EL PAíS › PIDEN ENTRE SEIS Y DIEZ AñOS POR APROPIACIóN

El día de los alegatos

 Por Ailín Bullentini

La querella de Abuelas de Plaza de Mayo y la fiscalía solicitaron penas de entre seis y diez años de prisión para el matrimonio que crió como propia a la nieta recuperada Florencia Laura Reinhold Siver y el médico que falsificó su certificado de nacimiento. Los consideraron coautores y partícipes necesarios de los delitos de apropiación, retención y ocultamiento de la joven cuando era una beba recién nacida, la alteración de su estado civil y la falsificación ideológica de documentos públicos –su certificado y partida de nacimiento y su documento de identidad–. Los alegatos de las partes acusadoras tuvieron lugar en la penúltima audiencia del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Nº 5. Los magistrados oirán hoy la posición de la defensa de los tres acusados, Juan Carlos Lavia, Serafina Marchese y Francisco De Luca, y emitirá la sentencia la semana próxima.

Las exposiciones del fiscal Miguel Angel Pallazani y de los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo Alan Iud y Pablo Lachtner giraron en torno de una misma premisa: el matrimonio de Lavia y Marchese conocía el origen de la beba que tenía 15 días cuando la recibieron de la mano del médico genocida Aldo Chiappe en enero de 1978. Integrantes de la familia biológica de Florencia Laura y miembros del círculo íntimo de la que fue su historia hasta agosto de 2011 –cuando recuperó su identidad– escucharon la audiencia. Ella no asistió. “La estrategia de la defensa estuvo limitada a esgrimir el desconocimiento de los acusados sobre el origen de Florencia Laura, pero hay suficientes elementos para demostrar lo contrario y calificar su conducta como un crimen de lesa humanidad”, advirtió Iud al inicio del alegato.

Entre esos elementos, ambas partes destacaron los testimonios de varias sobrevivientes de la ESMA, el centro clandestino en donde los padres de Florencia Laura –Marcelo Reinhold y Susana Siver– estuvieron encerrados a mediados de 1977. Ellos permitieron confirmar su gestación, su nacimiento en el Hospital Naval y el día en que aquello sucedió. En los alegatos también se mencionaron las declaraciones de sus tíos paternos, Adriana y Augusto Reinhold, y de su tía materna (esposa del hermano de su mamá), Alicia Margulies, que revivieron la búsqueda de sus padres y de ella que ambas familias sostuvieron en el tiempo.

La fiscalía encuadró el hecho en “el plan organizado de exterminio, tortura, desapariciones y apropiación de niños que tuvo como finalidad la eliminación de una identidad colectiva para imponer otra” y consideró que a lo largo del debate quedó demostrado que en la apropiación de Florencia Laura Reinhold Siver “el patrón se cumplió: la entrega de los niños a personas relacionadas con personajes de las fuerzas de seguridad actuantes durante el terrorismo de Estado y la imposibilidad de que los familiares de los desaparecidos tuvieran vínculos con los bebés nacidos en cautiverio”.

Las Abuelas hablaron de la “ceguera voluntaria”. Para Iud y Lachtner, Lavia, Marchese y De Luca por motivos personales decidieron “sacar ventaja del contexto” presumiblemente desconocido –el terrorismo de Estado– para cometer un crimen en beneficio propio. “Voluntariamente decidieron no indagar, prefirieron no saber” con lo cual “no se trata de un simple desconocimiento, sino de un desconocimiento voluntario”, apuntaron en su alegato.

Durante la instrucción, Lavia había mencionado que, al saber de sus inconvenientes para tener hijos, Chiappe –colega en el sanatorio de Haedo– le había ofrecido una bebé que había sido abandonada en el Hospital Naval de La Plata; que él “siempre” le creyó la versión del abandono y que con su esposa aceptaron a la beba; que no les pareció ilegal ese “método de adopción”; que le pidió a De Luca, amigo suyo, que elaborara un certificado de nacimiento falso en el que figurara la niña como hija biológica de él y de Marchese; que no sabía “nada” de los crímenes del terrorismo de Estado de aquellos años, pero que cuando llegó la democracia empezaron a tener “mucho miedo de los militares”; que siempre le dijo a Florencia Laura que había sido adoptada, pero que recién a su mayoría de edad le traspasó su “sospechas” sobre la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos para que “ella decidiera qué hacer”.

“Se negaron conscientemente a confirmar lo que sospechaban. No hay posibilidad de que justifiquen su accionar en el desconocimiento”, advirtió Iud y añadió: “El que cierra los ojos, actúa de mala fe. ¿Cuál eral miedo de Lavia? A quedar preso. Era consciente de su conducta”.

Para la fiscalía y los abogados de Abuelas, Lavia y Marchese son coautores de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de una niña así como de la alteración de su estado civil. Lavia también es coautor de falsificación ideológica de documento público, delito en el que a Marchese la ubicaron como partícipe necesaria. Para él pidieron 10 años de prisión e inhabilitación profesional por el mismo período de tiempo. Para ella, ocho años. A De Luca, quien había reconocido durante la instrucción haber elaborado el certificado de nacimiento falso, pero negado haber sospechado del origen de Florencia Laura así como de haber sabido de los secuestros, torturas, desapariciones y robo de bebés durante la última dictadura, las acusaciones también lo consideraron culpable. La querella pidió seis años y seis meses de cárcel. La fiscalía, siete.

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Los acusados Juan Carlos Lavia, Serafina Marchese y Francisco De Luca.
 
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