Sábado, 27 de febrero de 2016 | Hoy
EL PAíS › LA JUEZA FABIANA PALMAGHINI PIDIO ASISTENCIA A LA AFI
El fiscal fallecido tenía dos cuentas de mail conocidas y una que fue revelada la semana pasada. Se pidió colaboración a las empresas en Estados Unidos para conocer el contenido, pero no hubo repuesta.
Por Irina Hauser
Después de una sucesión de intentos fallidos para que las oficinas centrales de Microsoft, Yahoo y Hotmail en Estados Unidos abran las cuentas de correo electrónico que manejaba Alberto Nisman, para poder analizar su contenido, la jueza Fabiana Palmaghini resolvió acortar camino y pedirle asistencia a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para acceder a los e-mails. Hasta ahora se conocía que el fiscal usaba dos direcciones: la habitual, para casi todas sus actividades, era [email protected], y poco tiempo antes de su muerte recurrió a otra, [email protected], a la que le daba un uso más esporádico y que había dado como contacto al Banco Merril Lynch, donde tenía una controvertida cuenta bancaria. La semana pasada declaró como testigo el ex agente de Inteligencia Carlos “Moro” Rodríguez, quien presentó a Nisman y Diego Lagomarsino, y aportó una tercera casilla de e-mail “no oficial” que es una novedad absoluta en la investigación, y cuyo análisis también fue requerido. Cuando Fein pidió esta medida por primera vez tenía el objetivo de saber si en los mails enviados y recibidos podía haber información sobre su situación.
Palmaghini, desde mediados de diciembre al mando de la investigación, es partidaria de agotar todas las medidas que estén a su alcance y no dejar ningún cabo suelto que nadie pueda reprochar o cuestionar el día de mañana. La realidad es que, excepto por algunos intercambios de WhatsApp y mensajes de texto aportados por testigos, no se conoce el contenido de las comunicaciones del fiscal fallecido. Están borradas tanto de su computadora como de su teléfono celular. Lo que no está claro es quién ni con qué mecanismo barrió todo eso. Tampoco está descartado incluso que haya sido el propio Nisman, ya que al menos en su notebook tenía la costumbre de pasar programas de limpieza y algunos conocimientos de informática, que había estudiado.
Los pedidos de colaboración a Estados Unidos en las investigaciones penales son por lo general un callejón sin salida. En este caso, para poder acceder al contenido de los e-mails primero se hizo el camino a través de las empresas de Internet. Lo que sucede es que para el envío de cualquier información interviene el departamento de Justicia norteamericano y va poniendo requisitos. Por ejemplo, requirió algunos datos, como si la cuenta de Yahoo había sido creada por el propio Nisman y si estaba relacionada con su trabajo en la Unidad Fiscal AMIA, la de investigación del atentado que dirigía Nisman. Algunos datos fueron enviados pero el gobierno estadounidense no responde y la jueza y la fiscal a esta altura tampoco esperan que facilite el trámite, después de haber pedido colaboración especial a través de la embajada.
Palmaghini envió un oficio a la AFI, que dirige Gustavo Arribas, para pedir que el organismo obtenga el contenido de los mails de Nisman, de tres casillas distintas que responde a servidores estadounidenses. Ahora hay que ver si la central de inteligencia accede a hacer el trabajo, que implicaría una irrupción en la privacidad.
El correo electrónico que mencionó Moro Rodríguez hasta ahora no se conocía referencia alguna. El ex espía contó que conoció a Nisman cuando coincidieron trabajando en los tribunales de Morón, que sus hijas mayores iban a la misma escuela y las familias se juntaban cada tanto, aunque ellos también lo hacían solos. En 2013 Rodríguez se fue a vivir a Mallorca. Antes relató que Nisman le contó que estaba haciendo una investigación y que haría una denuncia que implicaba al ex canciller Héctor Timerman y al dirigente Luis D’Elía. También explicó que tenía “una casilla de correo oficial y tenía otra que no era oficial”. La informal era: [email protected]. Es la primera vez que aparece en el expediente. Otro de los datos que agregó es que Lagomarsino trabajaba para su hermano, dueño de una playa de estacionamiento, y que se lo terminó recomendando a Nisman “para que le atendiera sus cuestiones personales”, como para “que no tuviera que depender ni de la Side ni de nadie”. Al informático, quien le hizo consultas sobre armas, le enseñó a tirar. Ante las preguntas en su declaración, confirmó que cree que a Nisman lo mataron, y que Lagomarsino “no es un killer”. A Antonio Horacio Stiuso no lo conocía, dijo, pero sabe que Nisman lo “admiraba” y decía que lo cuidaba, por lo tanto cuando fue desplazado de la AFI, “se debe haber sentido desprotegido”. Stiuso, en teoría, vuelve a declarar el lunes como testigo, después de haberse ido del país.
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