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Moliné lagrimeó ante el Senado, seguro del fracaso de su defensa

El próximo miércoles el Senado decidirá la destitución o el sobreseimiento del supremo tenista Eduardo Moliné O’Connor. Ayer, al terminar la ronda de alegatos, el ministro suspendido insistió con que la acusación en su contra es “política”.

 Por Eduardo Tagliaferro

“La defensa solamente planteó cuestiones periféricas y cuestionó el procedimiento como suelen hacer quienes son culpables. (Eduardo) Moliné O’Connor podría haber evitado el juicio si en la última década hubiera actuado conforme a derecho. El llanto del final no alcanza. Ya es tarde. Muchos argentinos lloraron antes por los actos de este juez”, comentó a este diario el titular de la comisión acusadora, el diputado Ricardo Falú, cuando finalizó la audiencia en la que se escucharon los alegatos finales del juicio político al hoy suspendido magistrado de la Corte Suprema.
El próximo miércoles los senadores deliberarán de manera secreta y allí analizarán los elementos de prueba que fueron recogiendo durante el proceso. También adelantarán los elementos que contendrán los dictámenes que momentos más tarde someterán a votación en sesión pública. Allí se resolverá si Moliné es destituido o sobreseído por el cargo de mal desempeño.
La prolongada sesión de ayer fue el último acto antes de la decisión del Senado, a la sazón jurado en este proceso. Fueron cuatro horas de alegatos. Las dos primeras fueron para los diputados Falú, Nilda Garré y Carlos Iparraguirre por la parte acusadora. Moliné, Gregorio Badeni, Eduardo Aguirre Obarrio y Aráuz Castex utilizaron las dos horas siguientes para la defensa.
El radical santafesino Iparraguirre se explayó sobre el caso Meller. Señaló que “se trató de un escandaloso fraude al que se quiso someter al Estado, haciéndole pagar una deuda que no existió”. El planteo de Iparraguirre se fundamentó en que: las fechas del reclamo de Meller a la ex Entel, fueron fraguadas; no fue documentada la deuda de Entel, la responsabilidad de Moliné en este caso fue funcional; con la opinión de Rodolfo Barra se inventó una resolución que no existía y que los peritos no tuvieron acceso al expediente, “tal como lo definieron los testigos a lo largo del proceso”. La conclusión de Iparraguirre fue que “Moliné buscó legitimar un reclamo administrativo fraudulento” y que “actuó por intereses ajenos al derecho”. “Yo soy un hombre del radicalismo, no tengo nada que ver con el Gobierno”, señaló para desacreditar los dichos de Moliné de que este proceso se llevaba adelante por una decisión del presidente Néstor Kirchner.
Para Garré, el caso de Macri fue “un ardid, un engaño para evadir impuesto”. Para la legisladora, el grupo Sevel perjudicó a los compradores al hacerlos figurar como tales, en lugar de anotarlos como importadores. De esta manera hubieran recibido mejores precios. La diputada cuestionó incluso algunas definiciones de sus abogados defensores. Pareció encontrar en ellas cierta condescendencia con los hechos irregulares. “Hay que cumplir con la ley, afecte a quien afecte. Basta de impunidad”, concluyó Garré.
“Sin libertad de expresión son impensables las demás libertades. Por algo los Estados Unidos tienen a esta libertad como la primera enmienda”, comenzó Falú al hablar del caso Magariños, un juez que fue sancionado por la Corte Suprema de Justicia. Para el diputado tucumano, la resolución firmada por Moliné “representa una limitación a la libertad de expresión”. Insistió con esto y con que quien ejerció su poder para silenciar una opinión era nada más y nada menos que un miembro del máximo tribunal de Justicia del país.
“Jamás he participado de un proceso en el que un juez instructor tiene despacho en la Casa Rosada”, dijo Moliné intentando desacreditar a la senadora Cristina Fernández de Kirchner. En su saga de cuestionamientos, el magistrado suspendido puso el acento en que fueron rechazadas la mayoría de sus impugnaciones y que con este proceso se está poniendo en peligro “la independencia del Poder Judicial”. Hablando del caso Macri,dijo que “se le hace decir al derecho lo que la comisión quiere, para destituir a un juez vaya a saber con que intereses”. “Ojalá yo no estuviera sentado aquí ya que se está jugando la suerte del país”, dijo antes de decir que “nunca pidió entrar a la Corte” sino que su designación lo tomó por sorpresa. Luego sus parientes aplaudieron, y lagrimeó cuando su hijo Santiago lo abrazó al finalizar su alegato.

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Los hijos y la esposa de Eduardo Moliné O’Connor acompañaron desde los palcos al supremo.
 
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