Martes, 19 de mayo de 2015 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA AL REELECTO GOBERNADOR DE SALTA, JUAN MANUEL URTUBEY
Luego de ganar por 20 puntos de diferencia las elecciones del domingo, Urtubey asegura que no tiene preferido entre Scioli y Randazzo. Descarta ser vice o ministro en el futuro gobierno y anticipa sus ganas de ser presidente en 2019.
Por Sebastian Abrevaya
Al asumir el 10 diciembre próximo su tercer mandato como gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey seguirá siendo uno de los gobernadores más jóvenes de la Argentina. Su primera gestión al frente del Ejecutivo provincial arrancó en 2007, a los 38 años, luego de derrotar al actual senador nacional Juan Carlos Romero. Este domingo le volvió a ganar, esta vez por 20 puntos de ventaja (51 por ciento a 31). A diferencia de otros dirigentes de su generación, Urtubey no les escapa a ciertas definiciones políticas ni tiene miedo de reconocer parte de su pragmatismo. “Yo nunca juego a la política testimonial, en política juego al poder”, asegura en diálogo con Página/12 al día siguiente de la elección. De lleno en la cuestión nacional, anticipa que junto a otros mandatarios del norte se sentará a discutir con Daniel Scioli y Florencio Randazzo para ver a quién le brindan su apoyo de cara a las PASO de agosto. No tiene inconvenientes en adelantar que quiere ser presidente en 2019 y descarta de plano ser candidato a vice en este turno electoral o formar parte de un futuro gabinete nacional.
–Es un hombre grande ya. Perdió varias elecciones en la provincia y al paso que vamos cada vez va sacando menos votos. Me da la sensación de que es un capítulo de Salta que ya no vuelve.
–Sí, hablé. A él le parecía que como había estado en las PASO y como habíamos estado juntos un par de veces no era necesario. Pensaba que era prudente saludarme desde allá. Soy consciente de que el hecho de que haya estado Florencio y no Daniel por ahí se presta a alguna interpretación, pero la verdad es que no la hay. Tengo una gran relación con Daniel, me acompañó en la campaña y su presencia física en el festejo en realidad no significa nada.
–Sinceramente no me considero en posición de evaluar la personalidad de los candidatos. Yo lo que quiero es saber qué quieren hacer con la región. Porque hasta ahora todo lo que se está discutiendo en campaña, con total respeto y buena onda, son cosas adjetivas. No hay nada sustantivo. Ningún candidato, no sólo de nuestro espacio político, se sentó a decir nada de eso. Entonces yo me resisto a acompañar a un candidato o a otro porque me caiga mejor o peor alguna actividad de campaña. Lo que quiero es saber qué vamos a hacer. No es cuestión de afinidades o de amistades.
–Ayer no lo pudimos hacer, pero yo lo estoy conversando con los dirigentes de la región, con gobernadores, dirigentes de las distintas provincias, porque lo que queremos es dar un apoyo comprometido pero condicionado, en el buen sentido. No condicionado a espacios de poder, a ver quiénes son candidatos, sino a políticas públicas. Porque en estos diez años, está bien que hemos crecido, la región creció por arriba de la media nacional, es cierto. Pero nosotros necesitamos acelerar todavía más ese proceso porque el nivel de inequidad que hay en la Argentina, a pesar del gran esfuerzo realizado, en términos regionales es grande.
–Ninguna. Definitivamente no voy a ser candidato a ningún cargo porque me eligieron para gobernar Salta. No es un secreto que en su momento yo quise competir para ser presidente. Pero la situación de la provincia la conocen. El armado de un frente que parecía competitivo me obligó a quedarme en la provincia porque sentía que abandonaba a Salta.
–Sí, definitivamente. Yo tengo toda la voluntad de hacerlo. Para hacerlo ahora no se dieron las cosas. Cuatro años en la Argentina es un siglo, pero mi vocación es ésa. Me preparé toda mi vida para eso. Pero va a depender de un montón de cosas. Tendré que gobernar bien la provincia y después convencer a unos cuantos millones de argentinos que piensen igual que yo.
–Definitivamente lo descarto. Los salteños me eligieron para gobernar. De la única forma que me voy del Gobierno es cuando termino el mandato, siempre que no me echen antes (risas). Yo no compito en elecciones por la cuestión deportiva, digamos. Yo asumí un compromiso, una obligación.
–Le diré que consigamos otro. Porque yo voy a ser gobernador.
–Yo estoy muy conforme y muy contento con que Eduardo Fellner sea el presidente del partido. Es una síntesis perfecta, porque es un tipo de experiencia pero muy abierto. Una persona que puede hablar con todo el mundo. El es un gran presidente del partido. En la Argentina no le damos mucha importancia a ese tipo de cargos. Pero con el paso del tiempo tal vez ocupe un rol mucho más importante.
–Muchas de las políticas públicas que estamos siguiendo son producto de la decisión política de Cristina, que es la conductora del espacio. Pretendo que no andemos a los barquinazos de un lado al otro. Se va un gobierno y viene uno nuevo y en nombre del peronismo hacemos todo lo contrario. Lo que pretendo es que en nombre del peronismo les demos un marco institucional a algunas cosas. Por ejemplo en nombre del peronismo se armaron las AFJP, se privatizaron las empresas públicas y se cerraron industrias. Y también, en nombre del peronismo las abrimos, las estatizamos... salgamos de esa lógica. Volver a atrás es un peligro. Vos podés ser kirchnerista y no peronista. Pero cuando sos peronista, la acción de este gobierno se parece tanto al ideario peronista que uno se siente muy cómodo.
–Lo que me gustaría, no sé si en la fórmula o en la visión, que hablen de la Argentina federal. La coincidencia de que hoy todos los candidatos, salvo Ernesto Sanz, son bonaerenses o porteños. Está todo bien pero a mí me gustaría que me hablen de la otra Argentina.
–Nosotros hacemos nuestra tarea lo mejor posible. Hacer también el trabajo de la oposición sería una audacia. Si tienen vocación de poder verán de unirse y tratar de ganarnos. Si no la tienen, problema de ellos.
–No, nunca juego a la política testimonial. En política juego al poder. Después me siento y discuto política 10 horas y me encanta la evaluación y toda la historia, pero lo que a mí me interesa es ser competitivo, porque personas con buenas intenciones hay miles pero después tenés que ejercer el poder y para ejercerlo lo primero que tenés que hacer es ganar. Entonces, obviamente, que la competitividad se da en el proceso electoral, pero tiene que haber una mínima mirada. Hay gente que no mide nada y después gana de una manera espectacular, pero un mínimo tiene que haber.
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