“Conmigo se acaban los curros en derechos humanos”, declaró Mauricio Macri a fines de 2014 a un periodista del diario La Nación, que tituló la entrevista con esa frase. A dos días del ballottage, la promesa del candidato de Cambiemos reapareció de madrugada en formato de graffiti en la Casa de la Memoria y la Vida donde funcionó el centro clandestino Mansión Seré. “El 22 se termina el curro”, escribieron con pintura roja. Horas después, siempre desde el anonimato, dos llamados alertaron sobre la colocación de bombas en el Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la ex ESMA. “Estos actos constituyen otro ataque a la memoria de las víctimas, a la lucha histórica de los organismos de derechos humanos y a las políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia”, advirtieron Abuelas de Plaza de Mayo y la Secretaría de Derechos Humanos. “Son expresiones propias de quienes odian, de quienes sueñan reconstruir un pasado que dejamos definitivamente atrás”, señaló Martín Sabbatella, ex intendente de Morón y fundador de la Casa. Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti, destacó que “los nostálgicos de la dictadura constituyen un sector más que minoritario pero su reaparición debe ser un estímulo para afirmar la decisión de seguir avanzando con los juicios a los responsables del terrorismo y las demás políticas en defensa de los derechos humanos”.

“Estamos muy preocupados y dolidos. Ya se están tomando las acciones legales”, dijo el intendente de Morón, Lucas Ghi, que denunció el hecho en la fiscalía 7. Su sucesor electo Ramiro Tagliaferro, esposo de la futura gobernadora María Eugenia Vidal, repudió “el acto de vandalismo” sobre un “lugar sagrado para la democracia” y consideró que “este tipo de hechos son consecuencia de los mismos rencores y odios que tan mal le hicieron a la Argentina”. “Vamos a solicitar al gobierno municipal que presente las imágenes de las cámaras de seguridad para esclarecer la situación”, escribió. Desde el macrismo también se pronunció Hernán Lombardi. “El Nunca Más nos une a todos los argentinos de bien. Vandalizar la Mansión Seré es un acto de cobardes”, sostuvo el ministro de cultura porteño.

“Es la primera vez desde que recuperamos ese espacio que se produce una agresión de estas características”, explicó Sabbatella. El Espacio Mansión Seré y la Casa donde funciona la Dirección de Derechos Humanos de Morón están protegidos por la ley 26.691, que garantiza la preservación de los Sitios de Memoria, y fue declarado Lugar Histórico Nacional por la presidenta Cristina Kirchner. Esa doble protección hace del episodio no sólo un ataque a la memoria sino un delito contra la preservación del patrimonio histórico y cultural de los argentinos, recordó la secretaría. “La Casa de la Memoria no es de un gobierno ni de un sector político; es patrimonio de toda la comunidad de Morón” y “su profanación es una agresión al conjunto del pueblo de Morón y un insulto a los familiares y víctimas de la horrenda represión militar”, destacó Sabbatella, que inauguró la Casa en 2000, cuando era intendente. “Es un ataque a la decisión de todo el pueblo de Morón de vivir en democracia y construir su futuro en paz desde el recuerdo y la reflexión colectiva acerca de lo que nos pasó y de aquello que decidimos que nunca más nos pase”, señaló.

En el Espacio que funciona en la ex ESMA las amenazas ya no sorprenden: en lo que va de 2015 se produjeron más de veinte. Las de ayer fueron telefónicas y en tono amenazante. “Recibimos dos llamados. En uno nos decían que había bombas en el Centro Cultural Haroldo Conti y en el Archivo Nacional de la Memoria; en el otro directamente que había en todo el predio de la ex ESMA”, contó Paula Maroni, representante de la Secretaría en el Ente Público Espacio Memoria. “Estas acciones que pertenecen a un grupo minoritario pretenden infundir miedo a la sociedad debido al avance de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Estas políticas públicas, que hacen a la memoria histórica de nuestro país, son patrimonio de todos los argentinos y llegaron para quedarse”, expresó. El ex predio de la Armada tiene 34 edificios por donde pasan cada día miles de personas, entre personal y visitas. “Es un territorio que invita a la sociedad a pensar su historia, su presente y su futuro. Por eso esperamos que se haga justicia y hoy más que nunca convocamos a todos a ratificar el compromiso con las políticas de Memoria, Verdad y Justicia”, destacó.

“Estas acciones intimidatorias no nos asustan ni paralizan. Por el contrario, nos marcan que nuestro trabajo va hacia la dirección correcta pero que aún queda mucho por hacer”, destacó Abuelas. “Atacar a estos sitios, símbolos de nuestra democracia, es un ataque a las políticas que garantizan el Nunca Más a las violaciones a los derechos humanos”, concluyó. “Desde el CELS rechazamos y vemos con preocupación este ataque –señaló el organismo antes de que se conocieran las amenazas en la ex ESMA– y acompañamos a las organizaciones, docentes y demás trabajadores que realizan una tareas social sostenida en ese sitio de la memoria”, en referencia a la Casa de Morón. La diputada Diana Conti, del Frente para la Victoria, presentó un proyecto de resolución en ambas cámaras para manifestar “repudio y preocupación” por la pintada en Castelar.

Jozami recordó que la pintada y las amenazas se produjeron luego del “agravio gravísimo” de Marcos Aguinis, referente intelectual de Cambiemos, calificara como “mujeres despreciables” a Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini. “Una y otra son manifestaciones de intolerancia e injuria al Movimiento de Derechos Humanos y tienen la finalidad de debilitar las prácticas de Memoria, Verdad y Justicia, preparando las condiciones para abandonar las políticas iniciadas en 2003”, destacó el director del Conti. “Todos debemos sentirnos convocados para impedir este y cualquier otro avance de quienes agreden la memoria y el presente de los argentinos”.