EL PAíS
El Gobierno pide explicaciones por las armas nucleares británicas
Las habían traído los barcos ingleses durante la guerra de Malvinas. El Reino Unido dijo que no pensaban usarlas. El Gobierno dijo que el episodio “reviste suma gravedad”.
El Gobierno solicitó formalmente ayer a Gran Bretaña “explicaciones” por la presencia de armas nucleares en los barcos de ese país que intervinieron en la Guerra de Malvinas. “El episodio ahora reconocido por el gobierno británico reviste suma gravedad”, advirtió la Cancillería, que con ese objetivo citó al embajador del Reino Unido en Buenos Aires, Robin Cristopher. También calificó como “inaceptable que se lo pretenda justificar por razones logísticas” y reivindicó la soberanía argentina sobre las islas, además de reiterar que los británicos deben cumplir “con su obligación internacional” de reanudar las negociaciones diplomáticas. Las consecuencias que podrían tener la posible presencia de material atómico en el Atlántico Sur también es analizado en Defensa por militares y especialistas en el tema.
Si bien siempre se dijo que los británicos habían venido pertrechados con armas nucleares a la Guerra de Malvinas, el propio gobierno de Gran Bretaña admitió ahora que así fue y eso dio lugar a la reacción de la Argentina, que desde hace años venía planteando ese tema ante diversos foros internacionales. Londres blanqueó lo que siempre había negado en un reporte titulado “Puntos sobre armamento nuclear en 1982” que entregó al Gobierno argentino.
En ese informe se explica que entonces era habitual que sus buques portaran esa clase de armas y que en el apuro por enviarlos al Atlántico Sur no fueron retiradas. Si bien los británicos afirmaron que no fueron usadas y que nunca estuvo en sus planes utilizarlas, incluyeron en su reporte un dato que causó preocupación en la Casa Rosada: que algunos de los contenedores del armamento resultó dañado durante el conflicto. Una duda que sigue vigente, por más que el Reino Unido asegure que todas las armas de esa clase regresaron intactas, es que alguna haya quedado en los barcos que fueron hundidos por la aviación argentina.
“Habrá que ver y tomar los recaudos que esto merece, sobre todo ante la posibilidad de que pueda haber algún material nuclear en el fondo del mar”, declaró de hecho el ministro de Defensa, José Pampuro, uno de los hombres que Néstor Kirchner convocó para analizar el caso, apenas la Cancillería lo puso al tanto de la información remitida por los británicos. El Presidente llamó también al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y resolvió ordenarle a la Cancillería que pidiera “explicaciones” del hecho.
“El Gobierno argentino está requiriendo del gobierno británico precisas y completas informaciones sobre los hechos revelados y reclama que asegure, en forma fehaciente, que no hay armas nucleares en ningún lugar del Atlántico Sur, ni en buques hundidos, ni en el lecho del mar ni bajo ninguna forma ni circunstancia”, explicó la Cancillería. A tal fin, el vicecanciller Jorge Taiana –el canciller Rafael Bielsa está regresando de China– convocó a Christopher.
El embajador británico no concurrió a la cita porque también está de viaje. Sí lo hizo, en cambio, quien lo secunda en la representación diplomática de Gran Bretaña en Buenos Aires, Catherine Rogle, y se llevó la correspondiente nota dirigida a la cancillería británica en la que se pide que se aclare el episodio.
La lectura que se realizó en Gobierno fue que en términos de la disputa por Malvinas el caso fortalece la posición argentina y debilita la británica, porque el hecho de haber traído armamento nuclear al Atlántico Sur no es una buena señal para la comunidad internacional.
La Cancillería recordó la “invariable política contraria a las armas nucleares, así como respecto de su uso y amenaza de uso” de la Argentina y subrayó que la actitud de los británicos “podría haber tenido tremendas consecuencias para los habitantes, los recursos naturales y el medio ambiente de la región”. También exhortó a Gran Bretaña a reanudar las negociaciones sobre la disputa de soberanía, como lo indican “numerosas y reiteradas resoluciones y declaraciones pertinentes de las Naciones Unidasy de la OEA. Ello será la mejor garantía de que lamentables episodios como el ahora reconocido jamás volverán a producirse”.