El ministro de Economía, Axel Kicillof, destacó ayer que “uno de los mayores méritos en estos doce años de kirchnerismo fue que la economía se subordinó a la política” y advirtió que “el ajuste permanente, el endeudamiento y la apertura indiscriminada de las importaciones nunca ayudaron a la industria nacional”. Al cerrar el 12º Encuentro del Consejo de las Américas, que se celebró en el Alvear Palace Hotel de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, alertó que esas políticas constituyen “el plan económico que proponen algunos candidatos, con las cuales los primeros que se perjudican son los empresarios, (porque) nunca ayudaron a la industria ni a la inclusión social”.

Kicillof recordó que “durante muchos años, en Argentina se cambiaba de ministro de Economía y de programa económico en medio de un mismo gobierno, por pedido del mercado”, y subrayó que “lo primero que hacía” cada nuevo titular del Palacio de Hacienda, “era viajar con destino a un organismo financiero internacional, desde donde volvía al país con un pliego de condiciones para las políticas económicas a seguir”. Citó, como ejemplo, que “el ex presidente Fernando de la Rúa nombró ministro de Economía a Domingo Cavallo por presión del mercado, que reclamaba otro programa económico; en realidad, era el mismo que ya había aplicado años antes, sin ningún resultado”, subrayó Kicillof respecto del mentor de la convertibilidad, que terminó siendo a quien le estalló el mismo sistema en las manos a fines de 2001. Ese episodio le costó el puesto al propio presidente de la Nación, que abandonó el cargo en diciembre de ese año.

El actual ministro reflexionó que, de este modo, “uno votaba un presidente, pero las medidas económicas se definían en otro lado”. En cambio, reclamó que ahora “los candidatos a presidente digan claramente qué quieren hacer con la economía”. Indicó que “el liberalismo tiene como pilares un Estado chico con políticas de ajuste permanente, el endeudamiento constante y la apertura indiscriminada de las importaciones”, y puntualizó que “con estas políticas siempre persiguieron el superávit fiscal y externo, y nunca lo consiguieron”. Con la aplicación de esas políticas sin mesura en los ’90, recordó que “hubo déficit fiscal y externo, por eso recurrieron permanentemente a medidas de ajuste fiscal, ruinosas para la inclusión social de los argentinos, como el desfinanciamiento de la salud y de la educación, y la rebaja de salarios y jubilaciones”.

En términos históricos, expresó que “no hubo ninguna etapa en la cual el endeudamiento sirviera para el desarrollo, ni para las empresas ni para el consumo”, y sostuvo que “la Argentina fue el engranaje de una bicicleta financiera internacional”. “Este es el plan económico de algunos candidatos. Lo quieren justificar en la inflación, el excesivo gasto público y la ineficiencia de la industria. Pero cada vez que lo aplicaron, a la Argentina le fue mal”, remarcó Kicillof.

“Los argentinos tenemos una experiencia tan rica en volantazos económicos que eso nos permite haber vivido etapas donde, efectivamente, se aplicó a ultranza un modelo económico del ajuste permanente. Y otro alternativo, que es el que aplicamos nosotros con resultados contundentes, que son al mismo tiempo logros políticos”, agregó.

En contrapartida a esa política ortodoxa de los ’90, Kicillof sostuvo que “hay un proyecto más complejo que implica un camino más difícil y más largo, pero que redunda en tremendos resultados respecto de inclusión social y crecimiento de la estructura productiva, lo cual queda en evidencia después de doce años de gobierno”. “La política económica –agregó– es la que tiene que balancear el crecimiento para que redunde en resultados de mayor grado de inversión, mayor nivel de incremento de las empresas y mayor grado de inclusión social y poder adquisitivo de los trabajadores.”