Jorge Rizzo, ahora abogado de Carlos Fayt. La fiesta fue de uno 800 invitados e incluyó a Enrique “Coti” Nosiglia, Mauricio Macri, Julio Grondona y Luis Barrionuevo.
“El que se calienta en política pierde”, es otra de las frases favoritas de Angelici, quien se fogueó en el radicalismo de la Facultad de Derecho. Para entablar negociaciones le gusta reunirse en el restaurante Rond Point de avenida Libertador o en Puerto Madero. En los últimos años ha sido un armador de alianzas de radicales y macristas, como sucedió en las elecciones para cargos de consejeros de la Magistratura (porteño y nacional), los organismos que eligen y sancionan a los jueces. Hizo un aporte importante en la votación de consejeros-abogados al sumarse a la lista de Rizzo (mezcla de massismo y PRO), Gente de Derecho.
Angelici, fuente de apoyos políticos y promotor de designaciones, buscó interlocutores en todos los rincones judiciales. Sebastián De Stéfano es su hombre fuerte, del macrismo, en la Magistratura porteña. Se las ingenió para pactar también con el kirchnerista Juan Manuel Olmos, quien logró la presidencia del cuerpo. En el Consejo de la Magistratura nacional tenía vinculación con el ex consejero-abogado Alejandro Fargosi, a través de quien el PRO consumó un acuerdo con el kirchnerismo para promover una lista de jueces federales en 2011, entre quienes fue designado el controvertido Luis Rodríguez, en un concurso denunciado por presunto fraude. A Fargosi lo reemplazó Adriana Donato. En el fuero federal se le atribuyen a Angelici amistades más antiguas, como con el juez Claudio Bonadio, y con el fiscal Carlos Stornelli, ex jefe de seguridad de Boca y, para muchos, actual mandamás en las sombras en esa área del club.
En el Ministerio de Justicia de la Ciudad, su puente es el subsecretario Javier Buján y se le suman un abanico de funcionarios de segunda línea. A Angelici, en la Justicia porteña, le atribuyen la ingeniería que duplicó los juzgados del fuero Contencioso Administrativo: eran doce y ahora son 24. Ese fuero es el que siempre le trajo más dolores de cabeza al gobierno de Macri, con denuncias en todos los ámbitos, desde fallas e incumplimientos en salud, vivienda y educación hasta seguridad. Al agregar juzgados se buscó diluir las causas contra la administración PRO.
La designación de Ocampo, en febrero de 2014, es una síntesis de cómo las relaciones políticas invaden la actividad judicial. Había sido, antes, legislador del macrismo. Su cargo actual es equiparable, en la Ciudad, con el que tiene Alejandra Gils Carbó como conductora de los fiscales a nivel nacional. Antes de ser nombrado, Ocampo tuvo un sinfín de impugnaciones de las organizaciones más representativas del ámbito del Derecho –la Asociación Americana de Juristas (rama Argentina), Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), Directorio Legislativo, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip), entre otras– , las que ya en 2013 advertían que su identificación con el partido de gobierno “no daba garantías suficientes sobre el futuro ejercicio del cargo con la independencia que éste requiere”. Explicaban que, además de carecer de antecedentes, tendría que actuar en las causas judiciales “de interés público en las que son parte el Gobierno de la Ciudad y, eventualmente, los propios funcionarios de gobierno”. Ahora, a sus fiscales, les toca la de Boca.
Ayer Ocampo dijo que es amigo de Angelici de toda la vida. No mentía. Durante la ocupación del barrio Papa Francisco pasaron unas vacaciones juntos en Miami con otros hombres del macrismo.
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